Ramadán y el ayuno en las religiones monoteístas

Autor del artículo: Dr. Mohamed Chtatou

Fecha de publicación del artículo: 20/04/2022

Año de la publicación: 2022

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El Ramadán, el mes sagrado para los musulmanes, conmemora la revelación del Corán al Profeta Muhammad (ﷺ) (Surah 2, 185). Es el cuarto de los cinco pilares del islam. El ayuno forma parte, por tanto, de las prescripciones que incumben a los creyentes musulmanes, junto con la shahâdah (la profesión de fe que atestigua que no hay más dios que Dios y que Mahoma es su mensajero), el salât (la oración), el zakât (la limosna) y el hajj (la peregrinación a los lugares santos de La Meca).

El ayuno del Ramadán, sin embargo, ha trascendido este ámbito y se ha convertido en un acontecimiento mundial[i]. En la aldea global, diplomáticos y empresarios lo han incorporado a sus agendas. Para unos es un mes de ascetismo, para otros, un mes de buenos negocios. El Ramadán impone un nuevo ritmo que va más allá de la alteración de los hábitos alimenticios[ii].

Orígenes del Ramadán

La palabra «Ramadán» deriva del árabe ramîdah o ar-ramâd, que significa «gran calor» y se refiere al noveno mes del calendario lunar musulmán. En la sociedad árabe preislámica, era un mes de tregua que podía tener una relación lejana con los períodos sagrados del cristianismo (Cuaresma) o del judaísmo (Yom Kippur). También podía corresponder a una necesaria inactividad civil y militar durante una ola de calor. Los seguidores de Abraham ayunaban en los eclipses, equinoccios y solsticios.

El islam, el judaísmo y el cristianismo tienen en común el haber situado las prohibiciones dietéticas en el centro de la vida religiosa. Moisés, Jesús, Mahoma (ﷺ): los tres ayunaron en el desierto. Yom Kippur, Cuaresma, Ramadán constituyen tres formas de observar el ayuno.

Nacidas en Oriente Medio, en paisajes de arena y sol, las tres grandes religiones monoteístas han incluido esta práctica en su calendario. La duración varía, las modalidades han evolucionado a lo largo de los siglos, pero para todas ellas, el tiempo de ayuno es una oportunidad para volver a centrarse en lo espiritual, y abrirse a compartir y cuidar. La aceptación de otra forma de estar en el mundo.

El Ramadán corresponde al noveno mes del calendario lunar, durante el cual el arcángel Gabriel reveló el Corán al Profeta Muhammad (ﷺ), según el islam. Por su parte, en la fe judía, el Yom Kippur (también conocido como el «Día de la Expiación») es el día más sagrado de la fe judía. Los judíos no pueden comer, beber, trabajar, tener relaciones sexuales o bañarse durante 25 horas. Por mandato de la Torá, se anima a los creyentes a reflexionar sobre sus pecados del año anterior y a arrepentirse.

Otras religiones también recogen prácticas similares. Por ejemplo, en el hinduismo también se practica el ayuno para separar el cuerpo de sus necesidades físicas y así obtener beneficios espirituales. Al separar las obsesiones de los placeres materiales, los hindúes crean armonía entre su cuerpo y su alma. Durante el Ekadashi se anima a los adultos sanos a ayunar completamente. Esta práctica, combinada con la oración y la meditación, ayuda a expiar los pecados, a purificar la mente y a entrenar al creyente para soportar futuras dificultades.

Con el tiempo, muchas religiones han llegado a considerar la abstinencia voluntaria de alimento como un importante rito de purificación espiritual. Al fomentar la penitencia y el sacrificio, la esencia del ayuno es evitar que las necesidades físicas ocupen el centro del escenario.

Gandhi utilizó el ayuno como «arma no violenta», un arma de increíble poder, que logró que los británicos se doblegaran ante él. Realizó su último ayuno, a favor de la reconciliación entre hindúes y musulmanes, a los 78 años, antes de ser asesinado por un fanático hindú.

En árabe, la acepción de “calor intenso” (Ramadán) considera una buena acción que quema los pecados. El ayuno permite a los musulmanes estar más cerca de Allah, pero también de los más pobres, al sentir las sensaciones de hambre y sed y eso es en sí mismo, también, una sensación de gran calor y ardor en la garganta[iii].

