Yayuka, música sufí para el mestizaje

Autor del artículo: Mohamed Chtatou

Fecha de publicación del artículo: 30/08/2021

Año de la publicación: 2021

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«La música de The Master Musicians es un atronador y transportador coral de zumbidos ondulantes y fanfarrias estridentes y extáticas…», Rolling Stone
«una tormenta de sonido», New York Times

Marruecos constituye una encrucijada en la que se encuentran y conviven diferentes culturas, civilizaciones, lenguas, creencias y religiones. El país se distingue por las influencias culturales amazigh, árabes, judías, mediterráneas y africanas, que conforman la cultura marroquí y que figuran inscritas en oro en la Constitución del país de 2011.

En los distintos periodos de su historia milenaria, Marruecos fue invadido por los fenicios, los cartagineses, los romanos, los vándalos, los árabes, los portugueses, los españoles y los franceses. La diversidad cultural y la tolerancia no son conceptos nuevos para el marroquí medio, pues estas nociones están bien enterradas en su pasado, su subconsciente y su cultura. Pueden detectarse fácilmente en su lenguaje verbal cotidiano, en sus expresiones lingüísticas corporales e incluso en sus creencias religiosas, sin olvidarnos de su patrimonio material e inmaterial.

Un crisol de culturas

Cerca de la ciudad de Ksar Kabir, en el noroeste de Marruecos, hay una pequeña aldea llamada Tatoft, donde reside una cofradía religiosa de carácter singular: los Yayuka de Ahl Srif, un grupo que practica una música de trance espiritual que, supuestamente, cura a aquellos seguidores que están poseídos por espíritus malignos, sobre todo, por los jnoun.

Arian Fariborz describió a los músicos Yayuka en los siguientes términos:

“Yayuka es un pequeño e insignificante pueblo de 500 habitantes situado en el borde de las montañas del Rif, en el norte de Marruecos: sus casas encaladas tienen las puertas y los marcos de las ventanas pintados de azul. Un camino pedregoso bordeado de cactus exuberantes y rocas escarpadas conduce, a través de una colina, a la mezquita del pueblo y a la escuela.

Pero este no es un pueblo cualquiera. Yayuka es el hogar de una élite musical cuyos antepasados llegaron de Persia en los siglos IX y X y que siguen siendo famosos por los efectos mágicos y curativos de los sonidos que emiten.”

Estos valientes músicos son descendientes del santo sufí Sidi Ahmed Sheikh, que al parecer llegó desde el Mashreq en el siglo XIII con fines proselitistas, pero que acabó estableciéndose con los Ahl Srif, una población amazigh arabizada del Rif, enseñándoles las virtudes del sufismo y el arte de utilizar la música para curar algunas enfermedades y trastornos psiquiátricos.

Los míticos Maestros de Yayuka

Desde entonces, los Yayuka abandonaron la agricultura, su antigua ocupación, para entregarse en cuerpo y alma a la música espiritual sufí. Como contrapartida, todos los años en verano reciben donaciones de semillas y dinero de su tribu. Una especie de diezmo por su papel religioso de guardianes del mausoleo de Sidi Ahmed Sheikh y la perpetuación de su tradición ancestral de música de trance en la región.

Para muchos marroquíes, los maestros músicos de Yayuka son vulgares ghayatas, o músicos que deambulan por los zocos para pedir dinero a la gente de la zona. Pero, en realidad, los Yayuka son mucho más que un grupo de músicos de zoco o de fiesta de bodas, bautizos y circuncisiones; son un ejemplo de la diversidad cultural y la tolerancia en Marruecos, tanto de su pasado como de su presente.

Para algunos antropólogos, los Yayuka perpetúan tradiciones preislámicas que datan de los tiempos del Imperio romano, como los ritos anuales de fecundidad del calendario agrícola. Para otros, la gayata, o música de este grupo, rememora a la antigua divinidad Pan y a su deseo sexual, que lo vincula a la abundancia y la fecundidad. En efecto, en la antigua religión y mitología griegas, Pan es el dios de lo salvaje, de los pastores y rebaños, de la naturaleza de las montañas y de la música rural, compañero de las ninfas. Tiene las patas traseras y los cuernos de una cabra, al igual que un fauno o un sátiro. Para los etnomusicólogos, este grupo perpetúa una música milenaria única.

