Inauguración de las I Jornadas de Cultura Islámica

Estas son las palabras, por orden de intervención, de la ceremonia de apertura de las I Jornadas de Cultura Islámica. Toledo, ocho siglos de Historia, organizadas por la Fundación de Cultura Islámica (antes, Instituto Occidental de Cultura Islámica) en Toledo, en 1987.

Joaquín Sánchez Garrido

Alcalde-Presidente del Excmo. Ayto. de Toledo (*)

«Vamos a celebrar hoy la inauguración del primer simposio sobre cultura islámica. Quizás haya con posterioridad personas que puedan profundizar un poco más sobre lo que representa, ya dentro de la materia, la cultura islámica en esta ciudad, pero a mi, como alcalde, me corresponde resaltar el hecho en si de que se celebre en Toledo este primer simposio de cultura islámica. Siempre hablando desde la responsabilidad de mi mandato, puedo decirles que ha sido una constante, y una ilusión, el que se pudiera, por fin, celebrar en Toledo un simposio especifico de cultura islámica.

Han sido muchos esfuerzos, y yo tengo que agradecer aquí, públicamente, al Instituto Occidental de Cultura islámica, no sólo por su esfuerzo, sino por su decisión y reconocimiento de Toledo, como lugar donde albergar este Congreso. Nosotros, a lo largo de este tiempo, hemos intentado, en numerosas ocasiones, que la cultura islámica estuviera más presente, si cabe, con unas jornadas como éstas, aunque bien es cierto que la cultura islámica, el Islam, está en Toledo, solamente falta salir a la calle, y verlo, pero necesitábamos algo más, y ese algo más, por fin, lo tenemos hoy.

Yo, como alcalde de Toledo, quiero decirles que me siento realmente orgulloso de que se celebre, de que se pueda celebrar este simposio aquí. Espero y deseo de todo corazón, no sólo que estas jornadas aporten conclusiones, estudios y programas que sean beneficiosos para Toledo, para toda España y para el mundo islámico, sino que también sean la piedra de toque, o sea, el punto de inicio de otras relaciones mucho más amplias y fructíferas.

Yo a todos Vdes. quiero darles, en nombre propio y en el de todos mis compañeros de Corporación, la bienvenida a la ciudad, que durante estos días que estén aquí se sientan unos toledanos más, que nosotros nos vamos a sentir muy orgullosos, y les da­mos las gracias; si, muchas gracias, y que el Congreso sea un éxito, que es lo que se merece.

Muchas gracias».

(*) D. Joaquín Sánchez Garrido desempeñaba en Abril de 1987 el cargo de Alcalde-Presidente del Excmo. Ayto. de Toledo; a partir de junio de 1987 ostenta dicho cargo D. José Manuel Molina García.

Cherif Jah Abderrahman

Presidente del Instituto Occidental de Cultura islámica

«Excelentísimo Señor Presidente. Excelentísimos e Ilustrísimos señores. Señoras y señores.

Deseo comenzar expresando nuestra satisfacción y sincero agradecimiento por la presencia de todos Vds. en estos actos.

Como es sabido, la cultura islámica, cuya herencia en España es muy amplia, no es suficientemente conocida, en relación a su enorme influencia histórica. A consecuencia de tal desconocimiento, han surgido, a veces, hondos prejuicios respecto al concepto islámico de la vida y su proyección cultural.

En España encontramos múltiples expresiones de esta herencia, en el arte, la arquitectura, la lingüística, etc. Sin embargo, pocos conocen su influencia en la psicología, la filosofía popular, las costumbres, la forma de pensar y de vivir… Y en muchas ocasiones, se ignora también el importante papel histórico que desempeñó Al-Andalus en el campo de las investigaciones científicas, de la medicina, la astronomía, la ingeniería hidráulica, etc.

A menudo hemos detenido nuestra mirada sólo en las manifestaciones externas, quizás sin comprender bien el espíritu motivador de aquellas gentes, hispano-musulmanas, capaces de realizar obras de tal belleza como la Mezquita de Córdoba, o la Alhambra de Granada. Queremos, por este motivo, hacer de estas jornadas un instrumento capaz de transmitir parte del saber acumulado por aquellos hombres de élite que dedicaron sus vi­das al estudio y desarrollo de estas ciencias.

