Feministas musulmanas en la red

Autor del artículo: Malika Hamidi

Fecha de publicación del artículo: 22/05/2009

Año de la publicación: 2009

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Acaba de nacer la página web del Gierfi, un grupo internacional de reflexión de mujeres musulmanas. El grupo está formado por mujeres de distintas partes del planeta, y presidido por Asma Lamrabet, médico marroquí autora de tres libros sobre la mujer en el Islam. Está además integrado, entre otras, por Yaratullah Monturiol, Vicepresidenta de la Asociación UNESCO por el Diálogo Interreligioso, y Malika Hamidi, Vicepresidenta del think tank «European Muslim Network».

Los objetivos de estas y muchas otras mujeres feministas musulmanas por el mundo es el de estudiar las fuentes desde una nueva perspectiva, que escape a la fuerte carga de misoginia con que a través de los siglos se ha interpretado el islam por lo general, así como abrirse al diálogo, el conocimiento y el debate, reivindicando un sistema político y social igualitario.

Para la presentación de este interesante blog, hemos elegido el siguiente artículo, que ilustra los objetivos perseguidos por estas mujeres:

El feminismo islámico en Europa: situación actual y perspectivas

Entre el modelo occidental de emancipación y el modelo tradicional de las mujeres musulmanas, se perfila en Europa un nuevo tipo de mujeres musulmanas. Por lo tanto, muchas jóvenes musulmanas occidentales tratan de vivir hoy bajo los principios de un Islam occidental asociado con la modernidad. Hoy en día somos testigos en Ocidente de los primeros pasos de un movimiento de pensamiento y de una acción feminista musulmana.

En la actualidad existe una realidad sobre el terreno en Bélgica y en otros lugares de Europa:

La aparición de un nuevo rostro de militante a la vez educada y exigente. La novedad en el corazón de estos debates es que las mujeres no dudan en movilizar la referencia religiosa como estrategia para la liberación.

Que lleven o no el velo, estas mujeres se alejan por su práctica religiosa y por su discurso ciudadano, del Islam  tradicional de las generaciones anteriores, indicando claramente su oposición a una cultura patriarcal sacralizada por la religión.

Una forma será la de promover una interpretación autónoma de las fuentes de las Escrituras, mediante una reivindicacion contextualizada, y el desarrollo de una nueva forma de pensar sobre la afiliación religiosa en un contexto ciudadano belga.

Estos discursos se han descrito como feminismo islámico, ya que engloban una nueva forma de pensar y una visión de las cuestiones de género desde reivindicaciones feministas, que sin embargo mantienen unas bases firmes en el pensamiento islámico.

Estas feministas musulmanas desean promover la justicia de género y la igualdad de género, aun cuando el debate sobre la definición de algunos conceptos, tales como la cuestión de la igualdad, no encuentre plena unanimidad, ya que algunos defienden el discurso diferencialista que coloca a la mujer en su especificidad biológica.

Estas mujeres musulmanas piensan que la reivindicación feminista es esencial para el establecimiento de la igualdad política, jurídica, social, y que la igualdad no debe conducir a una negación de la feminidad. Es la igualdad dentro de la diferencia.

El conocimiento islámico servirá como herramienta para contrarrestar esas prácticas patriarcales, porque el espíritu igualitario del Corán puede unirse con la búsqueda feminista. Pero sobre todo, se trata de afrontar el reto de demostrar que la liberación de la mujer desde el interior del Islam es perfectamente posible.

Por lo tanto, la reapropiación del debate religioso, les permitira denunciar las desigualdades sociales y políticas, las prácticas tradicionales y culturales que nada tienen que ver con la religión.

Un feminismo sin fronteras

Hoy en día, las musulmanas europeas organizan sus propias luchas por los derechos humanos en todos los frentes simultáneamente. Sus estrategias abordan el problema de manera adecuada:

En primer lugar, se basan en el trabajo dentro del marco religioso, con la reinterpretación del Corán desde una perspectiva feminista en todo lo relativo a la discriminación que viven las mujeres en su propia comunidad religiosa, y a veces con otros hombres (por ejemplo, la cuestión de los matrimonios forzados, la violencia doméstica, la cuestión de la virginidad en el matrimonio, el derecho de mantener una actividad profesional o de estudiar).

