La influencia morisca en Rabat y Salé en los siglos XVI y XVII

Autor del artículo: Aurora Ferrini Pernas

Fecha de publicación del artículo: 30/05/2023

Año de la publicación: 2023

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El pasado 18 de mayo la Fundación de Cultura Islámica fue invitada a participar en el congreso internacional titulado «Un mar de objetos, un mar de personas. Musulmanes y cristianos en el Mediterráneo de las edades media y moderna», con la ponencia «La influencia morisca en Rabat y Salé en los siglos XVI y XVII».

El Mediterráneo ha sido testigo durante siglos del movimiento de personas, ya sea por tierra, mar o aire. Los agentes han sido variados, así como su origen, religión, etnia, cultura… Precisamente, este congreso se ha enfocado en presentar y debatir los resultados de las investigaciones que han dedicado sus esfuerzos a estudiar esas manifestaciones materiales y el impacto de la alteridad en el imaginario colectivo, a través de distintos contextos religiosos.

«Festival del patrimonio andalusí de Rabat y Salé». El punto de partida

Anteriormente, en octubre de 2022, la Fundación de Cultura islámica (FUNCI) inauguró el «Festival del Patrimonio Andalusí de Rabat y Salé». Este festival nació de la necesidad de reivindicar y compartir el legado histórico y cultural que ha unido las dos orillas del río Buregreg, así como del Mediterráneo, durante siglos.

Marroquíes y andalusíes almorávides, almohades y meriníes formaron parte de un mismo universo y compartieron e intercambiaron sus rasgos culturales. Más tarde, llegaron los moriscos expulsados de España, que encarnaban en sí la mezcla entre las dos orillas del Mediterráneo. Esta herencia ha dejado una rastro innegable en todas las expresiones culturales de las dos ciudades que bordean el estuario del Buregreg: Rabat y Salé.

Durante el simposio celebrado en el Instituto Cervantes de Rabat, los especialistas de lo andalusí y lo morisco expusieron sus investigaciones y resaltaron la importancia de continuar investigando en este campo.  Como fundación dedicada al estudio y la puesta en valor de la herencia islámica en el Mediterráneo, se convino que la intervención en el congreso «Un mar de objetos, un mar de personas. Musulmanes y cristianos en el Mediterráneo de las edades media y moderna» compartiera las conclusiones del coloquio organizado en Rabat. El siguiente artículo recoge los puntos fundamentales de alguna de las ponencias de este evento, que guían el discurso adaptándose al marco del congreso.

La huida a Marruecos y la cuestión morisca en Rabat-Salé

El primer panel del coloquio dio comienzo con «Quelques réflexions sur un héritage en partage : l’héritage andalou au Maroc, d’hier à aujourd’hui», a cargo de la historiadora marroquí Leila Maziane (2022). Un punto de partida para la contextualización de la cuestión morisca en Rabat y Salé.

Embarcaciones corsarias, puerto de Salé, grabado, Bibliothèque Générale de Rabat.

Ella comenzaba recordándonos que los siglos XVI y XVII estuvieron marcados por el establecimiento en el Magreb de un importante contingente de migrantes originarios de la península ibérica, los cuales se contaban por miles. Comenzaron a llegar a las orillas del río Buregreg en el siglo XII, pero no fue sino hasta el siglo XVII que el extremo septentrional del estuario se transformó en refugio para estas familias.

La etapa mejor conocida es la inaugurada a partir del 1610, con el establecimiento en Salé de los pobladores procedentes de Hornachos, una localidad de Extremadura. «Su llegada coincidió con la ocupación española del puerto de Larache en 1610 y la toma de La Mamora en 1614, lo que concedió valor añadido al núcleo de Rabat-Salé, el único puerto marroquí en el norte de la costa atlántica» (García Arenal, 2013). Así, el estuario del Buregreg se convirtió en un importante núcleo corsario.

Un crisol de culturas: los moriscos como vehículo de un patrimonio heredado

En el siglo XI asistimos, con la llegada del poder almorávide, a una gran apertura del Magreb occidental a las influencias andalusíes. Los almorávides fueron los primeros introductores del arte arquitectural andalusí. Pero hizo falta esperar a la llegada de los almohades para ver la eclosión de un arte simbiótico marroquí-andalusí. A los almohades les sucedieron los meriníes. Fue la época del apogeo del arte andalusí en Marruecos. Estas relaciones no acabaron aquí. La llegada de los «andalusíes», o moriscos del siglo XVII, sirvió para reforzar el flujo, y las nuevas tendencias alcanzaron la zona.

