Las mujeres amazigh: guardianas de su lengua en Marruecos

Autor del artículo: Dr Mohamed Chtatou

Fecha de publicación del artículo: 30/06/2022

Año de la publicación: 2022

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La compleja relación lingüística entre el tamazight, el idioma bereber, y el árabe moderno, muy influida por el colonialismo francés, condujo a que el gobierno marroquí rechazase deliberadamente la responsabilidad de preservación cultural del primero, dejando la tarea en manos de la sociedad amazigh, o bereber. Dado que los propios imazighen deben mantener su lengua y su cultura frente a su escasa representación en la esfera pública, este artículo sostiene que el componente de género del tamazight ha colocado a las mujeres en una posición única para continuar con las tradiciones de su comunidad. Las mujeres procedentes del ámbito rural -especialmente aquellas analfabetas- preservan el tamazight como una lengua viva y vibrante, infundiendo formas artísticas tradicionales con la oralidad para transmitir las tradiciones lingüísticas de generación en generación. En el género de la música y la poesía, las mujeres amazigh utilizan sus versos para mantener a la comunidad informada de los movimientos de los distintos miembros. Narran y registran los acontecimientos importantes de la comunidad para la historia oral, hacen cumplir los códigos morales y sociales y recuerdan a la comunidad en su forma ampliada de sus vínculos comunes.

Contexto histórico, el impacto del periodo colonial en Marruecos

Fatima Sadiqi señala que la lengua amazigh ha sobrevivido hasta la actualidad a pesar de las notables condiciones hostiles a su conservación (Sadiqi 2013, 110). El tamazight ha tenido que competir con otras múltiples lenguas que han tenido relativamente más poder político, como el francés y el árabe. No ha sido reconocida como lengua oficial del Estado centralizado hasta 2011. De hecho, en la historia reciente, la sociedad amazigh y la lengua tamazight fueron marginadas por el gobierno en un intento de reforzar la arabización poscolonial. El gobierno colonial francés adoptó una estrategia de «divide y vencerás» que promovía la cultura bereber mediante una serie de políticas que también restaban importancia a la identidad árabe e islámica. Los franceses dieron a los amazigh la opción de utilizar el derecho consuetudinario en lugar de la sharía, y establecieron escuelas bereberes que excluían el uso del árabe en la enseñanza. Estas políticas fueron un intento de poner a los bereberes bajo el paraguas de la cultura francesa y aumentar la distancia, y posible animadversión, entre los bereberes y los árabes, debilitando los lazos sociales y reforzando el sistema colonial.

Esta estrategia tuvo importantes repercusiones para la sociedad amazigh en el periodo poscolonial, ya que el nuevo gobierno se apresuró a hacer hincapié en la identidad árabe e islámica, una misión que se manifestó en políticas que pueden considerarse, en el mejor de los casos, como una desestimación de las cuestiones amazigh y, en el peor, como una discriminación absoluta. El tamazight no recibió reconocimiento oficial hasta 2011, las televisiones marroquíes no emitieron en tamazight hasta la década de 1990, y hasta hace poco era ilegal registrar algunos nombres amazigh. Con el desinterés demostrado por el gobierno marroquí en los asuntos amazigh, la responsabilidad de la supervivencia del tamazight se trasladó a la periferia, a los propios imazighen. Dentro de la sociedad bereber, se puede observar que las mujeres -en particular las mujeres procedentes del ámbito rural y/o analfabetas- desempeñan una función vital en la preservación de su lengua, ante la ausencia de una representación adecuada en la esfera pública. Hay una serie de razones por las que las mujeres son ahora las principales encargadas de la lengua y la cultura amazigh.

La relación de las mujeres amazigh con la lengua

En primer lugar, las lenguas árabe y tamazight tienen connotaciones de género en sus entornos de uso, ya que el árabe moderno se asocia principalmente a los hombres y el tamazight, a las mujeres (Sadiqi 2007, 27). El entorno principal del árabe moderno estándar es oficial y profesional: las oficinas políticas, los organismos empresariales, las instituciones religiosas, las oficinas jurídicas y los medios de comunicación utilizan el árabe moderno. Es la lengua por defecto del conocimiento escrito (Sadiqi 2007, 27). A pesar de las recientes reformas, el tamazight brilla por su ausencia en estos ámbitos oficiales. Y como el árabe moderno es la lengua de la esfera pública, sus hablantes más competentes y prolíficos son hombres, mucho más representados en la esfera pública que las mujeres. En el caso del tamazight, su enseñanza en las escuelas y su uso con carácter oficial es reciente, y con frecuencia no se escribe. Su entorno principal es el hogar -la esfera privada-, y se utiliza habitualmente para difundir la literatura oral, las historias populares y las tradiciones. Su uso es íntimo e informal. Estas características informan de la naturaleza de género de la lengua. Como dice Fátima Sadiqi, el contexto situacional del tamazight ha dado a la lengua una connotación claramente femenina:

