Las obras de Yazid Kheloufi muestran una aproximación a la escritura como forma de creación, a través de la caligrafía y su composición con el fondo, en un diálogo constante entre el mundo material y el yo interior espiritual. Su obra refleja el vínculo entre el conocimiento humano y la meditación originada en la Revelación, que conduce a la introspección individual.
Su obra, que toma la arcilla como elemento esencial, mantiene un fuerte componente filosófico, que bebe de la filosofía iluminativa del pensador persa Chihab eddine al Suhrawardi (1191-1155), y de filósofos como Ibn-Arabi (1165-1240), al-Bruni (973-1048) o Abou Hayen El-Tawhidi (923-1023). Este último tiene una especial relevancia, puesto que conforma los textos de una gran parte de las obras de Kheloufi, como son Mihrab, Dialogue o J’écris donc j’existe, entre otras. Khelouzi se presenta, así, como un recopilador de historias, vivencias y pensamiento, que utiliza para construir su propia reflexión en torno a la función de lo espiritual en la existencia humana.
Con este propósito, y apoyándose en el amplio repertorio sufí y en el patrimonio visual andalusí, resalta el poder del alfabeto árabe para reflexionar sobre las diferentes etapas de la existencia humana. La escritura árabe es entendida, así, como algo flexible, “nómada”, que le permite interactuar con el fondo y superponer sus mensajes, adoptando distintas orientaciones (de derecha a izquierda, de arriba a abajo), tamaños, colores y formatos (caligrafía concéntrica, en espiral, etc.). Todo ello manteniendo la predominancia de lo espiritual, de forma que estética e interioridad interactúan entre sí. Como afirma el autor en una de sus obras, tomando una cita del filósofo al-Bruni: “No creáis que percibiréis el misterio de las letras a través de la lógica. ¡Sólo lo haréis a través de la Visión y el favor divino!”.
“Las ‘voces’ del hombre en la tierra, eso es lo que son las obras de Yazid Kheloufi.”
Es necesario espiritualizar el mundo
Además de estas obras de base filosófica, destacan otras como Tahrir Square, un homenaje a los primeros mártires que servirían de desencadenante para el estallido de la Primavera Árabe: Mohammed Bouazizi y Khaled Said. En la forma de tríptico, esta obra se compone de los distintos eslóganes empleados por la población tunecina y egipcia, que condujeron a la caída de los presidentes Ben Ali y Mubarak.
Como declaró Georges A.Bertrand, fotógrafo e historiador de arte, al estudiar la obra de Kheloufi: “Las ‘voces’ del hombre en la tierra, eso es lo que son las obras de Yazid Kheloufi”.
Yazid Kheloufi nació en Hamam Boughrara, Argelia, en 1963. Fascinado desde joven por el arte de la caligrafía, ha realizado exposiciones individuales en Argelia (Orán, Argel y Bugía) y Francia (París, Nanterre) y participado en exposiciones colectivas en Turquía, Grecia, Argelia, Francia y Hungría.