Presidenta del Grupo Internacional de Estudios y Reflexión sobre la Mujer en el Islam «Nací en Rabat en el seno de una familia tradicional pero con un padre socialista y laico que siempre me dijo: «Tu libertad es tu diploma»». Quien esto afirma es Asma Lamrabet, hematóloga, escritora y una de las representantes del feminismo islámico, que defiende los derechos de la mujer a través del Corán, una «revolución silenciosa que no tiene vuelta atrás».
Fuente: informacion.es
P. ¿Es compatible ser feminista y musulmana?
R. Es una pregunta clásica, porque parece que sean términos antinómicos, pero es como preguntar a una cristiana practicante si puede ser feminista. No veo ningún inconveniente entre el feminismo y el islam, tal y como yo lo entiendo.
P. Pero usted de joven renegaba del islam, se rebelaba contra él.
R. No renegaba, pero no me gustaban las tradiciones religiosas que discriminaban a las mujeres y siempre pensé que si hay un Dios y es justo, esto no debe ser así. Después leí, estudié y descubrí el islam sin que nadie me dijera lo que debía pensar y comprendí que no hay nada que legitime la discriminación de las mujeres.
P. Pero el fundamentalismo islámico avanza en muchos países árabes, ¿eso dificulta su trabajo?
R. Es que no ha habido una revisión reformista del islam, que es producto de siglos de transmisión de planteamientos patriarcales. Toda revisión se ve como una occidentalización y se ve peligroso, pero ahora también hay sabios musulmanes que trabajan en ello y la lástima es que aún son una minoría ante la ortodoxia islámica.
P. ¿Por qué ha fracasado el feminismo laico en países musulmanes?
R. No ha fracasado, al contrario, ha hecho que naciera el feminismo islámico. Hay mujeres muy influenciadas por las feministas occidentales, que igualmente rechazaban una religión que discriminaba a las mujeres, pero el discurso laico no cala en los países musulmanes porque el islam es una parte ineludible de la sociedad y hemos visto que podemos reivindicar nuestros derechos dentro del islam, digamos que hemos tomado el relevo. El problema es que las mujeres tradicionales ven el feminismo con rechazo porque nació en Occidente, pero podemos reivindicar derechos a partir de nuestros referentes espirituales.
P. ¿Cómo se defiende la igualdad dentro del islam?
R. Hay que deconstruir las interpretaciones misóginas y patriarcales que han marginado a la mujer y la han privado de sus derechos. Al contrario del discurso oficial,el Corán incita a la emancipación de la mujer y a su liberación, a la participación social y política, al derecho a elegir marido o al divorcio. Eso no se encuentra en el discurso oficial del islam, pero hay argumentos tajantes. El sometimiento de la mujer al marido sólo se ha fomentado por esa interpretación patriarcal y machista, pero para el Corán, la mujer ideal es la mujer autónoma y participativa, y eso es lo que queremos revelar a las mujeres.
P. ¿Tiene futuro esta visión del Corán en los países musulmanes o luchan contra un muro?
R. Es muy difícil, somos una minoría aún, pero hace diez años yo no podría tener este debate en Marruecos y ahora sí. Es una revolución silenciosa, un trabajo de fondo. Esta visión reformista del islam empezó con los egipcios en el siglo XIX pero cada vez tiene más eco. Yo no lo veré, pero espero que mis hijos sí. Es una vía entre el extremismo religioso y un modernismo sin alma.
P. ¿Le molesta que aquí sólo se hable del velo cuando hablamos de mujeres musulmanas?
R. Lo entiendo, pero estoy harta de hablar del velo porque reduce la mujer al cuerpo. Tenemos una visión monolítica del mundo islámico, pero es diverso y la radicalización es mínima. Yo hablo de derechos y a mí me hablan del velo. Es un derecho llevarlo y no llevarlo y debe ser una elección de la mujer. No es una obligación coránica, tiene que ver con la espiritualidad.
P. Pero el burka es otra historia
R. Claro, no es igual. Eso viene de la tradición wahabista y salafí de Arabia Saudí, que ha influido mucho en el resto del mundo árabe porque tiene mucho poder y eso es una lástima. Es una interpretación muy estricta del islam y no se puede defender algo que atenta contra la dignidad de la mujer.
P. ¿Qué estereotipo sobre la mujer musulmana le molesta más?
R. Lo que no me gusta es que siempre se hable de las mujeres musulmanas como víctimas y la mujer víctima del islam es un eslogan que se vende bien en el imaginario occidental. Hay víctimas pero no todas, y hay que dejar que sean las mujeres las que se liberen y no pensar «vamos a liberarlas». Y ahí pueden ayudar mucho las feministas occidentales si se desprenden de esa visión hegemónica, porque en el fondo luchamos contra la misoginia universal.
P. ¿Envidia algo de las mujeres occidentales?
R. Que tienen la suerte de vivir en países democráticos y libres. Eso es muy importante y hay que aprovechar estos espacios de libertad para luchar por la emancipación de la mujer.
P. ¿Que piensa de la activista saharaui Aminetu Haidar?
R. Que tiene derecho a luchar por su reivindicación y a expresarlo. Es un problema político que debe resolverse con diálogo.
P. ¿Cree que Turquía debería ingresar en la Unión Europea?
R. Claro que sí. Si hablamos de valores islámicos hay que saber que el 90% del Corán habla de ética, de justicia y de paz. Si Europa no quiere a Turquía por ser muy «islámica» recuerdo que las mujeres turcas han tenido derecho al voto antes que las francesas y no tienen que envidiar a nadie en igualdad.