Los Maestros Músicos de Yayuka fueron revelados al público en 1968 por Brian Jones, el guitarrista estrella de los Rolling Stones, que había grabado las composiciones de sus ghaytas (instrumento de viento parecido a un oboe) en un álbum titulado «Brian Jones Presents the Pipes of Pan at Jajouka». «Muchos otros artistas, como Jimmy Page, Ornette Coleman y Peter Gabriel, también los mencionaron por la originalidad de su música. El grupo también influyó en los poetas y escritores de la «Generación Beat», como Williams Burroughs y Paul Bowles, que los conocieron en Tánger. Estos músicos marroquíes también aparecieron en la película «El cielo protector» de Bernardo Bertolucci, por sugerencia de Bowles.

El aspecto más relevante de los músicos Yayuka es su capacidad para asimilar con éxito la diversidad cultural en sus tradiciones musicales, culturales y espirituales. Los Yayuka son adeptos a la música sufí, una música que persigue liberar al alma de su envoltura corporal y le permite comunicarse abiertamente con los demás. Su música promueve el diálogo con los demás y la plena fraternidad de los hombres. Durante el último siglo, numerosos músicos de renombre internacional como Ravi Shankar, Randy Weston, Ornette Coleman y muchos otros fueron a su pueblo para conocerlos, apreciar su arte ancestral y compartir sus celebraciones.

Los Yayuka también son conocidos por su destreza musical para tocar la ghayta. Una técnica conocida como «respiración circular» que les permite tocar instrumentos de viento durante horas sin cansarse.

La fiesta de Buyludiya

El éxito de la tradición de los Yayuka reside en que su música, sus trances y sus prácticas religiosas destacan la fraternidad entre los hombres y la concordancia de las culturas.

La Buyludiya es una fiesta que los Yayuka celebran cada año en su pueblo, durante el Aïd al-Adha, o Fiesta del Sacrificio. Esta celebración de música de trance, de danza y de representación teatral conmemora la fecundidad, pero es, también, una fiesta para agradecer a Dios su generosidad con los hombres. La Buyludiya es, de hecho, un punto de encuentro entre la religión cristiana, con sus conceptos de celibato y pureza del alma, y la musulmana, con su ascetismo, su sentido del sacrificio y de la bendición divina (baraka), mezclados con un sustrato de espiritualidad pagana común a la región del Mediterráneo.

Maestros músicos de Yayuka y danza de trance Buyludiya

Esta práctica pagana fue introducida en el antiguo Marruecos por los romanos. En su mitología, el nombre del dios Pan era Lupercus. Desde entonces, está plenamente inmersa en la cultura popular marroquí, especialmente entre la población rural, que practica la agricultura para su subsistencia.

Lo interesante es que el temperamento y filosofía del marroquí medio a lo largo de la historia enfatiza su apertura de miras hacia el otro, incluso cuando ésta entra en contradicción con sus creencias. Por naturaleza, el individuo marroquí no rechaza aquello que procede de otro lugar, sino que intenta asimilarlo por sus propios medios y en su propio contexto para que no parezca chocar con su fe y su tradición. Es una gran capacidad de adaptación con el otro; una viva ilustración del don del multiculturalismo dinámico.

Baile del Buyelud durante el Festival de los Maestros de Yayuka, en junio de 2012.

Cuando Sidi Ahmed Sheikh, el célebre sufí venido de Oriente, llegó a la región de Tatoft, en el norte de Marruecos, en el siglo XIII, quedó impresionado por la belleza de la región y la amistad de sus habitantes. Les enseñó la religión islámica y, mientras lo hacía, comprendió que tenían amor y don para la música y que celebraban rituales paganos al final del verano. Como buen sufí, encaprichado con la apertura de miras y la pureza del alma, asimiló estas prácticas al islam y así es como la celebración del rito de la fecundidad se trasladó al calendario musulmán de la Hégira para coincidir con el Aid Al-Adha. Allí, la celebración se llamó Buyludiya o Buylud (el que lleva pieles) en árabe y Bouirmawen/ilmawen o Bouisrikhen/islikhen en tamazight, una referencia al uso, como disfraz, de pieles de las pieles de las ovejas sacrificadas durante el rito.

