Pañuelos en la cabeza y velo en los ojos

Autor del artículo: Abdul Haqq Salaberria

Fecha de publicación del artículo: 30/06/2008

Año de la publicación: 2008

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Cada vez son más las musulmanas y musulmanes que estamos en contra del velo. Pero no el que se ponen en la cabeza voluntariamente las mujeres, que no vela nada sino todo lo contrario, hace explícita una forma de vida, sino el que pretenden obligarnos a ponernos delante de nuestro ojos a todos los ciudadanos para velarnos la realidad de lo que debatimos. Discutir sobre un trozo de tela es desviar la atención sobre el verdadero debate. Es hacer exactamente lo mismo que se critica a regímenes islamistas cuando se rayan con la cuestión de la vestimenta de sus mujeres.

Nunca fue un tema de gran interés para los musulmanes cuando estaban organizados políticamente bajo la forma genuina de Califato. Si examinamos la jurisprudencia clásica, el capítulo destinado a cuestiones de vestimenta tiene mucho menor rango que el dedicado a la alimentación, o a aspectos relacionados con la limpieza. Lo que realmente preocupaba, como preocupa a cualquier sociedad, era el mantenimiento de unas prácticas comerciales justas, la persecución de la usura como indicio de corrupción social, y unas prácticas religiosas sociales ejemplares, así como la recaudación de los impuestos sin saltarse las limitaciones establecidas por la Sharia. El justo equilibrio entre el orden social y la libertad individual era el meollo de la cuestión de aquella sociedad, como lo es de la nuestra.

Si examinamos la jurisprudencia clásica, el capítulo destinado a cuestiones de vestimenta tiene mucho menor rango que el dedicado a la alimentación, o a aspectos relacionados con la limpieza.

El debate de fondo que todos quieren evitar inventándose falsos debates es el de decidir quién valoriza y en base a qué legitimidad lo hace.

Sentido común

El debate de la vestimenta es falso, no porque lo digamos los musulmanes; lo dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Constitución, y el sentido común. Todo el mundo puede vestir como le dé la gana, con pocas excepciones: vestir de agente de la autoridad sin serlo puede crear problemas de orden público; ir exhibiendo la militancia nudista por la mitad de la vía pública ofende al buen gusto, según está consensuado… Pero fuera de estas pocas excepciones estamos acostumbrados a ver de todo por la calle.

Si yo defendiera que las monjas deberían desprenderse de sus hábitos porque éstos representan una manifiesta carga represiva contra la mujer en el seno del catolicismo, me dirían, con razón, que estoy meando fuera del tiesto. Habrá monjas que llevarán los hábitos por rutina. Otras, la mayoría, se los pondrán con un orgullo especial en una época difícil para profesar la fe de forma tan exigente y manifiesta. Puede que haya monjas que se los pongan por imperativo legal de su orden, aunque bien les gustaría ir algo más frescas por la vida. Los votos son voluntarios. Evidentemente, si no lo fueran, deberían denunciarse.

El debate de la vestimenta es falso, no porque lo digamos los musulmanes; lo dice la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Constitución, y el sentido común.

Del mismo modo si una musulmana en España lleva pañuelo obligada por su marido, familia, jefes o jefas, puede denunciarlo ella o podemos denunciarlo el resto de los ciudadanos. Por lo demás, si no hay coacción, puede ir enfundada en un burka. Eso sí, no sería lógico que pretendiera aspirar a superar las pruebas de selección de personal de Iberia, ni que denunciara a la compañía por discriminación. En este caso, la que discriminaría sería ella: entre pasar desapercibida o vestirse a su antojo. El mismo derecho que tiene ella para vestir como le venga en gana tendría Iberia para poner los criterios de selección que le convengan, siempre que no discriminen por razón de sexo, raza, creencias, etc. Pero sí pueden discriminar por razones de vestimenta, incluso de talla o de edad. Legalmente es posible.

Los límites de la libertad individual

Zanjada pues esa cuestión básica sobre los límites de la libertad individual como está por nuestras normas ¿por qué debatir una y otra vez sobre el pañuelo, mal llamado velo, de las musulmanas? Algo huele a chamusquina, que decíamos cuando éramos críos. A ver, ¿no será que lo que se está debatiendo aquí es otra cosa? Yo creo que sí. Lo que molesta no es una prenda de vestir. Lo que molesta es que alguien, a estas alturas, siga diciendo que la religión es central en su vida. Ahí está clavo.

Lo sé porque a mí me choca lo mismo ver a un cura con sotana por la calle, y eso que me crié oliendo a naftalina de convento. En tiempos de Franco era normal, pero ahora, «¡Ojo, fundamentalista del Opus Dei a babor!». Si es franciscano la cosa cambiaba algo: «¡Mira, Obi Wan Kenobi!». La verdad es que cada vez se ven menos, pero estoy seguro de que según vayan viéndose más pañuelitos en las cabezas de las musulmanas se comenzarán a ver más alzacuellos, sotanas y escapularios. ¿Es eso peor que ver algunos tatuajes francamente imbéciles en miembros y miembras de nuestro vecindario? Al menos el pañuelo o la sotana no son ambiguos en su mensaje, pero otras expresiones sí lo son. ¿Qué debo interpretar cuando veo un cuello lleno de pinchos? ¿Cuidado con el ciudadano o ciudadana, que muerde? ¿Es la manifestación externa de una opción sexual? ¿Es sólo una elección estética? Supongo que habrá que preguntar antes.

Lo que molesta no es una prenda de vestir. Lo que molesta es que alguien, a estas alturas, siga diciendo que la religión es central en su vida. Ahí está clavo.

La sociedad laica se considera a sí misma en un estadio evolutivo avanzado y superior respecto a la sociedad confesional. Puede ser cierto si consideramos superada la religión como una imposición formal o como la institucionalización de lo espiritual. En este sentido, el laicismo debería ser la expresión de una espiritualidad genuina, libre de ataduras formales. No negaría la espiritualidad del ser humano sino la rigidez estructural religiosa. Pero eso es la teoría. En la práctica, el laicismo se ha transformado en otra religión, igualmente retórica y ritualizada, igualmente reaccionaria, igualmente proselitista, igualmente totalitaria.

Por abdul haqq salaberria (*)

Fuente: noticiasdegipuzkoa.com

* Delegado en Euskadi de la Fundación European Muslim Union

Fotografías: Moçab Saadi