Defensa de las civilizaciones mediterráneas

El Presidente de la Fundación de Cultura Islámica defiende la unión de las civilizaciones  mediterráneas.

Cherif Abderrahman Jah (Marruecos, 1934) consigue hacer de la diplomacia un don conci­liador que casa a la perfección con el cargo que ostenta desde 1982: el de presidente de la Fundación de Cultura Islámica (FUNCI).

No en vano, el perfil de este islamólogo, e ingeniero de for­mación francesa, hombre, a ca­ballo entre las dos civilizaciones tanto en formación clásica, co­mo en preparación tecnológica, lo convierten en el peso específi­co de una institución creada en su día por un grupo de personas ‑intelectuales y profesionales­ de distintas disciplinas‑ bajo la dirección del etnólogo y an­tropólogo Julio Caro Baroja.

Su proyecto interdisciplina­rio se proponía, la investigación «rigurosa y objetiva’ de la he­rencia islámica en España.

Ab­derrahman Jah aprecia ciertos errores en el pasado respecto, a la manera de entenderse Orien­te y Occidente: «Creo que el su­puesto enfrentamiento entre los dos se ha debido, desde el punto de vista de la Historia, más a la falta de conocimiento profundo entre uno y otro que, a una ani­madversión consolidada».

No obstante, se muestra opti­mista con un futuro promete­dor y radicalmente diferente. «Si cultivamos el conocimien­to», asegura, «podremos obte­ner múltiples resultados y cose­char el respeto al otro. Esta es la filosofía de la fundación: co­nocer para poder respetar. Pero es un trabajo lento y duro».

La presencia de Jah en Al­mería se enmarca dentro de las actividades de Alamar, el festi­val cultural que la ciudad cele­bra con los países mediterrá­neos como protagonistas y en el que ‑la fundación que preside Abderrahman Jah participa con la, exposición, El Islam, patrimo­nio de todos, planteada como un elemento que aclare  “muchas equivocaciones» y sea un pri­mer paso del acercamiento de los jóvenes al mundo islámico.

El islamólogo no oculta su satis­facción tras la avalancha de solicitudes recibidas por la FCI de muchas ciudades interesadas en mostrar la exposición que Alme­ría albergará hasta el 23 de ju­lio. «A nosotros mismos nos sorprende cada día la sensibilidad de los españoles, en general, ha­cia los problemas de racismo y xenofobia, y el interés que la civilización islámica despierta en sus fibras más sensibles”, sos­tiene.

Prefiere utilizar el eufemis­mo y ‑hablar de «deslices» o “apreciaciones inexactas» en los libros de texto «de otras épo­cas» a utilizar calificativos ‑más contundentes,  pese a la «semilla de rechazo e incomprensión que», según dice  «generaron con sus conceptos xenófobos y que está en el origen, de muchos de los problemas actuales de convivencia intercultural”.

Hombre curtido en los con­ceptos y teorías clásicas, gusta valerse de ellos para apos­tar por un futuro esperanzador utilizando al mismísimo Sócra­tes y su Teoría de los Contra­rios. «Las civilizaciones orienta­les y occidentales están indisolu­blemente unidas. Occidente tie­ne sus raíces en Oriente y a su vez ésta tiene su futuro en aquél. El Islam no es sólo una religión, sino un modo y una filosofía de vida que respeta a otras culturas y ha sabido enri­quecerse de ellas a través de la Historia”, concluye.

M.J. López Díaz, Almería

EL PAÍS, miércoles 13 de junio de 2001