«Como lengua de la identidad cultural, del hogar, de la familia, de la afiliación al pueblo, de la intimidad, de las tradiciones, de la oralidad y de la nostalgia de un pasado remoto, el bereber perpetúa atributos que se consideran femeninos en la cultura marroquí.» (Sadiqi, 2013).

Subrayando aún más la naturaleza de género de la política lingüística, la tarea de preservar la lengua y la cultura para la sociedad está marcada por el género en sí misma: mientras que en el ámbito urbano, los hombres son los principales responsables de la campaña para llevar el tamazight a la vanguardia de la conciencia pública, las mujeres del ámbito rural son las que preservan y mantienen viva la lengua dentro de sus propias comunidades (Hoffman 2006, 147). La oralidad de las mujeres analfabetas es un factor importante para la supervivencia del tamazight, ya que utilizan la lengua en la comunicación doméstica, en la crianza de los hijos y en la repetición de cuentos populares, poemas, proverbios, canciones e historias familiares y culturales. Dado que la lengua materna, el tamazight y las lenguas amazigh afines, no es la lengua de instrucción en la enseñanza formal, corresponde a las mujeres bereberes transmitir el conocimiento de la lengua materna a las generaciones siguientes (Ennaji, 168). Además, como principales cuidadoras de los niños, las mujeres son el primer vínculo de los niños con el tamazight, lo que confiere a la lengua su condición de lengua materna (Sadiqi 2007, 31) y consolida aún más su longevidad a pesar de la falta de representación en la esfera pública.

Otra razón por la que se puede considerar a las mujeres como los principales actores en la preservación del tamazight es su rol como guardianas de la cultura. Además de gestionar sus hogares y criar a sus hijos, las mujeres han desempeñado una función fundamental en el mantenimiento del patrimonio artístico y cultural amazigh, a través de su trabajo en medios como el textil, la música, la poesía y la danza (Becker 2013, 120). Una vez más, las mujeres analfabetas son especialmente importantes, ya que impregnan estas artes con tradiciones orales transmitidas de generación en generación. Por ejemplo, las mujeres dan nombres tamazight a los patrones y motivos de sus tejidos y los transmiten a sus hijas (Becker 2013, 131). Los nombres varían en función de la similitud que la tejedora establece entre el patrón y los objetos circundantes o el mundo natural (Becker 2013, 131), de manera que un mismo patrón puede tener una multitud de nombres tamazight, en función de cada artista y familia. El canto y la danza tienen tradiciones orales similares: los movimientos específicos también tienen nombres tamazight descriptivos, según las acciones que invocan, y las letras de las canciones nunca se escriben, sino que se transmiten oralmente a lo largo de generaciones (Becker 2006, 49).

Tradiciones orales: las mujeres en las canciones y la música

La investigación de Katherine Hoffman sobre la participación de las mujeres amazigh en el canto y la música ilustra cómo el mantenimiento de las tradiciones culturales tiene un propósito mayor que la preservación de la lengua. De hecho, constituye el pegamento mismo de la sociedad en una época en la que muchas familias amazigh están separadas geográficamente.

Las familias de esta comunidad se han distanciado, ya que las mujeres se quedan atrás cuando los padres y los maridos emigran lejos de casa en busca de trabajo. La responsabilidad de mantener el orden social en el hogar -mantener relaciones pacíficas con los vecinos, estar al tanto del movimiento de personas y bienes en su zona- recae en las mujeres que se quedan atrás (Hoffman 2002, 513). Su vigilancia para garantizar la seguridad social y económica de sus comunidades se narra constantemente a través del animado tizrrarin. Los tizrrarin, coplas a capella, son una parte importante de las tradiciones orales de las mujeres amazigh. Se interpretan sin acompañamiento musical o de percusión y a menudo invitan a la participación del público mediante líneas repetitivas de llamada y respuesta (Hoffman 2002, 513). El tizrrarin, interpretado por mujeres amazigh, presenta una serie de características notables.