A su vez, el vigesimoséptimo día de Ramadán se conmemora la «Noche del Destino», cuando el ángel Gabriel (Jibril) se apareció por primera vez al Profeta Muhammad (ﷺ) para revelarle el Corán. Este mes de ayuno está, por tanto, estrechamente vinculado al sagrado Corán musulmán, cuyo primer verso revelado es “¡Lee!” (sura 96, versículo 1).

Por ello, se anima a los musulmanes a volver a leer todo el Corán durante este mes de Ramadán. De hecho, es habitual celebrar una sesión adicional de oraciones comunitarias (tarawîh) por la tarde en las mezquitas durante esta época del año, una tradición que algunos remontan al segundo califa Omar (579-644).

¿Por qué ayunar?

Aunque el ritual islámico es central para la observancia religiosa, el ayuno también es practicado por los seguidores de otras tradiciones religiosas, así como por un número creciente de personas «sin religión». Algunos hablan incluso de un fenómeno intrínseco a nuestra sociedad, en su búsqueda de sentido.

Asociado con los beneficios dietéticos, incluso terapéuticos, o como sinónimo de sobriedad frente a los excesos del consumismo, el ayuno evoca una dimensión de autocontrol y de solidaridad fraternal, de reparto y de ayuda mutua.

¿Qué sentido le damos hoy al ayuno? ¿De dónde procede su relevancia? ¿Cuál es su lugar en la tradición canónica islámica, y que objetivos espirituales y fines éticos tiene?

A partir de la pubertad, todos los musulmanes deben ayunar, excepto los ancianos o aquellos que padecen ciertas enfermedades. Esta exención también se aplica a los que tienen que viajar o están temporalmente enfermos. A cambio, estas personas deben alimentar a un pobre por cada día no ayunado. También están exentas las mujeres que estén amamantando o embarazadas, las cuales deben recuperar los días no ayunados antes del siguiente Ramadán.

Medina. Foto: Oma Chatriwala.

El ayuno permite experimentar el hambre y la sed. Recuerda a los creyentes las condiciones de vida de aquellos más desfavorecidos, un hecho que se ve reforzado por la prescripción del zakât al-fitr (limosna para la ruptura del ayuno), mencionada en varios hadices. «La mejor de todas las limosnas es la que se da en el mes de Ramadán», dice uno de ellos[iv].

Además, Abu Hurairah informó que el Mensajero de Allah (ﷺ) dijo[v]:

“La caridad no ha menguado la riqueza de nadie sino que, por ella, Allah la ha bendecido y la ha aumentado.”

Espiritualmente, el Ramadán es una invitación al autocontrol y al ejercicio de la voluntad, para que los actos del creyente sean vehículos de la misericordia divina. Así, el ayuno del cuerpo debe conducir al ayuno del corazón y acercar el alma a Dios. El creyente debe trabajar sobre sí mismo para desarrollar sus cualidades de bondad, benevolencia, paciencia, perseverancia, justicia, solidaridad, fraternidad y luchar contra sus defectos de egoísmo, hipocresía, calumnia y celos.

Durante este periodo, los musulmanes deben rezar, reflexionar sobre su fe y tratar de ser mejores. También deben contribuir con limosna, donando dinero a la mezquita o a aquellos necesitados, justo antes del final del Ramadán[vi].

El ayuno está claramente establecido en el Sagrado Corán:

“¡Oh, creyentes! Se os prescribió el ayuno al igual que a quienes os precedieron para que alcancéis la piedad.” (Surah 2, Verso 183).

يٰٓـاَيُّهَا الَّذِيۡنَ اٰمَنُوۡا كُتِبَ عَلَيۡکُمُ الصِّيَامُ کَمَا كُتِبَ عَلَى الَّذِيۡنَ مِنۡ قَبۡلِکُمۡ لَعَلَّكُمۡ تَتَّقُوۡنَۙ‏

“Ayunad días contados. Quien de vosotros estuviese enfermo o de viaje y no ayunase, deberá reponer posteriormente los días no ayunados. Y quienes pudiendo ayunar no lo hicieren deberán alimentar a un pobre [por cada día no ayunado]. Pero quien voluntariamente alimentara a más de un pobre será más beneficioso para él. Y ayunar es mejor para vosotros, si lo supierais.” (Surah 2, Verso 184).