Otro elemento principal de la representación es la inclusión de una hermosa virgen del pueblo a la que el dios Pan trata de ablandar, para beneficiarse de sus favores sexuales para fecundarla y, por el mismo medio, para fecundar la naturaleza. En la tradición islamizada del rito, esta mujer es llamada Aicha al-Hamqa o “Aicha la loca”, con el fin de minimizar su papel y hacerlo aceptable ante la sharía, que condena este acto sexual ilegal. La práctica islámica también incluye al personaje de al-Hayy (el hombre que peregrinó a La Meca) en el acto de danza, un hombre vestido con una chilaba blanca (una túnica larga local con capucha) a través del cual se pretende islamizar esta tradición pagana, pero que no desempeña ningún papel particular en la celebración teatral.

Esta práctica fue inmortalizada en la obra de William Shakespeare (1564-1616) Julio César, escrita en 1606. En el primer acto de la segunda escena, Julio César pide a Antonio, que se prepara para una carrera religiosa, que toque la mano de Calprunia, su esposa estéril, para tener herederos para su vasto imperio.

Historia y leyenda

Los Maestros Músicos de Yayuka se caracterizan por los complejísimos ritmos y melodías que empiezan a aprender de sus padres en la infancia y que, si los practican toda la vida, les permiten convertirse en verdaderos ma’almin o maestros. Estas habilidades y secretos de los Maestros Músicos de Yayuka se han transmitido de generación en generación, a través de siglos de lucha y trabajo duro.

Neil Strauss, en un artículo para el New York Times, describe a los maestros músicos de la siguiente manera:

«Algunos piensan en la yayuka como música de trance, con sus gaitas de doble caña y tambores de marco, pero el Sr. Davis se sintió atraído por ella como música de fusión. ‘Yo la veo como una mezcla de melodías moriscas del mundo perdido de la España andaluza, un ritmo de fondo norteafricano y esta supervivencia de la antigua música arcádica, la música del mundo antiguo. Es un brebaje embriagador’».

Los maestros músicos de Yayuka tocan una variedad de música folclórica, antigua y nueva, con instrumentos tradicionales locales. La mayoría de las composiciones de su amplio repertorio son exclusivas de la familia Attar y sus tradiciones. Dentro de estas composiciones, Buyludiya, la música de trance del «padre de las pieles», y Buylud, se tocan en el pueblo durante la fiesta de Aid al-Kebir, la Fiesta Grande. Por su parte, Jamsa u Jamsin, su número musical más antiguo y complejo, ha sido tocado durante siglos por los maestros de Yayuka para el sultán, tanto en su palacio como en el campo de batalla. La Hadra apela a la energía espiritual del santo enterrado en Yayuka, Sidi Ahmed Sheikh, que habría bendecido a la familia Attar y a su música con la baraka y el poder de curar a las personas con enfermedades mentales y físicas.

Los maestros músicos de Yayuka se han especializado en el desarrollo de la música sufí. Tocan una forma de música de trance que se utiliza para curar los trastornos mentales. Todos los años, en el pueblo, se cose a un niño en pieles de cabra para que baile bajo el nombre de Buylud. El dios cabra toca la flauta para proteger a los pastores y llevar la fertilidad a la primavera. Los músicos tocan su música antigua para devolver a Buylud a su cueva. Después de que la bestia se calme con su música, pueden esperar una buena cosecha. Las mujeres afectadas por sus hojas de palmera tendrán hijos sanos y el mundo entero se llenará de felicidad y dicha.

Yayuka y cultura popular

La música de los Maestros de la Música ha sido descrita como «una tormenta de sonido» por el New York Times. Tras captar la atención del artista Brion Gysin y el escritor Paul Bowles en los años 50, el pueblo de Yayuka se convirtió en los años 60 en la meca de celebridades como los Rolling Stones, Ornette Coleman,Timothy Leary, etc.

