«El mundo de hoy es unipolar, con el Occidente globalizado en su centro y con los Estados Unidos como su núcleo.
Este tipo de unipolaridad tiene aspectos geopolíticos e ideológicos. Geopolíticamente supone la dominación estratégica de la Tierra por la hiperpotencia norteamericana, y el esfuerzo de Washington por organizar el equilibrio de poder en el planeta, de tal modo que pueda gobernar el mundo según sus propios intereses nacionales (imperialistas). Esto es negativo porque priva a otros estados y naciones de su soberanía real.
Cuando sólo hay una instancia para decidir quién es bueno y quién es malo, y quién debe ser castigado, entonces lo que tenemos es una especie de dictadura global. Estoy convencido de que esto no es aceptable. Por lo tanto, debemos luchar contra ello. Si alguien nos roba nuestra libertad, tenemos que reaccionar. Y reaccionaremos. El imperio americano debe ser destruido. Y en algún momento será destruido
Ideológicamente, la unipolaridad se basa en valores modernos y posmodernos, que son abiertamente anti-tradicionales. Comparto la opinión de René Guenon y Julius Evola, que consideraban la modernidad y su base ideológica (el individualismo, la democracia liberal, el capitalismo, el conformismo, etc.), como las causas de la futura catástrofe de la humanidad, y de otra parte, la dominación global de las actitudes occidentales como la razón de la degradación final de la tierra. Occidente está llegando a su fin y no debemos permitir que arrastre consigo hacia el abismo todo lo demás.»