«La calidad y la originalidad del patrimonio andalusí hicieron de Rabat y Salé una de las mayores claves para la comprensión de la herencia inestimable y todavía viva. Pero la herencia más importante que se conserva de la época de al-Ándalus es, seguramente, la herencia humana.» (Lakhdar, 2000).

Como bien expresa la escritora Virginia Luque en su libro El legado de al-Ándalus. La herencia andalusí y morisca en el Magreb (2017) ­:

«Andalusíes y moriscos dejaron un Rabat resurgido de sus ruinas ampliando y fortificando sus murallas, legando una toponimia que da nombre a calles, puertas o mezquitas en la medina.»

1. Mezquita almohade de Hassan II (Rabat); 2. Madraza meriní (Salé).

El puerto de Salé, un motor económico y cultural

Aunque el éxodo morisco del siglo XVII hizo célebre el nombre de Salé en todo el mundo, la época de esplendor se alcanzó con la dinastía meriní. Entonces, Salé se convirtió en el puerto principal del Reino de Fez y el almacén comercial más importante de la costa occidental; fue frecuentado por los comerciantes de todo el mundo cristiano. Aquí los mercaderes vendían piel, lana, tejidos, tapices, marfil, cera y miel; y compraban de los pisanos, los catalanes, los genoveses y los venecianos paños y objetos manufacturados.

Por otra parte, en Rabat y Salé, los moriscos introdujeron y desarrollaron una próspera agricultura y ganadería, implantando sistemas de irrigación mediante norias, además de una actividad artesanal propia. Estas ciudades fueron también vehículo de ciertos estilos renacentistas españoles, así como de motivos para bordados.

A medio camino entre los siglos XVI y XVII

Antes del establecimiento de los famosos hornacheros a la zona de Rabat-Salé, hubo otros moriscos viviendo en el mismo ámbito. A lo que la historiadora Mercedes García Arenal quería referirse, en su intervención «Moriscos en Marruecos polemistas contra el Cristianismo» (2022), es a que hubo personas cultivadas que desempeñaron funciones importantes como médicos o traductores, que contribuyeron al ambiente de la Corte de Marrakech y tuvieron una importante producción.

Grammatica Arabica, Thomas Erpenius, 1617.

Uno de estos casos es el de Ahmad b. Qasim al-Ḥaŷarī, también conocido como «Diego Bejarano». Algunos investigadores apuntan que pudo haber nacido, en torno al 1570, en la localidad de Hornachos (Villaverde Amieva, 2023; García Arenal, 2022). Su fama se debe, principalmente, a que es el autor de una obra importantísima llamada Libro del que apoya la religión contra los infieles (en la traducción española). En ella relata un viaje que realizó por Europa, principalmente, a Francia y a Holanda, con el encargo de recuperar unos bienes robados durante las expulsiones de moriscos en la península ibérica. El viaje tuvo también el fin de organizar salidas de estos moriscos y ayudarles a refugiarse en diversos países islámicos. A partir de 1608 al-Ḥaŷarī se trasladó a Salé donde ya estaba instalado un gran número de moriscos.

Sin embargo, al-Ḥaŷarī fue también influyente en Holanda por medio de sus contactos personales con el holandés Thomas Erpenius, el primer catedrático de árabe de Leiden al que ayudó en la tarea de escribir la primera gramática árabe en Europa, Grammatica Arabica. Esto pone de manifiesto la interesante influencia intelectual y la difusión de los conocimientos y documentos que alguno de estos moriscos, trabajando desde Marruecos,  lograron en Holanda y en Inglaterra. García Arenal (2022) cree que esta información nos da una visión sorprendente y complementaria, para ella muy interesante, de lo que fue el exilio morisco en Marruecos.

Esta información nos da una visión sorprendente y complementaria,  muy interesante, de lo que fue el exilio morisco en Marruecos.

Algunos casos representativos de la impronta morisca en la cultura material

En la Kasba de los Udayas podemos visitar un, recientemente, renovado museo, instalado en el pabellón principal que Mulay Ismaïl hizo construir al final del siglo XVII. En enero de 2023, el museo fue reabierto con el nombre de Musée national de la parure. La colección alberga objetos vinculados al adorno personal, como joyas amazighs o andalusíes o caftanes marroquíes.

Otro caso muy representativo del paso morisco por la zona es la alfombra rbati. Considerada como una de las más suntuosas alfombras de lana de Marruecos, las más antiguas de Rabat datan del siglo XVII. Se trata, probablemente, según Kamal Lakhdar (2000), de una técnica artesanal introducida en Rabat en la época de los corsarios de Salé.

