La fotógrafa brasileña y colaboradora de la FUNCI, Lucinda Simas Magalhaes, ha recorrido gran parte de la geografía marroquí en busca de escenas domésticas, tradiciones rurales, paisajes y gentes. Fruto de sus numerosos viajes, ha recabado una abundante y excelente documentación gráfica que, a través de los gestos y las manos de las personas, la mirada o, simplemente, la intimidad de un rincón al que presta vida un objeto o un animal, ha sabido captar con su visión personal la luz restallante y la intensa vida cotidiana del país vecino.Dos comadres de luto charlan al azoco de la tarde. El cepillo, junto al muro enjabelgado, espera su turno para ser usado.
En el paseo marítimo de Essaouira, soplan hoy vientos de poniente. La lluvia ha barrido prácticamente todo asomo de vida. Sólo dos paseantes se atreven con la noche.
Mohamed se esmera en su chiringuito de Dahla en servir té caliente, y lo que se tercie, a los escasos turistas que hasta allí se acercan. Es sitio modesto, pero no falta la tele que trae noticias frescas de otros lugares más concurridos.
Una mano esbelta y delgada que se abre como una flor para mostrar orgullosa al mundo su decoración de alheña recién aplicada.
No hay prisa. El tiempo sólo pertenece a Dios. Ya vendrá alguien que compre algo con qué sufragar el día. Mientras, con la mirada perdida, el abuelo se sumerge en no se sabe qué reflexiones.