La editorial Sirpus es una pequeña editorial cuyo propósito es esencialmente publicar temas que tengan que ver con la sensibilización social y el diálogo intercultural. La cuestión de la inmigración es una de sus prioridades, como lo demuestra el reciente título «La inmigración contada a mi nieto», de la autora argelina Aïcha Bouabaci.
Sirpus también cuenta entre sus títulos con «La escritura árabe es fácil», de Nicolas Weber, y «En el desierto no hay atascos», obra de Moussa Ag Assarid, un tuareg que se fue a vivir a Francia y relata sus experiencias.
A continuación reproducimos unos resumenes y comentarios de las citadas obras.
En el desierto no hay atascos. Un tuareg en la ciudad
Moussa Ag Assarid
«Vosotros vivís las horas, yo vivo el tiempo»
Moussa Ag Assarid lleva el viajar en la sangre. Nacido en el norte de Mali hacia 1975, hijo de padres nómadas y primogénito de una familia de trece hijos.
Con 23 años, el joven tuareg llega a Francia y cambia los dromedarios de su infancia por el TGV (tren de alta velocidad) y el metro.
Siempre en movimiento e interesado en conocer a los demás, Moussa describe en esta obra su fascinación y perplejidad ante el mundo occidental que va descubriendo: su naturaleza, sus habitantes, sus costumbres y todo aquello que no percibimos porque nos hemos acostumbrado a verlo.
Las anécdotas y comentarios que cuenta, como la cama del hotel, tan grande que podrían dormir en ella todos los niños de su jaima, el milagro del agua que sale de los grifos, la magia de las escaleras mecánicas y las puertas automáticas… son a un tiempo divertidos y enternecedores, y además muy lúcidos, sin ocultar a veces la decepción por cosas como la falta de tiempo y de calor humano. Su texto, siempre impregnado por su cultura y por su arte de vivir nómada, constituye para los occidentales una ocasión de sonreír pensando en ellos mismos.
Estudiante de Gestión en la Universidad de Montpellier-I, de cuyo Consejo de Administración es miembro, Moussa Ag Assarid también colabora de forma eventual con Radio France International y con France Culture. En su tiempo libre ejerce de narrador de relatos en las escuelas y bibliotecas y también de actor: ha trabajado en la serie televisiva «Louise la brocante». Además, Moussa preside la asociación ENNOR France para la escolarización de los nómadas, promotora de la Escuela del Desierto, que acoge a unos cincuenta niños tuareg en la orilla del río Níger.
El 3 de febrero de 2007 salió la primera caravana de París a Tombuctú, pasó por Francia, España, Marruecos Mauritania y Mali y llevó 4 vehículos todo terreno, así como material médico y escolar, a la comunidad tuareg que vive cerca de Taboye. Con esta acción ha comenzado la larga cadena de amistad, fraternidad y solidaridad con la que soñaba Moussa. También ha creado un puente entre dos universos que están muy alejados y que sacarán mucho provecho de este intercambio cultural, humano y espiritual.
La inmigración contada a mi nieto
Aïcha Bouabaci
«La vida de una familia que ha querido vivir mejor y que ve cómo su esperanza es arrebatada»
A través de un fragmento de la vida de una joven pareja formada por Ibtissam e Ibrahim, la autora trata de explicar a su nieto las vicisitudes encontradas en su búsqueda desenfrenada de la felicidad, y le hará descubrir el reverso de una medalla desconocido hasta ahora.
Ibrahim es un argelino que, como tantos miles de jóvenes de origen magrebí, se va de su casa con el objetivo de buscar una esperanza. Su meta es ir a Alemania, ganar dinero y hacerse un lugar en el primer mundo.
Ya en Alemania, Ibrahim y su mujer Ibtissam consiguen trabajo y tratan de llevar una vida mejor. Un hombre honesto que es tratado injustamente por la justicia y que se encuentra primero en la cárcel y después frente a su expulsión del país. Los dos son testigos de la dureza del primer mundo, que ofrece la libertad total de movimientos para sus ciudadanos pero que acosa sin piedad a su mano de obra barata.
