Nuestra emblemática exposición “El Jardín Andalusí”, se resiste a desaparecer. Con el transcurso de los años y del gran número de países recorridos, “El Jardín Andalusí” se ha convertido en un clásico de la FUNCI y en la más solicitada.
En esta ocasión, y tras haber visitado anteriormente Madrid, Córdoba, Sevilla, Rabat, Marrakech, Alepo, Doueir, Medina al-Munawarah y Kuwait, entre muchas otras ciudades, llega a Doha, en Qatar, con grandes aires de renovación. Y lo hace de la mano del Jardín Coránico Botánico de Doha, perteneciente a la Qatar Foundation, y bajo el patronazgo de S.E. Sheija Hind bint Hamad Al Thani, Vicepresidenta y Directora Ejecutiva de esta fundación. El Jardín Botánico de Doha es, además, miembro de la red de jardines botánicos de nuestra plataforma para el desarrollo, Med-O-Med, paisajes culturales del Mediterráneo y Oriente Medio.
Para esta estancia, “El Jardín Andalusí” se ha rediseñado por completo, adaptándose a las nuevas técnicas expositivas y a los nuevos materiales, más ligeros y acordes con los principios de sostenibilidad medio ambiental. “El cartón, la tela, las estructuras inoxidables livianas y el material digital y audio visual hacen la exposición más fácil de montar y de adaptarse a los distintos espacios, y, sobre todo, más ecológica”, señala Encarna Gutiérrez, Secretaria General de la FUNCI.
Para esta estancia, “El Jardín Andalusí” se ha rediseñado por completo, adaptándose a las nuevas técnicas expositivas y a los nuevos materiales, más ligeros y acordes con los principios de sostenibilidad medio ambiental.
Del 15 de abril al 31 de mayo de 2018, se mostrará en un marco no menos destacable y espectacular: la facultad de Ciencias Islámicas de la Universidad Hamad bin Khalifa, ubicada en la Ciudad de la Educación. El edificio, de formas curvas y orgánicas, blanco y extremadamente luminoso, ha sido concebido por dos de nuestros amigos y colaboradores: los arquitectos Ada Yvars y Ali Mangera, del estudio MYAA.
Torreones de cartón
El diseño de los elementos y los gráficos de la exposición ha corrido nuevamente a cargo de Miguel Ripoll, quien ha concebido unas grandes torres de cartón, de 3 metros de alto, con abundantes textos, fotografías y elementos. Entre ellos desacataremos los pliegos de especies botánicas cedidos por el Jardín Botánico de Córdoba, los dibujos de Miguel y Santiago Sobrino y las láminas botánicas antiguas que hacen referencias a los jardines, huertos y predios de al-Ándalus. Las torres, por su parte, rinden homenaje a las “torres del viento” propias de la arquitectura tradicional de la península arábiga, que sirven para airear y refrescar de forma natural los edificios. Además, la torre simboliza un elemento de poder y singularidad en la mayoría de las culturas.
A las maquetas que representan distintas tipologías de jardines andalusíes, así como ingenios hidráulicos, se suman para esta ocasión tres nuevas, una de ellas, sobre los jardines del Generalife, financiada con ayuda de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID), y construida por Carlos Naucler con asesoramiento de José Tito y Manuel Casares, de la Universidad de Granada.
Por lo demás, la exposición se acompaña, como de costumbre, de numerosos ingenios olfativos que, mediante aceites esenciales, reproducen el aroma de algunos de los más representativos productos usados en época medieval.
A las maquetas que representan distintas tipologías de jardines andalusíes, así como ingenios hidráulicos, se suman para esta ocasión tres nuevas, una de ellas, sobre los jardines del Generalife.
Todo ello servirá para ilustrar, en palabras de Cherif Abderrahman Jah, Presidente de la FUNCI, “la privilegiada relación que el Islam mantiene con la naturaleza, como precursor de lo que podríamos llamar una ‘civilización verde’. El jardín y los vergeles representan en el ideario de toda cultura, lugares para la convivencia, el disfrute sensorial, el florecimiento espiritual y el desarrollo científico y económico”.