La alfombra, de pelo liso y textura fina, se fabrica en telares verticales fijos, lo que permite que varias personas trabajen delante de la obra. La estricta normativa exige un mínimo de 50.000 puntadas por metro cuadrado, cifra que puede llegar a 160.000. Los diseños se limitan cuantitativamente, y se basan en la disposición de una casa tradicional marroquí con su patio, fuente de agua central, pasillos, etc., tanto simbólica como esquemáticamente. Hay quien lo ha comparado con el aspecto de un mihrab. En el centro, habitualmente, se dispone una roseta en un fondo de color rojo. Además, puede llevar tejidas algunas palabras evocadoras.

Virginia Luque Gallegos (2017) recoge en su libro otro de estos casos.  Durante la fiesta del nacimiento de profeta (Mawlid) en Salé, se produce una conocida procesión de velas que se remonta al siglo XVI y es, al parecer, de origen otomano. Para la confección de estos laboriosos estandartes se emplean semanas. Hasta principios del siglo XX, la decoración de las velas era heredada y encargada a una familia de origen andalusí.  Salé es la única ciudad marroquí que festeja de esta manera el Mawlid.

Luque Gallegos (2017) también menciona los caftanes marroquíes, si bien al parecer serían de origen persa, «la aportación andalusí resulta indudable». No obstante, menciona la huella andalusí en los bordados de algunos de ellos. «En los bordados de trajes de novias y caftanes de Tetuán, Salé-Rabat y Chefchaouen también pueden detectarse ciertas influencias nazaríes y moriscas». De hecho, los bordados de Chefchaouen recuerdan aún a los granadinos por sus motivos geométricos.

«En los bordados de trajes de novias y caftanes de Tetuán, Salé-Rabat y Chefchaouen también pueden detectarse ciertas influencias nazaríes y moriscas.»

La llegada de los moriscos a Rabat: la transformación de la ciudad

Todavía hoy se pueden apreciar en la kasba ciertos restos del legado morisco. Si nos adentráramos en la calle Jama’, hoy, llegaríamos a la plataforma que domina la desembocadura del Buregreg, que alberga un faro del siglo XVII y un almacén del siglo XVIII. Mientras que, si fuéramos por la calle Laalami, acabaríamos en un callejón sin salida en la Tour de Corsaires, también conocida como la «Torre de los Pilotos»; este borj, o bastión fortificado de aspecto áspero y macizo, data del siglo XVIII.

En las viviendas de la Kasba de los Udayas hay diversas portadas labradas en piedra saletina cuya estética recuerda al plateresco español y que el investigador Hafid Mokadem (2003) considera moriscas, puertas que se siguen reproduciendo actualmente.

Un segundo grupo de moriscos, ante un posible ataque, se apresuró a construir una muralla para protegerse de los enemigos externos e internos. Este recinto, en parte conservado, se conoce como «muralla andalusí»; hoy correspondería a la zona de la medina. La muralla quedó flanqueada por 26 puertas y por un bastión de forma redonda llamado Borj Sidi Makhlouf.

También podemos visitar la Mezquita Moulina, localizada entre el boulevard de Hassan II y la calle al-Mansour al-Dhahbi, la cual lleva el nombre de una vieja familia morisca de Rabat: Molina. Esto pone de manifiesto la importancia que mantuvieron las familias moriscas tras el fin de la República de Salé.

Un elemento particular

Antonio Almagro, arquitecto y miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), nos ilustró, con su ponencia «Rabat y al-Ándalus. Arquitecturas de almohades y moriscos» (2022), acerca de un caso muy especial que, una vez más, conecta ambas orillas del estrecho. En los párrafos siguientes se reproduce su intervención.

Se refería a la presencia de una sala, situada en una planta alta, sobre el zaguán o vestíbulo de la casa, que:

El dueño de la mansión utiliza para recibir a personas ajenas a la familia sin que estas visitas alteren la vida y la intimidad de la vivienda. Para ello, estas salas cuentan con un acceso directo desde el vestíbulo a través de una escalera, distinta de la que comunica interiormente los pisos de la casa. Esta disposición, se ha observado en al menos tres casas principales: Dar Karrakchu, Dar Lamrini y Dar Bargach.

La FUNCI, durante la celebración del festival, pudo visitar la primera de ellas, la cual pertenece a una importante familia de origen morisco: Los Carrasco.

