Exposiciones en Italia y España como reflejo de una crisis

Autor del artículo: Aurora Ferrini

Fecha de publicación del artículo: 30/11/2022

Año de la publicación: 2022

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En este artículo se analiza una muestra de exposiciones temporales que exploran los efectos de un contexto geopolítico marcado por las migraciones forzadas en dos orillas del norte del Mediterráneo histórica y culturalmente vinculadas: España e Italia ¿Cómo vemos a las personas migrantes? ¿Cuál es la función de la práctica artística y curatorial en su representación? ¿Puede ser una herramienta para la lucha contra la xenofobia, el racismo y la islamofobia? ¿Hasta qué punto han influido estas migraciones en nuestro modo de exponer?[1]

Un viaje histórico a través de las imágenes

La llegada masiva de miles de migrantes a las costas del norte del Mediterráneo en los últimos cuarenta años ha tenido una gran repercusión en la sociedad, la cual, al enfrentarse a la otredad, ha generado una serie de visiones e imágenes que condicionan nuestro modo de relacionarnos con el mundo y con el arte. Comisarios, artistas e instituciones se han encargado de recoger estas imágenes y sus procesos de creación para ofrecérselas al público y así poder desgranarlos, diseccionarlos, a través del lenguaje artístico, dando respuesta, de ese modo, a sus demandas e inquietudes. La fugacidad de estos eventos los hace particularmente susceptibles a los cambios. Con el fin de analizarlos, este artículo realiza una apreciación de este desarrollo curatorial con una perspectiva temporal e histórica.

Rogelio López Cuenca, Untitled (Maidenform/ Hermes) y Naturaleza muerta, 2001.

El detonante del éxodo

El siglo XX fue un siglo en el que, gracias a los avances de la tecnología y al desarrollo humano, la movilidad alcanzó unas dimensiones y una rapidez hasta entonces nunca vistas, lo que, junto con la globalización, ha contribuido a que “cualquier país pueda constituir un destino potencial para los emigrantes” (Domínguez Mújica y Dirk Godenau 2010, 59-122). Pero ¿qué es lo que lleva a las personas a abandonar sus países de origen? La guerra, el hambre, la pobreza, la inseguridad o la falta de expectativas de futuro sumados a la amenaza del cambio climático son algunas de las razones. Este es un proceso en el que Europa tampoco ha permanecido ajena.

España e Italia, ambas situadas en los confines del sur de Europa, han constituido dos de los territorios más sensibles a los cambios políticos y culturales dada su posición geográfica estratégica respecto al control migratorio, sobre todo a partir de los años noventa. Estamos ante dos países histórica y culturalmente vinculados, en gran medida, por las aguas que bañan sus costas: las del Mar Mediterráneo.

El fin de la Guerra Fría y la caída de la Unión Soviética (1991) provocaron una situación de inestabilidad en todo el mundo, especialmente, en aquellos países que habían permanecido bajo el gobierno soviético. Muchos se vieron forzados a abandonar sus países y otros encontraron en el mar la única vía de escape.

Matug Amorawi, Esperando en la otra orilla, 2008, acuarela. 29×42 cm, Granada.

Historia, arte y temporalidad

Mientras que en 1991 la situación en Italia ya fue descrita como “un caos en el Mediterráneo” (The Economist, 14 de mayo de 2009), en España se produjo un desplazamiento de las fronteras externas y un control de entrada de los considerados “extracomunitarios”, resultado de los acuerdos Schengen firmados en 1985. A partir del año 1998, España comenzó a atraer grandes cantidades de inmigración, al menos hasta la crisis de 2008. Por otro lado, la prensa italiana, y no solo la prensa, desde el inicio de la década de los 90, empezó a recoger y plasmar la desesperación del llamado “tercer mundo”, un mundo que no ofrecía ninguna oportunidad. La esperanza se materializaba en el viaje, cuyo mayor exponente eran las grandes barcazas llegadas a las costas europeas. En este contexto encontramos los primeros abordajes curatoriales realizados en ambos países.

La multiplicación de eventos expositivos e instituciones dedicadas a la organización de exposiciones temporales ponen de manifiesto la inquietud por parte del público de abrir la práctica curatorial a nuevas realidades que trascienden lo occidental.

La primera de ellas fue la Biennale XLV (1993, Venecia), comisariada por Achille Bonito Oliva, y cuya nueva edición se inauguró con el nombre de Punti Cardinali dell’arte. La exposición incidía en la importancia de los valores de la coexistencia y la diferencia. De manera novedosa, apareció la idea del “viaje” asociado a los “otros” como una herramienta y fuerza renovadora en el arte. Como era usual, se incluyeron exposiciones autónomas, como la de Passaggio a Oriente, donde se examinaban las relaciones entre Occidente y Oriente. No sería hasta casi treinta años más tarde que la Biennale de Venecia organizara una exposición, Rothko in Lampedusa, centrada en ese “viaje”, más concretamente en el valor de los refugiados.