Hemos elegido Toledo porque posee elementos histórico-artísticos, dentro del marco de la cultura islámica, que no han disfrutado de la atención necesaria. Por ello, deseamos hacer de Toledo, en estos días, punto de confluencia, comunicación y enriquecimiento, para todos aquellos que sienten interés por estas cuestiones.

El Instituto Occidental de Cultura islámica, que tengo el honor de presidir, impulsa una amplia acción divulgadora, apoyada en el más estricto rigor científico. Procuramos evitar la especulación y la mera competencia intelectual. Aceptamos la crítica constructiva, abiertos, siempre, al intercambio y la colaboración. El Instituto entiende que el fin último de todo desarrollo intelectual y de toda labor cultural, es el rescate y difusión de una ciencia viva y constructiva, que invite al análisis, la reflexión y la profundización del saber.

Para terminar, sólo decir que, para una organización privada, como es la nuestra, no ha sido fácil realizar un proyecto tan ambicioso como el que aquí hoy se inaugura. Hemos tenido que salvar, con esfuerzo y entusiasmo, nuestra falta de recursos, pero no es menos cierto que hemos contado con múltiples colaboraciones. Me complace citar expresamente a la junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Ayuntamiento de Toledo, Ministerio de Cultura, Delegación del Gobierno, Diputación Provincial, Caja de Ahorro de Toledo, Paradores, Comunidades Autónomas, y otras muchas entidades, publicas y pri­vadas, que han hecho posible, con sus aportaciones, la realización final de nuestro propósito.

Nuestro más sincero agradecimiento para todos ellos, e igualmente para el Excmo. Sr. D. Luis Yánez, que nos honra con su presencia en este acto. Nuestro más respetuoso saludo, también, al pueblo toledano, en quien estamos seguros de encontrar, a Io largo de estas jornadas, el mismo entusiasmo que todos nosotros hemos puesto en este empeño».

Luis Yánez-Barnuevo

Secretario de Estado para la Cooperación Internacional y para Iberoamérica

«Señor Presidente de la junta de Castilla La Mancha. Señoras, señores.

Como Presidente de la Comisión Nacional para la Conmemoración del V Cente­nario del Descubrimiento de América, es para mi un motivo de especial satisfacción, el dirigir este saludo de bienvenida a las jornadas de Cultura islámica en Toledo.

La Comisión Nacional es consciente de que la participación de nuestros amigos del mundo árabe en la conmemoración, que ponga de relieve la aportación de la España islámica en las efemérides que vamos a celebrar, es un acto de justicia histórica. Vamos a desarrollar en el seno, del Grupo Árabe de la Comisión del V Centenario, que Ilamamos ya a ese grupo AI-Andalus 92, el redescubrimiento de la España árabe. Vamos a desarrollar, digo, en este grupo, diversas actividades culturales que destaquen dicha contribución a la España del siglo del descubrimiento y la propia formación de nuestras señas de iden­tidad nacional, como nación, como país.

Toledo, como ciudad que simboliza las tres culturas y que proyecta, a través de ellas, a un protagonismo internacional indudable de cara al V Centenario, acoge ahora estas jornadas y será pronto, también punto de encuentro de los actos que tenemos pre­visto realizar, como la próxima presentación publica de un bello volumen que, sobre la España islámica, estamos confeccionando y que servirá de soporte para las celebraciones árabes del V Centenario.

El siglo del descubrimiento fue el Ultimo en conocer esa España de las tres culturas, que estuvo en el origen de la riqueza, unicidad y originalidad específica de nuestras señas de identidad como nación. Las relaciones de esa «cultura de culturas» con la efemé­rides que nos aprestamos a celebrar en 1992, ofrecen una magnífica ocasión para acer­carnos con nuevos ojos a investigar ahora la España islámica, tarea que estas jornadas de Cultura harán grata y estimulante.

La civilización hispano-árabe, aun traída desde lejanos rincones del Oriente, de los cuales llegó a la Península compuesta de elementos propios, junto con los persas y los hindúes, no se limita a desarrollarse en la España peninsular, sino que tuvo una continuidad, tanto geográfica como histórica, en el Magreb árabe, e incluso en la América descubierta por España.

