Acabamos de inaugurar nuestra nueva sección sobre arabismos de la lengua castellana. Habremos de consultar con la ALMOHADA cual será el primero en ser descrito.
Almohada. Del hispano árabe, al-muahadda, y éste del árabe clásico, mihadda. Colchón pequeño que sirve para reclinar sobre él la cabeza.
Ibn Wafid, agrónomo toledano del siglo XI que creó toda clase de medicamentos compuestos a partir de sustancias vegetales, animales y minerales, escribió un célebre tratado cuyo nombre en español es «El libro de la almohada».
Ello no quiere decir que le sirviera para apoyar sobre él su cabeza, sino, simplemente, que era adecuado para leerlo por la noche a modo de consulta. Lo que hoy se llama un libro de cabecera.
Por su parte, Sei Shonagon, dama de la corte de la Emperatriz japonesa Sadako, escribió en el siglo X un libro titulado de la misma manera, que consistía en un cuaderno de notas, probablemente guardado junto a la cama.
Azul. Del árabe persa lazurd, por lazaward, lapislázuli, azurita. Del color del cielo sin nubes.
Azulejo, cuando es adjetivo de azul, se emplea en Argentina para denominar los caballos de manchas blancas y negras con reflejos azulados. También se conoce de este modo a la carraca, ave en la que domina el azul turquesa.
En su otra acepción, azulejo proviene del árabe az-zulay, ladrillitos, y se refiere al ladrillo vidriado de varios colores usado en suelos y paredes. De hecho, al-Andalus fue reputada por su pericia en el arte de los aliceres, o ladrillos vidriados recortados para formar complejos motivos geométricos con el fin de recubrir zócalos y muros de forma ornamental.
Diván. Del árabe diwan, libro o registro público. Por extensión, la sala de consejo o cancillería. En Turquía, durante el Imperio Otomano se conocía como diwan el consejo que determinaba los asuntos del Estado y la Justicia. También, la sala en la que se celebraba.
El diván es un asiento de tipo mullido y alargado, con almohadones, como los que se encontraban en estas salas y con frecuencia se ven en las viviendas árabes.
Se conoce además por diwan las colecciones de poemas, en especial de tipo místico. En este sentido, Goethe escribió en 1819 el poemario “Divan de Oriente y Occidente”, inspirado por la obra del místico musulmán persa del siglo XIV Hafez.