En primer lugar, las letras no son simplemente un entretenimiento, sino noticias sobre la migración y los viajes de los miembros de la familia, y sobre los próximos acontecimientos sociales que han de suceder, como bodas o festivales. De este modo, el tizrrarin de las mujeres amazigh sirve para vincular a los miembros de su comunidad, manteniendo un sentido de unidad incluso a pesar de los desafíos de la separación geográfica. El carácter local de este género queda ilustrado por el hecho de que este género nunca se ha comercializado para un consumo más amplio, como ha ocurrido con muchos otros en festivales de música y hoteles turísticos (Hoffman 2002, 514).

La segunda función del tizrrarin es narrar y registrar para la historia oral los acontecimientos que unen a la comunidad. Al igual que sus versos suelen cantarse para anunciar la llegada de las comitivas en las bodas locales, también se cantan en las propias celebraciones. Los tizrrarin se escuchan todos los días de las celebraciones, que duran varios días, y sirven para coser en la memoria colectiva de la comunidad las señas de identidad importantes de esos acontecimientos. Según la observación de Katherine Hoffman, «[marcan] los movimientos liminales llenando los espacios entre lo que la gente considera acontecimientos: esperar a que se sirvan las comidas, ir en una camioneta desde el pueblo de la novia al del novio o dar la bienvenida a los invitados a un pueblo» (Hoffman 2002, 514).

La tercera contribución del tizrrarin a la fortaleza de las comunidades amazigh es su papel a la hora de forjar vínculos y salvar las diferencias, mediando así en los posibles conflictos. Una vez más, esta función, al igual que las demás, ilustra el uso particular de las tradiciones orales y lingüísticas de las mujeres en el mantenimiento de las comunidades amazigh. Las reuniones públicas, como las bodas, pueden alcanzar proporciones inmensas en la cultura amazigh; los invitados a una boda, por ejemplo, pueden llegar a ser cinco mil (Hoffman 2002, 517). Estos acontecimientos son oportunidades para que se reúnan diversos grupos familiares y tribus, y los invitados recorren distancias considerables para asistir al evento. Por ello, los conflictos pasados o actuales y las opiniones divergentes pueden generar discordia en estas grandes reuniones. Una de las funciones del tizrrarin es declarar los vínculos entre las personas «articulando las normas morales y sociales colectivas» (Hoffman 2002, 517), cortando así el conflicto de raíz antes de que empiece, al recordar a las personas sus puntos en común y crear un sentimiento de unidad comunitaria y familiar.  En general, la responsabilidad de hacer cumplir los códigos morales en las comunidades amazigh recae sobre las mujeres mayores y casadas. Estas fomentan la unidad en tiempos de conflicto mediando en las disputas entre facciones (Hoffman 2002, 519). Sus versos cantados tienen el mismo propósito, con letras que hablan de la seguridad mutuamente beneficiosa que se encuentra cuando las aldeas y los grupos sociales trabajan y viven juntos en paz. Katherine Hoffman traduce una canción para ilustrar este tema:

“Somos uno, nosotros y vosotros

Compartimos los muros

Nuestros campos comparten sus bordes y arroyos

Como uno solo, son irrigados

Nuestros canales (Hoffman 2002, 517)[1]

Producción cultural: la mujer en las artes materiales

Las mujeres amazigh también desempeñan un papel en la producción cultural de sus sociedades. Su trabajo en las artes materiales es tan rico y prolífico que Cynthia Becker, una estudiosa de las artes africanas especializada en la cultura bereber, afirma inequívocamente que «las mujeres bereberes son artistas» (Becker 2006, 42). Sus obras de arte no sólo reflejan los temas de la identidad amazigh, sino también los de la feminidad y la maternidad, un recordatorio del alto estatus de las mujeres en esa sociedad.