أَيَّامًا مَّعْدُودَاتٍ فَمَن كَانَ مِنكُم مَّرِيضًا أَوْ عَلَى سَفَرٍ فَعِدَّةٌ مِّنْ أَيَّامٍ أُخَرَ وَعَلَى الَّذِينَ يُطِيقُونَهُ فِدْيَةٌ طَعَامُ مِسْكِينٍ فَمَن تَطَوَّعَ خَيْرًا فَهُوَ خَيْرٌ لَّهُ وَأَن تَصُومُوا خَيْرٌ لَّكُمْ إِن كُنتُمْ تَعْلَمُونَ

“En el mes de Ramadân fue revelado el Corán como guía para la humanidad y evidencia de la guía y el criterio. Quien de vosotros presencie la aparición de la Luna [correspondiente al comienzo del noveno mes] deberá ayunar; y quien estuviere enfermo o de viaje [y no ayunase] deberá reponer posteriormente los días no ayunados y así completar el mes. Allah desea facilitaros las cosas y no dificultároslas; engrandeced a Allah por haberos guiado y así seréis agradecidos.” (Surah 2, Verso 185).

شَهْرُ رَمَضَانَ الَّذِي أُنزِلَ فِيهِ الْقُرْآنُ هُدًى لِّلنَّاسِ وَبَيِّنَاتٍ مِّنَ الْهُدَى وَالْفُرْقَانِ فَمَن شَهِدَ مِنكُمُ الشَّهْرَ فَلْيَصُمْهُ وَمَن كَانَ مَرِيضًا أَوْ عَلَى سَفَرٍ فَعِدَّةٌ مِّنْ أَيَّامٍ أُخَرَ يُرِيدُ اللَّهُ بِكُمُ الْيُسْرَ وَلَا يُرِيدُ بِكُمُ الْعُسْرَ وَلِتُكْمِلُوا الْعِدَّةَ وَلِتُكَبِّرُوا اللَّهَ عَلَى مَا هَدَاكُمْ وَلَعَلَّكُمْ تَشْكُرُونَ

El ayuno como práctica espiritual suele estar vinculado al ascetismo (del griego askêsis, ejercicio). Aunque el ascetismo es una disciplina de vida y una forma de autodominio, la forma de practicarlo varía según las distintas culturas y filosofías. De hecho, es una tradición muy extendida en varias religiones: el jainismo, el hinduismo y el budismo, pero también las tres religiones monoteístas: el judaísmo, el cristianismo y el islam, bajo diferentes formas. El objetivo es aprender a dominar los instintos y alcanzar la plenitud espiritual.

El asceta se impone privaciones (comida y placeres) y practica la oración[vii]. Los sufíes, por ejemplo, practican el ascetismo. Para los musulmanes, el mes de Ramadán tiene una dimensión ascética en el sentido de que anima a los musulmanes a controlar sus instintos y a progresar espiritualmente[viii].

En primer lugar, el acto del ayuno tiene un significado espiritual. Como en todas las prácticas ascéticas de las distintas religiones, se trata de matar de hambre al cuerpo para tomar conciencia de que las necesidades humanas más esenciales son espirituales: reducir el tiempo dedicado a las necesidades físicas -no sólo no comer ni beber, sino también abstenerse de todo placer sexual- para dedicar más tiempo a la meditación y la oración.

El islam se muestra ante todo ritualista, insistiendo una y otra vez en las cuestiones «técnicas» del ayuno, relacionadas, por ejemplo, con su comienzo y final:

“comed y bebed hasta que se distinga el hilo blanco del hilo negro«, (Surah 2, Verso 187).

حَتَّى يَتَبَيَّنَ لَكُمُ الْخَيْطُ الْأَبْيَضُ مِنَ الْخَيْطِ الْأَسْوَدِ مِنَ الْفَجْرِ

Ramadán, mes de misericordia y piedad

La misericordia es un concepto muy importante en el islam. El primer verso del Corán comienza: «En el nombre de Allah, Clemente, Misericordioso». De hecho, Allah dijo al Profeta Muhammad (ﷺ):

“Y no te enviamos sino como misericordia para los mundos.” (Surah 21, Verso 107).