Los maestros músicos de Yayuka tienen una larga historia de grabaciones por parte de artistas occidentales. Arnold Stahl produjo un disco, «Tribe Ahl Srif: Master Musicians of Yayuka», grabado in situ como parte de un documental escrito y producido por él mismo. Este doble álbum fue publicado a principios de los años 70 por la Sociedad del Patrimonio Musical. En la década de 1970, el sello francés Disque Arion publicó un único álbum con la misma música, producido por Stahl y titulado: «El Rif: The Ahl Srif Tribe». Ambos álbumes están acreditados a los Maestros Músicos de Yayuka. El propio nombre de ‘Músicos Maestros de Yayuka’ fue utilizado por primera vez por William S. Burroughs en la década de 1950, por Timothy Leary y Rosemary Woodruff Leary en las décadas de 1960 y 1970, y por Brian Jones en su álbum, publicado en 1971.

Las composiciones musicales de Yayuka

Jamsa u Jamsin (55)

Jamsa u Jamsin se traduce literalmente como el número cincuenta y cinco en árabe. Es el número de veces que se repite un ciclo rítmico muy complejo interpretado por los maestros músicos de Yayuka. También hay una pieza con el mismo título que tiene la forma de una suite con varias secciones reservadas a tránsitos o acontecimientos importantes. La tradición exclusiva de interpretación de esta pieza pertenece únicamente a los Maestros Músicos de Yayuka y es, probablemente, una de sus piezas más antiguas. También muestra el dominio de estos instrumentos la ghayta y el tbel (un modelo de tambor marroquí), por parte de los músicos. Debido a su complejidad rítmica y armónica, sólo los verdaderos ma’alam (maestros de la música) pueden tocarlo.

En la antigüedad, el Jamsa u Jamsin era interpretado tanto por pequeños conjuntos como por una orquesta de hasta 30 músicos de ghayta y 20 de tbel. Es muy melódico, intenso y bello.

Hadj Abdesalam Attar, el padre de Bachir Attar, dirigía al grupo repitiendo el complejísimo ritmo mediante golpes con el pie en el suelo. En el pasado, cuando un visitante importante llegaba al palacio del sultán, se interpretaba esta suite en su honor como bienvenida y como iniciación. Algunas secciones también podían tocarse cuando los músicos acompañaban al sultán a la batalla, como himno y preludio de la acción.

Los Maestros de Yayuka en 1971. Imagen interior del disco «Pipes of Pan at Jajouka».

Hadra

Hadra significa «presencia» en árabe, presencia de buenos espíritus y santos y la propagación de su bondad a los hombres, las viviendas, los campos y los animales. En el contexto del islam, es el término dado a los rituales colectivos supererogatorios practicados por las órdenes místicas sufíes. En muchos casos, se acompaña de música que induce al trance. En Yayuka, es una música sagrada y quizás la tradición más importante que conservan los maestros músicos de Yayuka.

El santo Sidi Ahmed Sheikh, su líder espiritual ancestral, se la transmitió y bendijo la música con una poderosa propiedad curativa, o baraka. Esta es la esencia de la Yayuka: paz, armonía, amor y tolerancia. Muchas personas que padecen enfermedades físicas y mentales se han curado con la música de Hadra durante cientos de años.

Tradicionalmente, se llevaba al pueblo a un hombre mentalmente inestable, a menudo con las muñecas atadas a un árbol cerca del mausoleo de Sidi Ahmed Sheikh. Los músicos tocaban la pieza de Hadra durante largos periodos, a veces varios días o una semana, hasta que éste empezaba a despertarse y a atender a un razonamiento superior. Cuando los músicos observan su respuesta a la música, el ritmo se acelera y va in crescendo hasta el punto de que el individuo comienza a bailar hasta un posible colapso, sinónimo de curación y liberación de su alma de los grilletes de la posesión del mal. Cuando el individuo se despierta, se le considera curado. Esta música tiene una sección introductoria lenta, con un bucle rítmico largo, complejo y relajante que sostiene una melodía igualmente larga y compleja. A esta sección introductoria lenta le sigue una versión rítmica más rápida. Más tarde, sigue la sección de baile, para concluir con otra sección lenta.

