En julio de 1492, el nuevo estado de España expulsó a sus poblaciones judía y musulmana durante la Inquisición Española.
En reacción a eso, el Califa del Estado Islámico, el Sultán Bayezid II, mandó la Marina Otomana a España, bajo el mando del almirante Kemal Reis, para llevarlas en plena seguridad hacia tierras Otomanas. Más de 150.000 refugiados judíos encontraron refugio en el Imperio Otomano. El Sultán envió fermans (decretos imperiales) a través de todo el Imperio, ordenando que los refugiados fueran bienvenidos.
En su discurso, el Sultán dijo a los Judíos que:
«Era el orden de Dios el cuidar a los descendientes de los Profetas Abraham y Jacob, así como comprobar que tienen alimentos y protegerles. Deben establecerse en Estambul y vivir en paz a la sombra de la higuera, donde podrán dedicarse al comercio y tener propiedades.»
El Sultán Bayezid II mandó igualmente un ferman (decreto imperial) a todos los gobernadores de sus provincias europeas, ordenándoles, no solamente no maltratar a los refugiados provenientes de España, sino recibirles amigablemente. Amenazó a todos los que habían tratado a los Judíos con dureza o que se negaban a admitirles en el Imperio.
El Sultán se burló además de la conducta de Fernando II de Aragón y de Isabel I de Castilla, cuando se dirigió a los cortersanos españoles:
«¡Ustedes se atreven a llamarle Fernando el «Sabio», cuando empobreció su propio país y enriquece el mío!»
Fuente: Dante Ibrahim Matta