Adrian Paci, Centro di Permanenza Temporanea, 2007, video, color, y sonido. Valencia.

España llegó de la mano de las comisarias Mar Villaespesa y Corinne Diserens, en el espacio del Estrecho de Gibraltar. El propio proceso artístico del proyecto interdisciplinar de arte público, Almadraba (1997-1998), actuó no como un medio, sino como modo de aproximarse a las distintas cuestiones geopolíticas como producto en sí mismo: “un grupo de artistas plásticos que indagan en los “espacios de conflictos” […]; claman por permeabilizar el espacio límite de la frontera y se resisten a las cartografías oficiales haciendo el Estrecho un espacio osmótico” (Romero,G. Romero).

Y es que Oriente, entendido como una cultura «exótica» extensible al norte de África, pasó a formar parte de la economía cultural como un bien de consumo sometido a las hegemonías occidentales. Esto ha dado lugar a una serie de nuevas jerarquías estéticas en las que lo periférico queda atrapado, anquilosando elementos propios del colonialismo. Frente a ello, el museo necesita salir de los lugares canónicos para confrontarse, directamente y de manera creativa, con el espacio para la inauguración de un nuevo “museo-mundo” (Ianicello e Quadraro 2015, 93-94).

Surgieron proyectos como El Paraíso es de los extraños (iniciado en 1999/2000), llevado a cabo por el artista Rogelio López Cuenca: una exposición individual que realiza un recorrido histórico, incidiendo en la representación de los musulmanes en el Occidente europeo.

Durante esta década, otro acontecimiento marcó, definitivamente, nuestra visión y consecuente representación de los «Otros»: los atentados del 11 de septiembre de 2001. Es este momento empezó a adquirir gran atención el fundamentalismo islámico, generando una narrativa/sentimiento islamófobo. En el territorio español, la situación fue y ha sido alga más compleja puesto que, además, se le unió la carga simbólica fruto del fenómeno histórico de la “Reconquista”: un discurso que ahonda en el sometimiento de las poblaciones “invasoras” musulmanas, principalmente del Magreb, por parte de los cristianos “españoles”.

En esta línea surgieron proyectos como El Paraíso es de los extraños (iniciado en 1999/2000), llevado a cabo por el artista Rogelio López Cuenca: una exposición individual que realiza un recorrido histórico, incidiendo en la representación de los musulmanes en el Occidente europeo, a partir de las miradas que determinan el modo en que representamos a los “extraños” con el objetivo de revertir estos estereotipos. Según Joaquín Barriendos Rodríguez, investigador e historiador del arte especializado en arte contemporáneo y global studies, la dimensión simbólica de los sujetos en movimiento tiene que ver “con los procesos y los contextos geopolíticos en los que se negocian política y culturalmente nuevas subjetividades” (2007, 160). Estas codificaciones se producen mediante la coexistencia y relación entre distintas identidades próximas.

Manifesto di 45. Esposizione Internazionale d’Arte, 1993. Venezia.

Entre los años 2013 y 2014 se produjo una recuperación de los ritmos migratorios, tras los procesos revolucionarios de corte democrático iniciados en el norte de África y Oriente Medio, que condujeron a cambios de régimen en Túnez y Egipto y a conflictos civiles en Libia y Siria. Aunque, si revisamos los datos, vemos que, entre 2014 y 2016, llegaron a las costas meridionales italianas alrededor de medio millón de migrantes, la mayoría procedentes de países como Nigeria, Eritrea o Somalia, mientras que en España continuaban siendo de mayoría magrebí o subsahariana.

Actualmente, tanto las migraciones económicas como forzadas no han cesado y nuevos conflictos han cobrado protagonismo. Se cuentan en más de un millón los refugiados (2017) y migrantes llegados a las costas europeas frutos de los últimos acontecimientos, sobre todo asociados a la Guerra Siria y otros. Según ACNUR, el total son ya 21,3 millones los refugiados forzados (2016), de los cuales el 54% corresponden a sirios, afganos y somalíes. A pesar de estos datos, no ha sido hasta el 10 de junio de 2022 que se ha alcanzado un “pacto migratorio” lanzado por la Comisión Europea, el cual llevaba casi dos años estancado.

La exposición Odisseo, arriving alone expuso una realidad que, hasta entonces, no había sido tratada: los menores no acompañados. Niños y adolescentes tuvieron la oportunidad de relatar desde una perspectiva personal su propia odisea, a través de dibujos y retratos.