«La inmigración contada a mi nieto» es un testimonio conmovedor que muestra el sufrimiento y los sentimientos más íntimos de aquellos que se ven obligados a emigrar para tener la esperanza de un futuro mejor. La autora escribe una historia construida con minuciosidad, con toques de humor, ironía, sarcasmo y a veces indignación. Tiene la fuerza y la suavidad para convencer sobre lo que es legítimo y humano. Consigue que el lector se ponga en la piel de los personajes y transmite la rabia y la impotencia que pueden sentir los ilegales, hombres y mujeres valientes que afrontan la muerte para alcanzar «el paraíso», trabajan 14 horas diarias por una paga miserable y sufren en silencio. Intentan mejorar su destino y muchas veces se encuentran con una sociedad burocrática que no deja espacio a la comprensión y a la tolerancia.
“Yasid, mi niño, con este cuento no quería en ningún caso asustarte. Pretendía sólo despertarte a la verdadera vida: la de la guerra, la de la miseria, la de todas las exclusiones de las que son víctimas miles de niños, a través del mundo entero”. A pesar de este mensaje solemne que ha querido transmitir a su nieto, Aïcha Bouabaci ha concluido la historia con una nota de esperanza, esperanza que hace vivir y que hace que el futuro sea menos duro a soportar.
Aïcha Bouabaci nació en 1945 en Saida (Argelia). Vivió su infancia y adolescencia en un entorno armonioso, propicio al encuentro con el otro. Se especializó en Literatura y Derecho en la Universidad de Argel y en Derecho Internacional (Público y Humanitario) en Holanda. Ya en Alemania enseñó en la Universidad de Heidelberg, Giessen y Bayreuth, donde se dedicó a dar a conocer la literatura y la cultura argelinas. En la actualidad vive en Frankfurt (Alemania), dónde continúa como profesora de francés, da conferencias y coordina seminarios sobre la literatura argelina. Escribe poesía, ensayo, teatro y novelas. En el año 2006 fue nombrada Caballero de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa. La autora ha observado y analizado la vida de sus compatriotas. Sin duda sus dificultades de adaptación y su marginalización han sido lo que le han impresionado más.
Aïcha Bouabaci es una mujer comprometida con los derechos humanos, los derechos de la mujer y defensora de la paz y el entendimiento entre pueblos y culturas.
La escritura árabe es fácil
Nicolas Weber
Nicolás Weber presenta un método vivo para aprender a escribir y leer árabe, sin comenzar el largo y complejo aprendizaje del idioma. Este ágil método contiene muchos ejercicios, decenas de refranes árabes, palabras prácticas, reproducción de documentos diversos y también una poesía de Nizar Kabbani. Es uno de los pocos métodos que enseña también a leer y escribir las cifras árabes utilizadas en todo Oriente Medio.
El método de este libro ha sido concebido para principiantes que no conocen ni la escritura ni la lectura del alfabeto árabe. Hay ejemplos de palabras sencillas y prácticas. Cada página va acompañada de ejercicios fáciles y claros.
La escritura árabe utiliza un alfabeto de 28 letras. El autor asegura que estudiando 4 letras cada día, en una semana se puede empezar a escribir con el alfabeto árabe.
El autor estudió en el Institut des Langues Orientals de París. Es un defensor entusiasta y buen conocedor de la lengua árabe. Vivió muchos años en El Cairo. En la actualidad está afincado desde hace más de tres años en Barcelona. Publicó en 1992, en el Cairo, «Ahlan wa salan», un completo método de aprendizaje del árabe egipcio fruto de varios años de trabajo con el Dr. Wadie Boutros.
En la Introducción del libro escribe:
«En realidad, este libro es un modesto tributo a la deuda que tengo con los árabes y su cultura.»