Buyludiya

Cuando llega la fiesta del sacrificio, el décimo día del mes de Dhu al-Hijjah del calendario islámico (duodécimo mes de este calendario), los habitantes de Yayuka saben que el dios Buylud está por llegar. Esa noche, se construye una hoguera en el centro de la plaza del pueblo, iluminada únicamente a la luz de sus llamas. Una vez que los ghaytas han comenzado a tocar, no hay ni una fracción de segundo de silencio durante el resto de la noche. No hay cantos, sólo el estridente sonido de veinte oboes apoyado por el inexorable ritmo del tambor tbel. No se ve llegar al Buylud, sino que se aparece de repente entre el fuego y el círculo de espectadores, una figura oscura que golpea con sus pies descalzos la tierra. El bailarín sostiene en su mano una rama, y golpea de vez en cuando a un espectador. Los gritos provocados por su gesto son cubiertos por la música. Lo que comenzó como un concierto se convierte en un espectáculo visible, un ritual. Al producirse esta metamorfosis, el elemento del tiempo deja de estar presente. Finalmente, cuando la tensión de los observadores disminuye, el Buylud desaparece del mismo modo que había aparecido. El espectáculo se convierte de nuevo en un concierto, los intérpretes vuelven a entonar sus melodías, y dan pie a los momentos más apasionados y emocionantes de la noche: la interminable y dulce música sufí que lleva al trance. Una leyenda rodea a la Buyludiya: si los Maestros Músicos dejasen de tocar la flauta, el mundo se acabaría, ya que esa música alivia la vida y aleja el mal.

Taqtuka al- yabaliya

Es la música folclórica cotidiana del país de Ybala, interpretada en gambri, lira, kamanya y tbel. Son canciones populares sobre el amor no correspondido, la bebida y el desenfreno, pero también la piedad, el amor al profeta y a la tierra de los antepasados. Es una melodía más suave y etérea sobre la vida cotidiana.

Los maestros músicos tocan esta música en ocasiones festivas como bodas, bautizos o reconciliaciones tribales. La música Taqtuka se acompaña de danzas interpretadas por jóvenes o niños vestidos con ropa de mujer, mientras los espectadores sorben vasos de té de menta dulce y fuman hierba de sus largas pipas de tierra tradicionales, conocidas como sabsi.

Tradicionalmente, la música Taqtuka era un género que celebraba todo lo que es ilícito (haram) en el islam: el vino conocido como sahba, el sexo y fumar hierbas. La gente pasaba una noche entera entregándose a prácticas ilícitas y al día siguiente, al amanecer, hacían grandes abluciones y volvían a rezar y a ser musulmanes piadosos, buenos padres de familia y maridos honrados.

Acompañamiento del sultán

Tradicionalmente, los maestros músicos de Yayuka tenían en su poder decretos sellados que les concedían el privilegio de tocar para el sultán gobernante en Marruecos. Esta música era completamente diferente de la apasionada y frenética Buyludiya y se toca con pequeñas flautas de bambú, gambri, violín y tambores. Se utilizaba para asumir el liderazgo del ejército y anunciar la llegada del sultán a una nueva ciudad. Esta música también debía despertar al sultán por la mañana, hacerle dormir por la noche y, en general, crear el ambiente en el que el sultán vivía, gobernaba y dominaba a sus súbditos.

Estos decretos se otorgaban a los músicos más diestros y los liberaba de todo trabajo, permitiéndoles tomar el diezmo de los cultivos que se realizaban la región de Yayuka. Esta función se renovó cuando la familia alauí, dinastía del actual rey de Marruecos, llegó al poder en el siglo XVII; sin embargo, se perdió a principios del siglo pasado con la partición y ocupación de Marruecos por parte de Francia y España.

Referencias

[i]  https://www.constituteproject.org/constitution/Morocco_2011.pdf

[ii]  Cf . M. Chtatou ; « The Magical World of the Master Musicians of Jahjouka » in BRISMES Proceedings of the 1986 Conference on Middle Eastern Studies. Ed. L.D. Lanthan. Oxford : British Society of Middle Eastern Studies, 1968.

[iii]  Jnoun, pl. jenn : evil spirits in the oral cultural and popular Moroccan tradition.

[iv]  https://en.qantara.de/content/the-master-musicians-of-joujouka-the-faded-myth-of-the-goat-god

[v]  Ghayta, air musical instrument. Player usually called ghayat.

[vi]  https://greekgodsandgoddesses.net/gods/pan/

[vii] Cf. R. williams. « Ornette and the Pipes of Jahjouka » in Melody Maker, March 17, 1973, p. 22.

Puede seguir al profesor Mohamed CHTATOU en Twitter: @Ayurinu