Karagöz: el teatro turco

Autor del artículo: Olaia Maiza Sola

Fecha de publicación del artículo: 03/06/2025

Año de la publicación: 2025

Temas: , .

De acuerdo con la descripción de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO, el Karagöz es un tipo de teatro de sombras donde figuras de humanos, animales u objetos, conocidos como tasvir, se sostienen frente a una fuente de luz proyectando sus sombras en una pantalla hecha de pieles de buey o camello[1]. «Las marionetas son manipuladas por un maestro del arte, el hayali, al que a veces ayudan uno o varios aprendices que se instruyen participando en la creación de los tasvirs y realizando el acompañamiento musical». [2]. Este tipo de teatro toma su nombre de uno de los personajes principales de la obra, Karagöz (en turco: «Ojos negros» o «Gitano») [3].

Se trata de una manifestación cultural popularizada en la época del Imperio Otomano, principalmente en Turquía, pero también estuvo presente en las zonas que ocupan las actuales Siria, Egipto, Grecia, Bosnia-Herzegovina y Georgia.

© Fikriyat.com

El origen del Karagöz

© Karagöz Museum

Existen diversas versiones sobre el origen y la llegada de este tipo de teatro a la región de Anatolia [4].

La primera de ellas, y la más aceptada, afirma que pudo originarse en China y llegar al Imperio Otomano a través de los mongoles y las migraciones turcas desde Asia Central. Según otras versiones, estas representaciones vendrían de Egipto, tras la conquista en 1517 del Sultán Selim I. Otra versión sostiene que habrían sido introducidas en Anatolia por los gitanos desde Java y la India, pues la llegada de poblaciones gitanas al Imperio Otomano coincidiría con la fecha en la que el Karagöz comienza a representarse. También pudo ser traído por los judíos sefardíes desde la península ibérica.

Características

Este tipo de obras son de carácter cómico, protagonizadas por Karagöz y Hacivat junto con otros personajes secundarios.

Su forma definitiva se estandarizó en el siglo XVI y se divide en un prólogo (mukkademe, giriş) un diálogo, (muhavere), la obra (fasıl, oyun) y el epílogo (bitiş), a lo largo de los cuales la música es un elemento esencial.[5]

A través de diálogos improvisados y discusiones entre los personajes, se exponen situaciones de la vida real y cuestiones atemporales sobre la condición humana. Como muestra de un tipo de teatro popular, es representativo de la sociedad de la época y refleja la diversidad social de las gentes que vivían en el imperio, sus creencias, tradiciones, costumbres, lenguas, religiones…

La leyenda

Según la leyenda, Hacivat y Karagöz fueron dos canteros que trabajaron juntos en la construcción de la Mezquita de Orhan Gazi de Bursa a mediados del siglo XIV, cuando la ciudad aún era capital del Imperio previamente a la toma de Constantinopla.

Formaban un tándem singular y sus incesantes conversaciones resultaban tan entretenidas que los demás obreros a menudo interrumpían el trabajo para escucharlos. Así pues, cuando el sultán se enteró de que fueron los causantes de que la mezquita no pudiera terminarse a tiempo, ordenó que los ahorcaran.[6]

Mezquita Orhan Gazi © Wikipedia

Los personajes

Los personajes de esta obra son conocidos por encarnar diversas categorías sociales, características y aspectos culturales de la época. Hacivat representa a la clase urbana culta y sofisticada, a menudo caracterizada como educada y elegante. Simboliza a la élite culta, incluidos eruditos, burócratas y moradores de la ciudad. Su personaje habla de forma refinada, y a menudo se le ve vistiendo ropas otomanas tradicionales asociadas a los sectores eruditos. Por otro lado, Karagöz encarna al pueblo llano, personificando a las clases más bajas, en particular la población rural y los campesinos. Se le escenifica como una persona inculta, bromista e ingeniosa, que suele hablar de forma más coloquial y directa. Karagöz suele vestir ropas más sencillas, propias de la clase popular.