Las mujeres amazigh suelen tejer alfombras durante el embarazo, utilizando figuras y motivos que simbolizan la vida, la fertilidad y el niño en el vientre de la madre. Becker ha observado incluso la personificación de los tejidos amazigh en el telar para simbolizar el papel esencial de la mujer en la donación de vida y la preservación de su identidad:

«En algunas zonas de Marruecos, las tejedoras se colocan físicamente a horcajadas sobre los hilos de la urdimbre y las vigas del telar antes de que se levanten, simbolizando el nacimiento del tejido. A continuación, el textil pasa por la juventud, la madurez y la vejez a medida que se teje. Las mujeres tienen el poder de la vida sobre el textil, y cuando la tejedora lo termina, lo corta del telar y se dice que el textil muere. Esta personificación del textil subraya los poderes reproductivos y creativos de las mujeres y, al equiparar los textiles con los seres humanos que pasan por el ciclo vital, refuerza el papel de las mujeres en la propagación de la identidad amazigh. «(Becker 2006, 44).

Una mirada hacia el futuro

Según Fatima Sadiqi, las lenguas amazigh deben su supervivencia ante todo a las mujeres (Sadiqi 2007, 27). Aunque esta afirmación puede parecer chocante, una mirada atenta a la multitud de formas en que las mujeres amazigh sostienen su patrimonio lingüístico y cultural arroja luz sobre la importancia de las mujeres en la protección y producción de la cultura. El caso de las lenguas amazigh es en sí mismo un testimonio de su labor: estas lenguas son antiguas y, sin embargo, hace muy poco que se han convertido en la lengua oficial de un Estado centralizado -cuya eficacia política es discutible- y han tenido que competir durante mucho tiempo con otras lenguas que tienen relativamente más poder social, como el púnico y el latín en el pasado o el árabe y el francés en la actualidad (Sadiqi 2007, 27).

El gobierno marroquí ha promulgado recientemente políticas para promover la cultura y la lengua amazigh, como el reconocimiento del tamazight como lengua oficial y la introducción de su enseñanza en las escuelas marroquíes. Aunque es cierto que los métodos utilizados en estas iniciativas han sido objeto de mucho debate y crítica, y sin entrar en las cuestiones políticas que hayan podido motivar esta iniciativa, el hecho fundamental es que el uso de las lenguas amazigh está fuertemente asociado a las mujeres, y cualquier iniciativa para promoverlas tendrá sin duda un efecto en el progreso de las mujeres. De hecho, la educación es una herramienta esencial para elevar la condición de la mujer en todos los ámbitos del desarrollo.

Las mujeres rurales de las comunidades tradicionales son las que más mérito tienen en la conservación de su patrimonio lingüístico y cultural, por lo que serán las que más se beneficien de la enseñanza de idiomas hoy y en el futuro. En la actualidad, la barrera lingüística entre las mujeres que hablan tamazight en la periferia y las profesionales que hablan árabe en el centro, es la que impide a estas mujeres acceder a las funciones más básicas de la sociedad y del gobierno centralizado. Para ver un ejemplo relevante, basta con imaginar la dificultad que podría tener una mujer de habla tamazight para interactuar con un médico o un policía de habla árabe y comunicarle sus necesidades. Académicas feministas como Fátima Sadiqi ven muchos motivos de esperanza en el futuro de Marruecos. Como afirma,

«La participación activa de las mujeres en los asuntos públicos puede permitir un uso equitativo de las lenguas. Esta participación podría incluso cambiar el uso y las actitudes hacia las lenguas: podría desmitificar y reducir la brecha entre hombres y mujeres, así como entre las lenguas en uso. «(Sadiqi, 28).

El idioma como forma de empoderamiento

Sin embargo, es importante señalar que, al igual que la tarea de preservación cultural ha recaído en las mujeres bereberes, se puede hacer una observación similar sobre el empoderamiento de las mujeres, en general. Al igual que las mujeres amazigh son productoras activas de tradiciones lingüísticas y culturales, también son buscadoras activas de su propio empoderamiento. Mientras que las estructuras del gobierno y la sociedad pueden haber fracasado a la hora de elevar el estatus de las mujeres y asegurarles una medida de poder social, las mujeres amazigh son, sin embargo, negociadoras del poder en la política lingüística.

A pesar de que las mujeres amazigh tienen que enfrentarse a una sociedad fuertemente patriarcal, utilizan las opciones lingüísticas a su disposición, variable en función de su posición socioeconómica, para desarrollar estrategias de comunicación empoderadoras (Sadiqi 2003, 12). Se pueden analizar varias de las tradiciones orales ya comentadas en este artículo para descubrir la sutil multitud de formas en que las mujeres amazigh negocian el poder social para sí mismas.