Las salas de recepción sobre las puertas fueron habituales en los denominados castillos, o más bien «palacios del desierto» que la dinastía omeya levantó en Siria y Palestina […] Este precedente resulta en todo caso difícil de relacionar con los casos de Rabat, tanto por la lejanía geográfica como por la cronológica, que estaría entre el siglo VIII y el XVII.

Algún investigador ha insinuado que en al-Ándalus existieron casos parecidos, pero hasta ahora no hay ninguna evidencia cierta de ello. Sí existe, sin embargo, un caso claro de disposición similar que se encuentra en perfecto estado […] Se trata del palacio levantado por Pedro I de Castilla en el Alcázar de Sevilla. Este palacio, de indiscutible raigambre andalusí, posee un salón de recepciones en la planta alta, justo sobre el vestíbulo y la cámara que el rey tenía en la planta baja.

Pero lo más interesante de esta sala es que para acceder a ella existen dos escaleras distintas. Una que arranca desde el vestíbulo del palacio, antes de franquear la puerta que determina el comienzo del ámbito privado del rey y su familia, y otra, casi en contacto con la primera, que arranca desde un pequeño patio ubicado dentro del área privada de la morada del monarca. De este modo, las audiencias en dicha sala no perturbaban la vida y la privacidad de la casa del rey.

Este caso, mucho más próximo, si pudo ser un modelo para las construcciones de Rabat. Aunque resulta un tema que debe ser estudiado con mayor detenimiento, el modelo sevillano pudo influir en la solución que adoptaron algunas familias principales moriscas.

Alcázar de Sevilla. Palacio de Pedro I. Escalera privada (1.) y pública (2.). A. Almagro, Escuela de Estudios Árabes C.S.I.C.

Investigación y futuro: una herencia innegable

Este artículo expone y manifiesta la necesidad de seguir esta línea de investigación. A través de esta muestra representativa del legado morisco de la zona de Rabat-Salé, se quiere dar un paso para la puesta en valor de una herencia que es imposible de analizar basándose solamente en estos dos siglos, que tiene origen en el pasado y marca, indudablemente, el presente.

Los moriscos fueron garantes de la transmisión del legado andalusí y aportaron otros muchos conocimientos que conforman la identidad de españoles y marroquíes, y les unen inexorablemente. El Mediterráneo y el Estrecho de Gibraltar son espacios muy permeables y la cultura material constituye una prueba más de esta realidad, marcada por la civilización y la cultura islámicas.

Aurora Ferrini Pernas – FUNCI

Referencias

Almagro Gorbea, A. (2022, octubre 21). Rabat y al-Ándalus. Arquitecturas de almohades y moriscos [Coloquio]. Festival del Patrimonio Andalusí de Rabat y Salé, Rabat.

Almagro Gorbea, Antonio. (2023, mayo). Academia Colecciones. https://www.academiacolecciones.com/arquitectura/mostrar-autores.php?id=almagro-gorbea-antonio

García Arenal, Mercedes. (2022, octubre 21). Moriscos en Marruecos polemistas contra el Cristianismo. En Festival del Patrimonio Andalusí de Rabat y Salé [Coloquio]. Festival del Patrimonio Andalusí de Rabat y Salé, Rabat.

García-Arenal Mercedes. (2013). Los moriscos en Marruecos: de la emigración de los granadinos a los hornacheros de salé. En M. García Arenal y G. Wiegers, Los moriscos: expulsión y diáspora: una perspectiva internacional (pp. 275-311).

Luque Gallegos, V. (2017). El Legado de Al Ándalus: La Herencia Andalusí y Morisca en el Magreb. Almuzara.

Maziane, Leila. (2022, octubre 21). Quelques réflexions sur un héritage en partage : l’héritage andalou au Maroc, d’hier à aujourd’hui. [Coloquio]. Festival del Patrimonio Andalusí de Rabat y Salé, Rabat.

Mokadem, Hafid. (2003). La Porte D’entrée De La Maison Maroco-Andalouse De Rabat-Salé. En C. Gaultier-Kurhan, Le Patrimoine Culturel Marocain (pp. 223-265), Maisonneuve et Larose.

Monqid, S. (2009). Les morisques et l’édification de la ville de Rabat. Cahiers de la Méditerranée, 79, http://journals.openedition.org/cdlm/4939

Museum With No Frontiers. (2010). Le Maroc Andalou : À La Découverte D’un Art De Vivre. Edisud.

Villaverde Amieva, J. C. (2023). Desde el exilio morisco: las glosas de al-Ḥaǧarī Bejarano al códice leidense del Kitāb al-Mustacīnī de Ibn Buklāriš. Mediterranea, 8, 89-192.