En estos días de “encierro” por un bien común, nuestro compañero Daniel Gil-Benumeya, Coordinador Científico de nuestro Centro de Estudios Sobre el Madrid Islámico (CEMI), nos propone un ameno y particular paseo por la ciudad que tanto estamos echando de menos estos días.
¿Nos acompañáis en esta visita guiada por los planos más antiguos de Madrid? Estos son el de Mancelli, de 1622, y el de Texeira, de 1656. Antonio Mancelli fue un cartógrafo, iluminador, pintor y comerciante italiano al servicio de Felipe IV de España. A él se le atribuye el primer plano conocido de Madrid. Por su parte, Don Pedro Teixeira Albernaz fue un cartógrafo portugués al servicio del mismo monarca español. Su obra más famosa es la Mantua Carpetatorum sive Matritum Urbs Regia, más conocido como “el Plano de Teixeira”, y este, especialmente, es un prodigio de detalles, así que vamos a comenzar con él.
El plano de Texeira empieza con la leyenda en latín «Mantua de los Carpetanos o Matritum, ciudad regia». Esos nombres de resonancias clásicas muestran el empeño de los Austrias por buscarle a Madrid un origen antiguo, acorde con las ínfulas de una capital imperial.
Sin embargo, el origen de Madrid, como ya sabemos, es andalusí. De hecho, en 1656 todavía seguía en pie la puerta de la Vega, un lienzo de muralla y la iglesia de Santa María (marcada con la letra A en el mapa), antigua mezquita mayor, orientada hacia el sureste, es decir, hacia la Meca.
Al sur, estaba el antiguo barrio de la Morería Vieja, donde se agrupaba la población musulmana, que en el Madrid medieval cristiano era minoritaria. Observamos un buen lienzo de la muralla cristiana y la fuente de los Caños Viejos (señalada en el mapa con el número 60), que en otro tiempo pudo haber abastecido la casa de baños y la mezquita.
Cambiemos ahora a la versión de la ciudad de Mancelli, que como podemos observar a primera vista, es menos detallada. El nombre de la calle superior oscilaba entre «Segovia», «la Puente» y «la Puente Segoviana». En origen había sido un arroyo y en tiempos de medievales se llamaba «El Pozacho», y con el número 33 está señalado el lugar en el que se encontraba la fuente.
Si nos dirigimos al este, nos adentraríamos en el barrio de las Cavas, localizado entre las parroquias de San Andrés y San Pedro. Se ve que conservaba también un buen lienzo de la muralla cristiana. Cabe mencionar que esta zona tuvo una importante población morisca en los siglos XVI y XVII.
En este punto de la muralla había estado la Puerta de Moros (señalada en la imagen con el número 28), así llamada precisamente por su cercanía a la Morería Vieja y al cementerio islámico. La puerta desapareció a principios del XV y fue reconstruida en el siglo XVI, pero en la época de los planos ya había sido derribada.
El cementerio islámico es el más antiguo conocido en la Villa de Madrid. Se encontraba en la zona de la plaza de la Cebada y Humilladero y desapareció en 1502, cuando se prohibió la práctica del islam. Por desgracia, a mediados del siglo XVI ya estaba urbanizado. La calle Sierpe atraviesa lo que en otro tiempo fue el camposanto. Si miráis la siguiente imagen con atención, encontraréis la calle Ruda. Sobre esta calle sobrevuela una sospecha no respaldada científicamente. ¿Podría tener que ver con el árabe Rawda, que es una de las formas de decir cementerio? Allah ya’lam.
Al norte de la Cebada estaba el convento de Nuestra Señora de la Concepción de la Latina, una obra gótica realizada por un alarife musulmán. El Maestre Haçan fue el encargado de su construcción, y como curiosidad os contamos que en 1502 se bautizó con el nombre de Gonzalo Fernández. Los Libros de Acuerdos del Concejo de Madrid cuentan que también fueron alarifes musulmanes los que edificaron las primeras casas del Rastro, bastante cerca de donde nos encontramos. Esto era muy común, ya que multitud de obras públicas tardomedievales fueron encargadas a alarifes musulmanes.
Vamos a acabar el paseo, de momento, en la Morería Nueva. Este fue un barrio menos definido y construido en el siglo XV por los musulmanes que tenían tiendas en la plaza del Arrabal, que después fue llamada Plaza Mayor.