Los personajes de esta obra son conocidos por encarnar diversas categorías sociales, características y aspectos culturales de la época.

Estos dos personajes no sólo reflejan la división entre lo urbano y lo rural, sino que también ponen de relieve las tensiones e interacciones entre los distintos estratos sociales del Imperio Otomano. Las representaciones muestran a menudo a estos personajes en todo tipo de situaciones humorísticas, poniendo de manifiesto la dinámica y los contrastes entre sus personalidades y trasfondos sociales. Así, el espectáculo incorpora elementos de la gran diversidad cultural, social y lingüística presentes durante la época otomana. Las interacciones y los conflictos entre estos personajes sirven a menudo como reflejo de las complejidades y la pluralidad de la sociedad de la época, como ya hemos mencionado anteriormente.

Existen algunos personajes secundarios que merecen ser analizados, los cuales pueden variar dependiendo de la obra.

© UNIMA

En primer lugar, la madre de Karagöz suele encarnar la sabiduría y los valores tradicionales. Puede simbolizar las arraigadas normas culturales, rituales y costumbres del momento. Su personaje sirve como fuente de orientación o como voz de la sabiduría en la obra, proporcionando consejos o percepciones basadas en dichos valores. Otro aspecto representado por la madre de Karagöz es la importancia de la familia y la influencia materna. Personifica la naturaleza cariñosa y protectora de una madre en el contexto de la sociedad otomana, lo que resalta la importancia de los lazos familiares y el papel de la mujer en el hogar. Este personaje también puede servir como recurso humorístico, al reproducir ciertos estereotipos asociados a las madres o a las mujeres mayores. Las funciones suelen incluir elementos cómicos o exageraciones con fines de entretenimiento propios del espectáculo.

Según la leyenda, Hacivat y Karagöz fueron dos canteros que trabajaron juntos en la construcción de la Mezquita de Orhan Gazi de Bursa a mediados del siglo XIV, cuando la ciudad aún era capital del Imperio previamente a la toma de Constantinopla.

Por otro lado, Ays es presentada a menudo como un atractivo amoroso. Su personaje simboliza el amor, el afecto o la búsqueda de vínculos románticos en el contexto de la narrativa, lo que provoca tensiones y situaciones cómicas entre los distintos personajes. También puede encarnar unos ideales de belleza, feminidad, gracia o encanto. Este personaje también suele actuar como catalizador de conflictos en la trama. Debido a su particular estatus social y bagaje cultural, ofrece una visión de las normas, valores o expectativas sociales relacionados con la mujer en el contexto de la época otomana.

Otros personajes recurrentes son el inmigrante de los Balcanes (Muhacir), el Tartar (Tatar), el armenio (Ermeni), el judío (Yahudi) o el griego (Rum), entre muchos otros, los cuales son representados como caricaturas y basados en estereotipos [7].

Representaciones expuestas en el Museo Karagöz de Bursa, ©Wikimedia

Los protagonistas casi siempre tienen un final trágico. La muerte de ambos puede servir para varios propósitos dentro de la trama. Por un lado, simboliza los problemas sociales, los conflictos y las injusticias existentes en la época. Puede constituir también una reflexión sobre las luchas de poder y las tensiones entre estratos sociales, así como las consecuencias de esos conflictos. Estos finales trágicos son habituales en la literatura tradicional, cuyo objetivo es impartir lecciones morales o poner de relieve las duras realidades de la vida. Su propósito es ejemplificante, aunque siempre revestido de humor y sátira.

Crítica social, sufismo y memoria cultural

A lo largo de la historia, este tipo de manifestaciones culturales han sido muy comunes entre los diferentes pueblos y civilizaciones. El teatro, los títeres y el humor son un medio recurrente para evacuar la presión social, aunque contienen una evidente crítica sociopolítica profunda y compleja [8]. Además, era una manera a través de la cual los grupos populares se definían y se expresaban de forma crítica contra las clases pudientes. Este es un fenómeno conocido como «inversión de las dinámicas de poder», es decir, durante un breve periodo de tiempo los roles sociales se invierten, volviendo todo al final a su estado original.