En efecto; fueron tres los aspectos en que la cultura y civilización árabe tuvieron una influencia inmediata y directa en las culturas americanas. El primero de ellos, como ciencia y más específicamente como matemáticas, astronomía, cartografía, etc., resulto imprescindible para que los navegantes europeos dispusieran de los instrumentos necesarios y de las cartas marinas pertinentes, que les permitieran iniciar, con las suficientes garantías, viajes por las costas de África, primero, y a través del océano, después.

Astrolabios y otras delicadas herramientas de navegación, producidas por las técnicas de la época, abundan en los museos y en colecciones particulares españolas.

El segundo de los aspectos en los que, indudablemente, la cultura y civilización árabe influyeron en la nueva cultura americana, Ilevada a través del mar por España, fue el del arte y el de la arquitectura. De manera especial, la casa musulmana española con su patio central, sus techumbres de madera, sus modillones y aleros, y su obsesión por relacionarse, Io menos posible, con la calle y concentrarse en una vida interior más fami­liar y humana, tomó carta de naturaleza en América, y allí se extendió y transformo has­ta convertirse en la auténtica residencia criolla de Indias.

El mudéjar de América, colorista y alegre, sus patios repletos de plantas y flores, algunas de las cuales no fueron ni siquiera conocidas en AI-Andalus, es sin duda diferente, pero eso si, sin duda, descendiente directo de los sobrios techos de par y nudillo y de los geométricos muros de soga y tizón que fueron tan habituales en la España musulmana.

Un tercer aspecto en el que la cultura hispano-árabe pudo influir en América, es el poblacional; sabemos que, a pesar de la prohibición real de que los moriscos pasaran a indias, muchos de los miembros de las tripulaciones colombinas, o de los restantes des­cubridores y conquistadores, fueron musulmanes de origen, convertidos por la fuerza al cristianismo, y Ilevaron la actitud ante la vida, las relaciones sociales y familiares, los mé­todos de trabajo, la industria y hasta las propias devociones populares, típicas de la España musulmana, adaptadas al cristianismo.

Rodrigo de Triana, por ejemplo, parece que fue un morisco sevillano que, cuan­do el Almirante no cumplió la promesa de otorgarle la establecida recompensa para el nos primer hombre que viera América, abandonó la fe cristiana y pasó a África, donde volvió a hacerse musulmán. Algunas tradiciones indican que se convirtió en pirata, y que falleció iôn en la ciudad de Salé. Rodrigo de Triana fue seguido por muchos otros mudéjares y mo­riscos, algunos de los cuales llegaron incluso a constituir un grupo social propio, como se ha dicho en más de una ocasión, acerca de los gauchos argentinos.

El ya fallecido Jorge Cafrune que, como es sabido, era de origen libanés, gustaba referirse a los paralelismos que el mundo del gaucho, en su opinión, tenia con la vieja cultura árabe rústica, amante del caballo y de la soledad, que él conocía tan bien. Y éstos son algunos de los aspectos que, sin duda, se desarrollarán durante estas jornadas y, sobre todo, en los próximos años, en los trabajos del Grupo Al-Andalus 92 del V Centenario.

Y con mis últimas palabras, quiero agradecer al Presidente del Instituto esta oportunidad que me ha brindado, de presentar aquí el Grupo Árabe de la Comisión Nacional y manifestar a todos, nuestra voluntad de aprovechar juntos esta ocasión conmemorativa internacional, para reafirmar nuestros vínculos pasados, presentes y futuros, de fraternidad.

Muchas gracias».

Jose Bono

Presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

«Autoridades, señoras y señores.

Sin duda, cuanto Vdes. esperaban escuchar en un acto de inauguración de este Simposio, de estas jornadas, ya está dicho, y como Presidente de la junta de Castilla-La Mancha, solamente quiero transmitirles algunos sentimientos que en esta Casa, en este Palacio de los Fuensalida, quiero que puedan recibir y escuchar.

Mi primer sentimiento es de bienvenida. Sean bienvenidos cuantos han de participar en este Simposio de Cultura islámica. Mi bienvenida en nombre de los ciudadanos de Toledo y de los ciudadanos de esta región, cuya capital es la ciudad de Toledo. Deseo ofrecerles en esta bienvenida nuestra Casa; ofrecérsela además, sin ningún tinte protoco­lario o de mera cortesía, sino hacerles un ofrecimiento con la hospitalidad que ha arrai­gado en nuestras tierras, y que es virtud que, sin duda, aprendimos, cuando menos com­partimos en el pasado, con esa virtud tan islámica que es, sin duda, la hospitalidad.

