El investigador del CSIC Juan Manuel García Ruiz subraya que el palacio nazarí es una referencia para la cristalografía ya que contiene todas las formas con las que los expertos trabajan.
La Alhambra no deja de sorprender. Los mosaicos pentagonales del palacio nazarí se han convertido ahora en el ejemplo perfecto para que un Nobel de Química pueda explicar su extraño descubrimiento.
La mañana del 8 de abril de 1982, el científico israelí Daniel Shechtman observó un cristal a través de su microscopio, pero aquel cristal no era como los demás: estaba formado por estructuras cuyo patrón no se repetía una y otra vez para conformar el objeto sólido que son (su simetría de rotación era de orden 5).
Sus cuasicristales, que no tenían nada que ver con cristales más comunes como el azúcar, la sal, los rubíes o los diamantes, estaban formados por una «estructura imposible» y prohibida por la Teoría de la Cristalografía. Ayer, la Real Academia de Ciencias de Suecia otorgó el Premio Nobel de Química 2011 a Shechtman por su hallazgo de los cuasicristales, que cambia el modo de concebir la materia sólida.
Un sitio de referencia
Juan Manuel García Ruiz, investigador del CSIC en la Universidad de Granada, asegura que la Alhambra es «un sitio de referencia para los cristalógrafos porque en el palacio están todas las formas posibles».
Pero ¿qué tienen que ver los mosaicos de la Alhambra con los cuasicristales del Nobel? El cristalógrafo ofrece un ejemplo muy claro: «Si tienes una pared, la puedes texelar (alicatar) con distintos tipos de figuras: con cuadrados, con triángulos, con hexágonos… pero no se puede hacer con pentágonos porque siempre quedarían rombos huecos. Es imposible rellenar una pared con pentágonos. La otra forma de hacerlo es utilizando más de una figura, por ejemplo pentágonos y rombos». Aunque la mayoría de las figuras de los mosaicos de la Alhambra son alicatados «de cristales con simetría de orden dos, tres, cuatro y seis, también existe en algunos sitios del palacio simetría de orden 5″. Igual que la de los cuasicristales.
Rafael Pérez Gómez, profesor del Departamento de Matemática Aplicada de la UGR, explica que no hay que confundir la forma de los cuasicristales con la de la mayoría de los mosaicos del palacio, puesto que éstos sí siguen un patrón que se repite». Los que se acercan al modelo de Shechtman son aquellos que poseen «falsos centros de rotación de orden 5, que se destruyen por la decoración del lazo del diseño periódico», y que se encuentran, subraya, en el pabellón norte del Patio de la Acequia del Generalife. A los científicos les costaba entender cómo era posible que los átomos no siguieran normas regulares. Pero les ayudaron a comprenderlo precisamente esos «mosaicos medievales».
El descubrimiento fue en su día tan controvertido que al científico se le pidió que abandonara el grupo de trabajo en el que se encontraba. Sin embargo, continuó luchando contra las bases de la química para que los científicos y la ciencia aceptaran la naturaleza misma de esta nueva estructura de la materia.
Para García Ruiz, el Nobel premia el tesón y perseverancia de un científico que fue ignorado y cuyo descubrimiento fue tachado de erróneo. «Él mantuvo sus experimentos y fue a contracorriente».