En estas circunstancias de pandemia, todos reflexionamos acerca de la noción de contagio, sus vías inmediatas, así como los modos de aislamiento, cuarentena y otras formas de evitar su propagación.
Pero estas circunstancias y esta reflexión no son algo nuevo. Mientras que no será sino en los siglos XVII y XIX cuando los autores occidentales desarrollen las tesis que incluían la noción de contagio, en el islam, este concepto estaba presente desde el siglo VII.
Y ello tomó forma clara a través de los dichos y hechos (hadices) atribuidos al profeta Muhammad. Esto lo encontramos, tanto en lo que llamamos medicina del Profeta, con numerosas recomendaciones de tipo profiláctico para evitar el peligro de contagio, como en determinadas decisiones que sus compañeros y califas posteriores tuvieron que tomar con respecto a ciertas epidemias de peste.
Mientras que no será sino en los siglos XVII y XIX cuando los autores occidentales desarrollen las tesis que incluían la noción de contagio, en el islam, este concepto estaba presente desde el siglo VII.
Durante la Edad Media, varios autores musulmanes ahondaron en esta noción. Así lo hizo Ibn Sĩnã, o Avicenas (Bujara, ss.X-XI), quien, en su Canon de la Medicina descubrió la naturaleza contagiosa de enfermedades como la tuberculosis e introdujo la cuarentena como forma de contenerlas.
También Ibn al-Jatib (Loja, s.XIV) se refirió al contagio asociado a la peste negra que asolaba Europa en aquél momento, en un libro titulado De la peste:
“La existencia de contagio es conocida por la experiencia, la investigación, la evidencia de los sentidos e informes fidedignos. Estos hechos constituyen un argumento de peso. El hecho de la infección se vuelve claro al investigador que nota cómo aquel que establece contacto con el afligido coge la enfermedad, mientras que aquel que no está en contacto permanece sano, y cómo la transmisión es afectada a través de prendas, vasijas y pendientes”.
De diez a doce siglos, pues, separaban las certidumbres y soluciones proféticas, de las teorías miasmáticas de Hipócrates heredadas y revalorizadas por los médicos europeos en el siglo XVII, y las tesis higienistas del XIX.
El Califa Omar y la decisión a tomar
Volviendo a los inicios del islam, en el siglo VII, encontramos el siguiente hadiz, o tradición profética, relativo a una epidemia de peste y el mejor modo para actuar en esa circunstancia.
‘Si os enteráis de que una epidemia está devastando un área, no vayas allí, y si os enteráis de que una región está afectada por una epidemia, no la abandonéis’. El profeta Muhammad
Así lo expuso Bujari, uno de los principales compiladores de hadices:
«Según Ibn `Abbâs, Omar ibn Al-Khattab [s.VII], que Dios esté satisfecho de él, fue a Châm. Al llegar a Sargh, una etapa entre Medina y Tabouk, se encontró con los gobernadores de las ciudades de Châm, Abu `Ubayda ibn Al-Jarrah y sus compañeros, quienes le informaron que allí se estaba produciendo una epidemia de peste.
Omar me pidió que trajera a los primeros emigrantes (Muhâjirîn). Una vez a su alrededor, les informó de la epidemia que azotaba a Châm y les pidió consejo, pero tenían opiniones divergentes. Algunos dijeron: «Saliste con el objetivo de luchar contra el enemigo, y lo tienes que alcanzar». Otros dijeron en cambio: «No creemos que debamos exponer a los compañeros del Profeta a esta epidemia».
«Pensamos que lo mejor es retroceder y no exponer a las personas a esta epidemia».
Omar les pidió que se retiraran. Luego me envió a buscar a los Ansars, a quienes también consultó, pero estos mostraron el mismo desacuerdo. También los invitó a retirarse. Después me pidió que trajera a los notables de Quraych que habían emigrado tras la conquista de La Meca (…). Omar los consultó sin que apareciera ninguna discrepancia entre ellos. Dijeron: «Pensamos que lo mejor es retroceder y no exponer a las personas a esta epidemia». Entonces Omar dijo: ‘Tengo la intención de retroceder, y quiero que hagas lo mismo [dirigiéndose al gobernador y compañero del Profeta Abu `Ubayda ibn Al-Jarrah]’.
(…) Luego vino `Abdur-Rahmân ibn` Awf, quién había estado ausente por algún asunto y dijo: ‘Sé algo sobre este caso. Escuché al Profeta decir: ‘Si os enteráis de que una epidemia está devastando un área, no vayas allí, y si os enteráis de que una región está afectada por una epidemia, no la abandonéis'».
Omar alabó a Allah y luego continuó su camino de regreso».
El confinamiento
Para terminar, y con respecto al confinamiento al que casi todo el planeta está sometido en la actualidad, el Profeta dijo en otro hadiz autentificado transmitido por Ahmad:
«Todo aquel que en tiempos de peste permanece pacientemente en su casa como acto de adoración y sabe que no le afectará excepto aquello que Allah le haya decretado recibirá la recompensa del mártir».
Según comentario del especialista en hadices de los ss.XIV-XV Ibn Jayar al-Asqalani: «El significado explícito del hadiz es que aquel que reúna los atributos mencionados obtiene la recompensa del mártir aunque no muera por la enfermedad» (Fath Al Bari).
Dos tradiciones atribuidas a Muhammad que avalan con claridad inequívoca las tesis actuales, y demuestran que ya en el siglo VII se tenía una clara percepción del concepto de contagio y sus formas de prevenirlo y minimizarlo.