Las mujeres rurales y/o analfabetas lo consiguen gracias a su dominio de la literatura oral y a las habilidades tradicionales transmitidas a través de las generaciones. En cuanto a lo primero, la naturaleza de la sociedad patriarcal marroquí ha silenciado en gran medida los géneros orales femeninos. Sadiqi describe la naturaleza de la contribución de las mujeres marroquíes a la literatura oral como «voces ‘no oficiales’ que circulan como literatura ‘anónima’ en la comunidad, sin reconocimiento oficial » (Sadiqi 2003, 13). Sin embargo, esto tiene un sorprendente efecto de empoderamiento para estas mujeres porque, al no haber obtenido nunca autoridad social, sus voces están menos sujetas a las restricciones sociales y tienen más espacio para expresarse (Sadiqi 2003, 13). Las mujeres rurales y/o analfabetas también utilizan la oralidad para negociar el poder social a través de su conocimiento de las habilidades tradicionales. Habilidades como la partería, la maternidad, la crianza de los hijos, los remedios a base de hierbas, el tejido de alfombras, el arte de la henna y la cocina son dominadas y transmitidas a través de las generaciones por las mujeres (Sadiqi 2003, 13). Aunque no son necesariamente habilidades prominentes o prestigiosas, son necesarias para la supervivencia de la sociedad y las mujeres maximizan su valor manteniendo el secreto y monopolio de estas habilidades. Como explica Sadiqi:

«La adquisición de habilidades tradicionales es una oportunidad para que las niñas y las mujeres experimenten sensaciones típicamente femeninas que dan a las mujeres autoridad en las reuniones de mujeres y poder ‘oculto’ en la sociedad en general» (Sadiqi 2003, 14).

Contar historias es otra forma de que las mujeres amazigh se reafirmen y demuestren su valor social, especialmente para las mayores, que pueden sentir que su estatus está siendo usurpado por mujeres más jóvenes en edad fértil (Sadiqi 2003, 17). Las abuelas entretienen a su público, a menudo niños pequeños, con historias de suspense que no acaban. Su habilidad para tejer historias es muy respetada, y no sólo como figuras de entretenimiento. «Exhiben un pensamiento poderoso, memoria y un hábil uso del conocimiento psicológico de la naturaleza humana» (Sadiqi 2003, 17). Sus historias pueden incluso contener temas que hacen referencia y desafían sutilmente a la sociedad patriarcal, con protagonistas femeninas que utilizan su inteligencia para triunfar sobre sus homólogos masculinos (Sadiqi 2003, 17).

Conclusión

Este artículo ha analizado brevemente el contexto histórico y político de la política lingüística en Marruecos en relación con el tamazight, como telón de fondo para comprender el componente de género de esta lengua, especialmente en comparación con el árabe moderno. Las políticas coloniales francesas tuvieron implicaciones duraderas para la sociedad amazigh en el periodo poscolonial, ya que el nuevo gobierno se apresuró a hacer hincapié en la identidad árabe e islámica. La desafortunada consecuencia fue un grave retraso en el reconocimiento oficial de los intereses amazigh y unas políticas que no comprendieron la importancia de la identidad y la cultura bereber en Marruecos.

Dado el desinterés demostrado por el gobierno marroquí por las cuestiones amazigh, las mujeres amazigh -en particular las mujeres de entornos rurales y/o analfabetas- han desempeñado un papel vital en la preservación de su lengua y cultura tradicionales ante la ausencia de una representación adecuada en la esfera pública. Aunque esta complicada política lingüística confiere al árabe y al tamazight un carácter claramente sexista, y representa una desigualdad inherente entre los sexos, también confiere a las mujeres una función de empoderamiento singularmente como cuidadoras y transmisoras de la lengua y la cultura amazigh. El rol de las mujeres en la casa y el hogar les confiere una inclinación natural hacia la lengua, por ejemplo, en la enseñanza del idioma a sus hijos, pero también son participantes activas en otras tradiciones orales y culturales: el canto, la danza, los cuentos populares y las artes materiales. Incluso cuando se enfrentan a las desigualdades de género sistémicas y a la falta de apoyo gubernamental para preservar su cultura, se ha visto que las mujeres amazigh son negociadoras activas del poder social en su uso de la lengua. Lejos del papel de objetos pasivos que tan a menudo se les atribuye, su uso del lenguaje es creativo y poderoso, asegurando para sí mismas el empoderamiento social que otros descuidan.

Dr. Mohamed Chtatou

Bibliografía

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[1] Traducción de Alfonso Casani – FUNCI.