وَمَا أَرْسَلْنَاكَ إِلَّا رَحْمَةً لِّلْعَالَمِينَ

y el Profeta (ﷺ), al aprobar este verso, dijo:

“Soy una misericordia que se concedió a la humanidad». [ix]

Además, es tradición entre los ulemas enseñar a sus estudiantes (en la ciencia del hadiz) el siguiente dicho profético primero:

“A los misericordiosos les tiene misericordia El Misericordioso. Compadeceos de las gentes de la Tierra, y se compadecerá de vosotros quien está en el Cielo.”[x]

Igualmente, esto nos recuerda una historia en la que un hombre que vio al Profeta (ﷺ) jugando y besando a sus nietos le dijo:

“Tengo diez hijos y nunca he besado a ninguno de ellos.”

Entonces el Mensajero de Allah (ﷺ) respondió:

“No se tendrá misericordia (compasión) con quien (a su vez) no demuestra misericordia (compasión).”[xi]

Foto: bartb_pt

La misericordia es una de las expresiones de la taqwa. Taqwa significa esencialmente «conciencia de Dios» o «piedad», pero a veces se ha traducido como «temor de Dios», aunque no con el significado habitual de «miedo». Para desarrollar la taqwa, uno debe recordar a Allah a menudo, aprender más sobre Él, arrepentirse a menudo, ayunar a menudo, recordar la muerte a menudo, ser misericordioso a menudo y trabajar para aumentar sus buenas acciones mientras disminuye sus pecados.

Por ejemplo, Allah dice a los que buscan el conocimiento y la comprensión que tengan taqwa:

“Si sois piadosos Él os agraciará con el conocimiento.” (Surah 2, Verso 282).

وَاتَّقُوا اللَّهَ وَيُعَلِّمُكُمُ اللَّهُ وَاللَّهُ بِكُلِّ شَيْءٍ عَلِيمٌ

Y lo mismo para los que buscan la bendición y la abundancia:

Y si los habitantes de las ciudades hubieran creído y no hubiesen persistido en su incredulidad, habríamos abierto para ellos las bendiciones del cielo y de la tierra” (Surah 7, Verso 96).

وَلَوْ أَنَّ أَهْلَ الْقُرَى آمَنُوا وَاتَّقَوْا لَفَتَحْنَا عَلَيْهِم بَرَكَاتٍ مِّنَ السَّمَاءِ وَالْأَرْضِ وَلَكِن كَذَّبُوا فَأَخَذْنَاهُم بِمَا كَانُوا يَكْسِبُو

En otro verso, Allah muestra que la taqwa es el camino posible para el arrepentimiento y la redención, dice:

“Y si la Gente del Libro creyera y temiera a Allah, les borraríamos sus pecados y les introduciríamos en los Jardines de las Delicias.” (Surah 5- Verso 65).

وَلَوْ أَنَّ أَهْلَ الْكِتَابِ آمَنُوا وَاتَّقَوْا لَكَفَّرْنَا عَنْهُمْ سَيِّئَاتِهِمْ وَلَأَدْخَلْنَاهُمْ جَنَّاتِ النَّعِيمِ

La taqwa conduce a la aceptación, a la misericordia y al amor de Allah. Allah dice:

“Allah sólo acepta [las oblaciones] de los piadosos.” (Surah 5, Verso 27).

وَاتْلُ عَلَيْهِمْ نَبَأَ ابْنَيْ آدَمَ بِالْحَقِّ إِذْ قَرَّبَا قُرْبَانًا فَتُقُبِّلَ مِنْ أَحَدِهِمَا وَلَمْ يُتَقَبَّلْ مِنَ الْآخَرِ قَالَ لَأَقْتُلَنَّكَ قَالَ إِنَّمَا يَتَقَبَّلُ اللَّهُ مِنَ الْمُتَّقِينَ

También dice:

“Y sabed que los allegados a Allah no son los idólatras sino los piadosos” (Surah 8, Verso 34).

وَمَا لَهُمْ أَلَّا يُعَذِّبَهُمُ اللَّهُ وَهُمْ يَصُدُّونَ عَنِ الْمَسْجِدِ الْحَرَامِ وَمَا كَانُوا أَوْلِيَاءَهُ إِنْ أَوْلِيَاؤُهُ إِلَّا الْمُتَّقُونَ وَلَكِنَّ أَكْثَرَهُمْ لَا يَعْلَمُونَ

Y:

“la bienaventuranza será para los piadosos.” (Surah 28, Verso 83).