Estos teatros de sombras se solían representar en cafés, jardines y plazas, y se daban especialmente durante el Ramadán, lo que favorecía la cohesión social en un ambiente festivo y popular que se producía en el espacio público.

Estos teatros de sombras se solían representar en cafés, jardines y plazas, y se daban especialmente durante el Ramadán, lo que favorecía la cohesión social en un ambiente festivo y popular que se producía en el espacio público. Resulta pertinente mencionar los estrechos vínculos que estas manifestaciones tienen con el sufismo. El objetivo de la obra era entretener, pero también lograr una experiencia religiosa. Aunque su origen no es explícitamente sufí, las historias y las interacciones resuenan a menudo con enseñanzas sufíes que abarcan mensajes filosóficos más profundos mediante la ironía y el humor. Incluso la dualidad entre los dos personajes principales y la imagen de las sombras manejadas por su creador, están profundamente conectadas con los principios sufíes. Esto responde al importante papel que las prácticas sufíes han tenido en la conformación de la sociedad y la cultura turcas.

Escena de Hacivat Karagöz Neden Öldürüldü? © IMDb

Actualmente, las representaciones se realizan en salas de espectáculos y escuelas, donde siguen atrayendo a un buen número de gente. En el año 2006, el actor y productor turco Ezel Akay dirigió la adaptación cinematográfica de una de las versiones del Karagöz en Hacivat Karagöz Neden Öldürüldü, –Killing the Shadows en su versión en inglés.

Esta herencia cultural, a veces relegada a un segundo plano, es de suma importancia, ya que es portadora de un sistema de valores propios de una determinada sociedad.

Además, para contribuir a la salvaguardia de estas representaciones, se han puesto en marcha numerosas iniciativas de difusión y mediación, así como medidas de protección tanto por las autoridades turcas, como por instituciones y organismos internacionales. Entre ellas, se encuentra la inauguración del Museo de Karagöz en la ciudad de Bursa, la creación de centros de estudios e institutos de investigación, o la promoción de su aprendizaje en las escuelas, asegurando así el relevo generacional.

Esta herencia cultural, a veces relegada a un segundo plano, es de suma importancia, ya que es portadora de un sistema de valores propios de una determinada sociedad. Además, el arte y la técnica pertenecen al pasado de una sociedad, al igual que lo hacen los grandes yacimientos y monumentos, permitiendo conocer otros aspectos sobre el contexto histórico en el que se desarrollan.

 

 

Referencias

[1] UNESCO. (2009). El Karagöz. Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. https://ich.unesco.org/es/RL/el-karagoz-00180

[2] UNESCO. (2009). El Karagöz. Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. https://ich.unesco.org/es/RL/el-karagoz-00180

[3] Encyclopædia Britannica. (s.f.). Karagöz. Recuperado el 29 de mayo de 2025, de https://www.britannica.com/art/Karagoz

[4] UNIMA Türkiye. (2021). Kâtip Salih. https://www.unima.org.tr/katip-salih/

[5] Union Internationale de la Marionnette. (2012). Karagöz. En World Encyclopedia of Puppetry Arts. https://wepa.unima.org/es/karagoz/

[6] Turkish American Arts Society of New York. (2016). About Us & Karagöz Everywhere. Karagöz Everywhere. https://karagozeverywhere.com/about-us

[7] Nicolas, M. (2012). Karagöz. Enciclopedia Mundial de las Artes de la Marioneta. UNIMA. https://wepa.unima.org/es/karagoz/

[8] Miller, A. R. (2013). Turkish shadow puppetry and the carnivalesque. Palgrave Macmillan.