Quiero también, a los organizadores del Simposio, felicitarles, porque celebrar un simposio de cultura islámica en Toledo, creo que es una buena decisión, para la que no habría que remontarse a la Historia; el Sr. Alcalde Io manifestaba con palabras, sin duda más acertadas que las mías; pero cuando a los dos años de la conquista de aquel Toledo, cuando en el 713, Musa Ben Nusayr entró en Toledo, entonces se produce un hecho histórico que marca y que impregna nuestra historia, y que sin duda Ilega a nuestro presente.

La presencia islámica en Toledo, se ha dicho por todos, es sin duda un lugar común, pero es algo que, por evidente, no puedo dejar de mencionar. La presencia islámica en Toledo sigue viva, y sigue viva en nuestra lengua, sigue viva en nuestra arquitectura, en nuestro carácter, en nuestro espíritu. Y aquel Toledo, que fue romano, que fue visigótico, que fue renacentista, creo que no cometo, aun cuando sea lego, ningún atropello, si digo que, por encima de cualquier adjetivo, Toledo es mudéjar. Y me parece una buena decisión que se celebre en Toledo, y quizás este marco de este Palacio de los Fuensalida, considerado por los que más entienden como, posiblemente, la joya arquitectónica más importante del mudéjar, en edificios de uso y de destino civil, me parece una buena decisión.

La historia de esta ciudad, para cualquiera que en ella habita, para quien se acer­ca, para quien lee un folleto, incluso divulgativo, habla de invasiones, habla de luchas, pero, sin duda, habla de convivencia, habla de tolerancia. Por eso no creo que sea nada raro, no creo que sea nada que esté fuera de lugar, poder afirmar que Toledo es, ha sido y debe seguir siendo, la ciudad de la transigencia, la ciudad de las tres culturas. Esta ciu­dad que entre todos, que a Io largo de la Historia, se ha hecho y también se ha deshecho; esta ciudad en la que se han cambiado mezquitas por iglesias, en la que se han cambiado torres por alminares; esta ciudad en la que tantas cosas se han cambiado por sus habitantes, normalmente en la convivencia y en la tolerancia; esta ciudad en la que tantas cultu­ras se han mezclado, es hoy, y para albergarles es buena decisi6n haber adoptado como sede, es hoy, y con justicia, reconocida por los organismos internacionales, como Patri­monio de la Humanidad. Pero patrimonio, sin duda, por toda su Historia, y también tie­ne que serlo por el futuro de los que hoy la habitamos y tenemos y queremos que siga con esa vocación. Por eso invito, como hacía el Sr. Alcalde, a visitarla; les invito a que pa­seen por esa cantidad de calles estrechas, angostas, algunas sin salida, y que puedan com­probar, sin necesidad de que nadie les ilustre, cómo la presencia islámica se revela de todo punto evidente, en las piedras; si se observa con más detalle y con sentimiento ade­cuado y en momento adecuado, se podrá ver también en los toledanos, en sus gentes, en sus culturas, en su espíritu, en su modo de ser, en su modo de vivir.

La presencia islámica no nos puede permitir seguir hablando, y no es concesión que haga a la galería, sino algo que he aprendido y, por tanto, me ha servido y debe servirnos a todos, para desterrar conceptos que no son exactos en la Historia; digo que la presencia islámica, y cuanto manifiesto, nos debe impedir hablar, aun cuando sea como la frase hecha y aprendida, de invasión musulmana, no tiene ningún sentido, porque no es este ni mucho menos el nombre propio que corresponde a musulmán; no fue invasión, fue, fundamentalmente ocho siglos de esplendor cultural; fueron ocho siglos de perfecta aportación a la vida y a la Cultura de Occidente, y es algo que, si ahora en este Simposio vais a tratar, vais a profundizar, vais a estudiar, yo quiero desearos Io mejor, los mejores éxi­tos, para que, con vuestro trabajo, se enriquezca, no solamente nuestra cultura, no solamente nuestro saber, sino la ciudad y la región que os alberga. Por eso, con la esperanza, con la hospitalidad de recibiros, y con la alegría de teneros aquí, declaro inauguradas las jornadas, el Simposio sobre Cultura Islámica en Toledo.

Muchas gracias».