En segundo lugar, estas mujeres exigen la demanda y el reconocimiento de una ciudadanía igualitaria. Y es a partir de su pertenencia religiosa y de la historia de su memoria, que reivindican unas normas comunes de derecho, de justicia y de ciudadanía en todos los ámbitos.

Entre lo universal y lo particular: descolonizar la práctica feminista

Estamos actualmente en presencia de un discurso feminista cuya reivindicacion es universalista, pero que al mismo tiempo actúa de manera exclusivista y esencializa la situación de las mujeres musulmanas y / o inmigrantes con el fin de mantener su posición de «supremacía ideológica».

El otro, se construye como «diferente». Nos enfrentamos a un «ellas» y «nosotras» simbólico, terreno abonado para el racismo, y sobre todo para un lugar de poder que mantiene a la mujer «blanca» en una posición de dominación con respecto a la mujer «racializada» (Laetitia Dechaufour, 2007).

En efecto, se trata aquí de una relación de poder entre las propias mujeres. La mujer árabe / inmigrante está instrumentalizada para reforzar una oposición entre un moderno y brillante Occidente contra un Oriente bárbaro y oscurantista .

Además, al igual que es esencial denunciar la dominación de los hombres sobre las mujeres, debemos reconocer que existe una dominación de la mujer «blanca» sobre la mujer «racializada» (L. Duchaufour).

Chandra Mohanty acaba de publicar el estudio «Bajo ojos occidentales: las intelectuales feministas y el discurso colonial», que conserva toda su actualidad más de 10 años después de que fuera escrito. Considera que la investigación feminista occidental retrata a la mujer del Tercer Mundo ineludiblemente como víctima.

Mohanty acusa a las feministas occidentales de crear la imagen de una «mujer del Tercer Mundo», sin matices, como una víctima sin espíritu de iniciativa, oprimida por la familia, la cultura y la religión.

Hoy en día, las feministas musulmanas trabajan para una nueva definición de la universalidad dentro de los derechos humanos. Las mujeres occidentales musulmanas perciben la necesidad urgente no sólo de enlaces, sino de una solidaridad entre feministas de horizontes y sensibilidades distintas.

Feministas activistas y pensadoras: hacia una coalición nacional y transnacional

Las feministas musulmanas occidentales consideran que su lucha tiene el mismo objetivo primordial que el movimiento feminista laico, a saber, la lucha contra los diferentes tipos de subordinación de las mujeres.

Las similitudes superan las diferencias, puesto que, en general -e incluso el movimiento feminista occidental es también atravesado por diferentes corrientes de pensamiento-, la mayoría de las reivindicaciones se refieren a la igualdad de género en el ámbito público y privado.

Sin embargo, parece que la posibilidad de una coalición nacional y transnacional debe ser pensada fuera de las críticas precipitadas.

En esta lógica, es urgente interpelar a los movimientos feministas y a la sociedad civil con el fin de que las mujeres occidentales musulmanas (tanto de fe musulmana como inmigrantes), sean, como el resto de las mujeres, fuerzas de propuesta en los ámbitos políticos y de gobierno, y se reapropien de un activismo centrado en las prácticas sociales y políticas.

Se trata de luchar contra las múltiples «opresiones» dentro de una sociedad «multicultural y multirracial». No consiste en hablar de una sola voz, porque eso estaría en contradicción con el principio de la diversidad que debe ser respetado, pero se trata de transmitir un mensaje a los partidos políticos y a los movimientos sociales, y desarrollar estrategias de resistencia colectiva contra la desigualdad de un sistema.

En última instancia, creemos que sólo un feminismo abierto a los demás, liberado de lo que Sophie Bessis llama «la cultura de la supremacía occidental», podrá encontrar su lugar en el movimiento de mujeres, en general, para fomentar la solidaridad feminista y luchar de forma conjunta contra todas las formas de dominación y subordinación, desigualdades económicas y sociales y discriminaciones vividas por las mujeres de aquí, y de otros lugares.

Barcelona, septiembre de 2008