Ante el terrible atentado que ha sufrido París, y que están sufriendo no pocos países y poblaciones del mundo, y solidarizándonos con todas las familias víctimas de la violencia, deseamos compartir con vosotros este extracto de la acertada reflexión de nuestro colaborador Dídac P. Lagarriga (Abdel-latif Bilal ibn Samar):
«…El París de las letras y las artes, también las islámicas, el hogar de miles de musulmanes pacíficos y conciliadores, la ciudad diversa, forma parte del peor enemigo del deseo colonial y sus ejércitos. No caigamos en una falsa dicotomía Islam/Occidente, porque nos encontramos ante un sí en la Vida, agradecidos y respetuosos, que hace frente a un no acérrimo y tóxico cuyo deseo es imponer un mundo asustado y desconfiado, fracturado y dócil. Un mundo sin el espacio sagrado, que es el espacio del vínculo y del amor a la pluralidad. Un París dentro de París que también se opone a la segregación y la marginación que lo rodea, fábrica de frustración y rabia, en esta arquitectura de la exclusión llamada “banlieue”.
Ciudades cultas
Sarajevo, Jerusalén o París, como Beirut y otras muchas, representan (o representaban) ciudades cultas y de cultos varios donde la convivencia es factible. Atacar a la población civil en París o Damasco, en Londres o Bagdad, forma parte de la misma lógica colonial y, por lo tanto, sólo se puede combatir sin seguirle el juego. Alejándonos de sus complicidades y dejando de utilizar su lenguaje perverso y tergiversador.
Hay un islam culto, pacífico y diverso, extremadamente diverso, que no es la amenaza, sino el amenazado. Amenazado de forma directa y diaria por este ejército colonial que viste diferentes uniformes y banderas, pero que tiene muy claro que el objetivo no es esta masa abstracta llamada “Occidente”, sino los tejidos de afinidad que se crean entre personas, de todo tipo y procedencia, que resisten al dominio del miedo y del odio para continuar abriendo estos espacios de vecindad con todos los esfuerzos posibles (el verdadero yihad) más allá de los intereses económicos y políticos».