Durante esta prolífica última década han sido presentados, entre muchos otros, proyectos como Homenaje a los desaparecidos (2012), a cargo del pintor libanés, Matug Aborawi, quien, a través de sus acuarelas, se ha encargado de retratar la inmigración subsahariana a su llegada a las costas españolas, una forma de denuncia de una realidad dramática. En el año 2016, el Instituto Valenciano de Arte Moderno celebraba la exposición colectiva titulada Entre el mito y el espanto. El Mediterráneo como conflicto, donde, a través de obras y artistas de distintas nacionalidades, analizaba el profundo cambio en la visión y la percepción del Mediterráneo desde el s. XIX. Ese mismo año, en Italia, la exposición Odisseo, arriving alone expuso una realidad que, hasta entonces, no había sido tratada: los menores no acompañados. Niños y adolescentes tuvieron la oportunidad de relatar desde una perspectiva personal su propia odisea, a través de dibujos y retratos. En el año 2018 se celebró en el MUDEC (Museo delle Culture di Milano) una exposición colectiva titulada Homes. Syrian stories through artists’eyes que pretende actuar a modo de altavoz para dar voz y forma a la cultura siria más allá de sus fronteras.

Obra coral de los jóvenes migrantes no acompañados del proyecto Odisseo arriving alone, 2016.

Conclusiones

La multiplicación de eventos expositivos e instituciones dedicadas a la organización de exposiciones temporales ponen de manifiesto la inquietud por parte del público de abrir la práctica curatorial a nuevas realidades que trascienden lo occidental, para insertarse en nuevas tendencias globalizadas desde distintas perspectivas: intercultural, histórica, interseccional, de denuncia… Pero no podemos olvidar que nos encontramos en un contexto occidental, blanco y privilegiado. Por ello, los intentos curatoriales desarrollados desde la iniciativa occidental, a no ser que busquen la autocrítica y la profundización sobre la propia confrontación con la alteridad, culturalmente están condenados a caer en convencionalismos racistas y xenófobos. Encontramos que el valor de las obras no occidentales se establece, en un principio, sobre la base de nuestros propios estereotipos, lo que las convierte en un mero escaparate colonial.

El arte y las exposiciones temporales se muestran como el espacio idóneo para adoptar los continuos cambios y adaptarse a las demandas y las preocupaciones del público. Además, los mecanismos de representación, puestos en marcha durante la organización de un evento expositivo de estas características, permiten, a través del arte y la práctica artística, la disección de nuestras propias experiencias en contraposición con el Otro, pero sobre todo con nosotros mismos; tal vez, con el deseo de que el futuro sea más amable con aquellos que se hacen a la mar con el fin de alcanzar las costas europeas en esa búsqueda incesante de la “prosperidad”.

Bibliografía

Aborawi, Matug, comis. Homenaje a los desaparecidos. Granada: Legraf, 2014, catálogo de exposición.

Barriendos, Joaquín. «El arte global y las políticas de la movilidad. Deslazamientos (trans)culturales en el sistema internacional del arte contemporáneo». LiminaR. Estudios sociales y humanísticos, Vol. V, nº. 1 (2007): 159-182.

Cortés, José Miguel, comis.Entre el mito y el espanto. El Mediterráneo como conflicto.Valencia: IVAM, dossier de la exposición, 2016.

Domínguez Mujica, Josefina y Dirk Godenau. «Las migraciones internacionales en el siglo XXI». En Migraciones laborales. Acción de la OIT y política europea, editado por  Margarita IsabelRamos Quintana, 59-122. Albacete: Bomarzo, 2010.

Gaetano Cipolla, comis. Odisseo arriving alone. Palermo: Palermo University Press, 2018.

Ianniciello, Celeste e Michaela Quadraro. Memorie transculturali. Estetica contemporanea e critica postcoloniale. Napoli: Università degli studi di Napoli, 2015.

López Cuenca, Rogelio y Antoni Muntadas. El Paraíso es de los extraños : [Exposición]. Málaga: Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2003.

Romero, Pedro G. «Almadraba». Acceso el 29 de mayo de 2022. http://www.fxysudoble.org/almadraba.html

The Economist. «A mes in the Mediterranean». The Economist, 14 de mayo de 2009, acceso el 6 de junio de 2022, https://www.economist.com/europe/2009/05/14/a-mess-in-the-mediterranean

[1] Artículo basado en el Trabajo de Fin de Grado del grado de Historia del Arte, Universidad Autónoma de Madrid (curso 2021/2022) de Aurora Ferrini, gestora de proyectos en la Fundación de cultura islámica.