تِلْكَ الدَّارُ الْآخِرَةُ نَجْعَلُهَا لِلَّذِينَ لَا يُرِيدُونَ عُلُوًّا فِي الْأَرْضِ وَلَا فَسَادًا وَالْعَاقِبَةُ لِلْمُتَّقِينَ

Para el Santo Profeta (ﷺ), el Ramadán es una estación especial para la taqwa del musulmán piadoso:

“Cuando llega el mes de Ramadán se abren las puertas del paraíso, se cierran las puertas del fuego y los demonios son encadenados.”

En efecto, toda buena acción es recompensada con creces, sea cual sea su alcance:

“Allah no es injusto con nadie ni en el peso de un átomo. Cada obra buena la multiplicará con una magnífica recompensa.” (Surah 4, Verso 40).

إِنَّ اللَّهَ لَا يَظْلِمُ مِثْقَالَ ذَرَّةٍ وَإِن تَكُ حَسَنَةً يُضَاعِفْهَا وَيُؤْتِ مِن لَّدُنْهُ أَجْرًا عَظِيمًا

Posteriormente, se menciona que las puertas del infierno están cerradas, lo que indica, por un lado, la voluntad de nuestro Señor de perdonar a sus siervos todos los pecados cometidos, que normalmente conducen a la morada de su ira: el infierno. Por otro lado, el cierre indica que todos los habitantes de las tumbas son perdonados temporalmente durante este mes sagrado. Por último, el Santo Profeta (ﷺ) nos dice que los demonios son encadenados durante el mes sagrado de Ramadán.

Significado espiritual

El Ramadán no sólo consiste en la abstinencia de alimentos -desde el amanecer hasta la puesta del sol-, sino que se trata también de un viaje espiritual en el que el musulmán busca acercarse a la excelencia purificando su alma de malas inclinaciones. Este mes es también el mes de la generosidad y del compartir. Si el islam nos recuerda los beneficios de la generosidad hacia el prójimo en general, el mes de Ramadán es una oportunidad para superarse a sí mismo.

Para Hatim I. Belfkih, el Ramadán tiene una importante esencia espiritual[xii]:

“El verdadero sentido del ayuno es frenar los impulsos negativos, hacer que el ego rompa con sus hábitos, atenuar el ardor de los deseos para prepararlo a lo que le traerá felicidad y dicha, hacer que acepte lo que le ayudará a purificar su corazón.

En efecto, detrás del ayuno se encuentra la lógica del acercamiento a Dios. Hay una realidad que no es un secreto para nadie, pero que tiende a ocultarse por la costumbre. Esta realidad reside en la presencia de un vínculo directo entre el estado del cuerpo y la vida del corazón. El primero lo devuelve a su origen material, lo baja a la tierra, el otro lo devuelve a su fuente espiritual, lo eleva por su soplo primordial.

La Sabiduría Infinita de Dios quiso que el Hombre fuera la conjugación del espíritu y la materia. Uno no puede separarse del otro. Pero la búsqueda del equilibrio entre ambos no es fácil, porque no hay simetría en el manejo de estas dos entidades. En efecto, vivimos en el universo sensorial, se nos impone, no podemos escapar de él.”

El Ramadán es una verdadera fuente espiritual que alimenta el alma, acentúa la fe y la piedad. Este mes multiplica por diez las recompensas divinas ligadas a la práctica religiosa, acerca a los musulmanes y reaviva la fe. Un Ramadán sin oración ni lectura del Corán no tiene valor en sí mismo: el ayuno es ciertamente una condición, pero la práctica religiosa es inseparable del Ramadán. Compartir el takâful, la generosidad, y el amor al prójimo son valores intrínsecos del musulmán, y este mes bendito es una oportunidad para que los ponga de relieve invitando a los pobres a su casa para romper el ayuno, o cediendo su tiempo para realizar obras de caridad.

Un Ramadán sin oración ni lectura del Corán no tiene valor en sí mismo: el ayuno es ciertamente una condición, pero la práctica religiosa es inseparable del Ramadán.

El ayuno está relacionado con la naturaleza del ser humano, tal y como se enseña en el Corán. El ser humano, en el Corán, consiste en una entidad de esencia material y una entidad de esencia espiritual. El ser humano es la conjunción de las células del cuerpo y los valores del alma[xiii].

La búsqueda de la conciencia es un proyecto esencial del alma. El alma, por su propia naturaleza, es portadora de valores y se nutre de la ética. En su «asociación» con la entidad corporal, el alma humana es comparable a un jinete en su montura. El jinete no es la montura, pero ¿qué es un jinete sin montura? El hecho es que nuestros cinco sentidos son continuamente solicitados por las necesidades naturales de la entidad genética. Esta demanda es apremiante y continua. Es capaz de llenar una existencia humana con el riesgo de adormecer el alma y desviarla de su proyecto.

Al abstenerse de la comida, la bebida y la voluptuosidad desde el amanecer hasta el atardecer, el musulmán que ayuna contrarresta las inclinaciones naturales de su cuerpo. Al frenar el discurso y las iniciativas superfluas, disciplina su mente. Reafirma su voluntad para la taqwa, pues ve nacer sus impulsos y se dispone a aprehenderlos para canalizarlos adecuadamente.

Al sublimar, contener y posponer en el tiempo las necesidades físicas, el ayunante escapa de sus garras y se vuelve más disponible para la experiencia espiritual. Durante este mes sagrado, el musulmán intensifica sus ejercicios espirituales y la meditación, el recogimiento y la caridad son sus prioridades.

La religión islámica establece cinco momentos diarios de respiro llamados salât, la oración musulmana. Es un ejercicio espiritual con un ritual codificado, cuya finalidad es recordar al alma su proyecto espiritual. De igual modo, el ayuno del mes de Ramadán se inscribe en esta perspectiva.

La hora de la comida, el iftâr, suena a victoria, cuyo sabor es profundamente íntimo. Ni una dieta ni un atracón nocturno, el ayuno del Ramadán no es una mortificación del cuerpo. Está destinado a ser un mes de entrenamiento intensivo, en el que la entidad genética se debilita, aislada de sus fuentes de energía, y la entidad espiritual se vigoriza, alimentada por los actos de piedad. Es por ello que el simbolismo coránico cita la puerta de ar-Rayyân, ¡una de las puertas del Paraíso especialmente reservada a los ayunantes!

Dr. Mohamed Chtatou

Referencias

[i] Adelkhah, Fariba, & François Georgeon, ed. Ramadan et politique. Paris: CNRS Éditions, 2000.http://books.openedition.org/editionscnrs/2886

[ii] Georgeon, François. “Présentation”. Adelkhah, Fariba, et François Georgeon. Ramadan et politique. Paris : CNRS Éditions, 2000, pp. 11-17. http://books.openedition.org/editionscnrs/2899

[iii] Chtatou, Mohamed. ‘’Understanding Ramadan, its History, and Original Meaning’’, Morocco World News, April 27, 2020. https://www.moroccoworldnews.com/2020/04/300806/understanding-ramadan-its-history-and-original-meaning

[iv] Recogido por al-Bukhari y Muslim.

[v] Muslim Vol. 4, Hadiz 6264.

[vi] Chtatou, Mohamed. ‘’Ramadan is Not About Boulimia but About Caring and Sharing’’, Morocco World News, May 14, 2019. https://www.moroccoworldnews.com/2019/05/273058/ramadan-boulimia-islam-caring-sharing

[vii] Schimmel, Annemarie. Mystical Dimensions of Islam. Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 1975.

[viii] Schielke, Samuli. “Being Good in Ramadan: Ambivalence, Fragmentation, and the Moral Self in the Lives of Young Egyptians.” The Journal of the Royal Anthropological Institute, vol. 15, 2009, pp. S24–40, http://www.jstor.org/stable/20527687.

[ix] Recogido por Hakim.

[x] Recogido por Tirmidhi.

[xi] Recogido por Muslim.

[xii] Belfkih, Hatim I. ‘’La dimension spirituelle du mois de Ramadan’’, Oumma, August 11, 2010. https://oumma.com/la-dimension-spirituelle-du-mois-de-ramadan/

[xiii] Jawad, Huda. ‘’The Spiritual and Ethical Dimension of Ramadan”, Islamic Insights. https://www.islamicinsights.com/religion/the-spiritual-and-ethical-dimension-of-ramadan.html