Charla organizada con ocación del III Seminario Internacional de Arte Islámico, Amman, octubre de 1988, organizado por The Royal Society of Fine Arts, Amman Islamic Arts Foundation,Londres.
«Alteza Real, Excelentísimos Señores, Señoras y Señores:
En primer lugar, deseo manifestar mi gran satisfacción por encontrarme aquí, en este tercer Seminario Internacional sobre las Artes Islámicas, donde la participación de tan destacadas personalidades será motivo de enriquecimiento, así como de valiosa aportación a la enseñanza en el ámbito del arte islámico. Del mismo modo, agradezco muy sinceramente a la Organización «Islamic Arts Foundation» la gentileza de haberme invitado a participar en estos actos.
Debo señalar que mi aportación a este encuentro no tendrá el carácter propio del especialista en arte islámico que no soy, sino que, más bien, se orientará desde la perspectiva de mi condición de islamólogo y humanista, por medio de la expresión de una experiencia particular: la de la difusión de la cultura islámica en España, donde, a través del Instituto Occidental de Cultura Islámica, que me honro en presidir, se han obtenido unos resultados muy positivos, que creemos podrán ser de utilidad a la hora de establecer programas de educación o enseñanza del arte islámico en Occidente.
Aunque es de sobra conocido, merece destacarse el hecho de que, al hablar de España, nos estamos refiriendo a un país occidental, con unas características históricas muy singulares.
La recepción y asimilación del saber oriental y de la ciencia del mundo clásico grecorromano, junto a los ocho siglos de presencia islámica, dotarían a la Península Ibérica de una personalidad peculiar, diferente a la del Oriente musulmán y a la del Occidente cristiano. Peculiaridad ésta, que aún hoy en día persiste en muchos aspectos.
España, por ejemplo, representa en el Occidente europeo, el mayor exponente de la grandeza que puede alcanzar el arte islámico. Baste citar la Mezquita Aljama de Córdoba, la Alhambra de Granada, la Aljafería de Zaragoza, la Giralda de Sevilla, etc., y como conjuntos urbanísticos, las ciudades de Toledo, Granada, Daroca, Albarracín y muchas otras.
Esta gran riqueza artística, mantenida con orgullo a lo largo de los siglos, no ha sido, sin embargo, debidamente apreciada. En España, la cultura islámica en general, y el arte islámico en particular, no siempre han disfrutado de la atención que merecen, produciéndose en ocasiones, graves equívocos y profundos prejuicios.
Durante la enseñanza preuniversitaria, los libros de texto dedican sólo unas pocas páginas a la historia de Al-Andalus y su rico legado científico y artístico. En la Universidad misma, el estudio del arte islámico se reduce a unos pocos temas de algunas asignaturas en las especialidades de Historia del Arte, Arqueología, Arquitectura y Bellas Artes.
En el campo de la investigación, se han dado algunos grandes especialistas en arte islámico, que llegaron a desarrollar importantes líneas de investigación, pero desgraciadamente, al no ser continuadas por una escuela, la enseñanza en esta materia se ha visto altamente perjudicada. En este estado de cosas, no podemos, en definitiva, hablar de una auténtica programación en la enseñanza del arte islámico en España.
Sin embargo, hay que destacar el hecho de que en España, diariamente, miles de personas, españolas y extranjeras, visitan aquellos enclaves, cuyo mayor valor cultural reside precisamente en su pasado musulmán. La inmensa mayoría de estas personas contemplan con admiración esas magníficas obras, atraídas por su secreto, pero ignorando, generalmente, casi todo sobre su origen y significado.
Si aceptamos el hecho de que el arte es, fundamentalmente, el resultado de la necesidad de expresión material del pensamiento, los valores y las tradiciones de unos determinados individuos, comunidades y civilizaciones, invirtiendo el camino, el arte será el vehículo que permita llegar a la comprensión esencial de la cultura que le dio vida.
Unidad, Tolerancia y Comunidad
De esta forma, en el arte islámico encontramos que, desde el detalle más insignificante hasta el conjunto más espléndido, todo está impregnado de la filosofía básica del Islam, con sus conceptos fundamentales de Unidad, Tolerancia y Comunidad.
A mi juicio, no basta con reconocer el valor de una obra de arte, su perfección de formas, su armonía, sino que hay que esforzarse en hacer comprender la actitud hacia las artes y las motivaciones psicológicas que subyacen tras la obra artística; de lo contrario, el conocimiento será parcial e incompleto, al haberse quedado en la mera contemplación del efecto, ignorando su causa.
Por tanto, no se trata sólo de visitar monumentos y museos sino de utilizarlos como medio para acercarse a la esencia de la expresión artística, de manera que pueda captarse el espíritu creativo de la cultura que los inspira.
Pero no hay que olvidar que en Occidente resulta difícil valorar el arte islámico desde el punto de vista del observador actual, condicionado en su análisis por las características particulares de su cultura y su propio sentido estético. Por ello es imprescindible la elaboración de nuevos métodos de educación artística, capaces de transmitir al occidental toda una serie de claves de interpretación y comprensión de todos esos profundos conocimientos que encierra en si mismo el arte islámico.
Por ejemplo, para muchos sería sorprendente descubrir que, de la misma manera que en el Universo se mantienen en perfecto equilibrio infinidad de entes distintos, de diferentes reinos y diferente composición, en el arte islámico, infinidad de elementos, muchas veces provenientes de otras culturas, se combinan armoniosamente, intentando reflejar ese mismo equilibrio.
Esta asimilación de elementos en el arte, servirá para mostrar el espíritu integrador y unificador del Islam: en él todo conocimiento proviene de Allah, por lo que la cultura y las ciencias son un bien en sí mismas. De esta manera, el Islam extrae lo mejor de ellas, sin distinción de orígenes ni ideologías. Podríamos estar hablando, durante horas, de los valores científicos del Islam, así como de la grandiosidad de su manifestación artística, pero todos ustedes lo conocen sobradamente y tampoco quiero cansarles.
Esta asimilación de elementos en el arte, servirá para mostrar el espíritu integrador y unificador del Islam: en él todo conocimiento proviene de Allah, por lo que la cultura y las ciencias son un bien en sí mismas.
Enseñanzas profundas y duraderas
Vivimos en una época en que las palabras muchas veces sobran, y los discursos dialécticos consiguen comunicar, cada vez en menor medida, enseñanzas profundas y duraderas. La Cultura desempeña, de forma permanente, un importantísimo papel en Ia formación de la personalidad del individuo, pero el ritmo de vida actual y los diferentes factores socio-políticos dificultan a menudo la recepción y asimilación cultural.
En este sentido, hago desde aquí un llamamiento a los eruditos, ya que entiendo que es especial responsabilidad de los que están mejor informados, transmitir su saber de forma constructiva, lejos de la competencia intelectual, y en único beneficio del enriquecimiento común.
Sobre este principio, se forma en España, hace aproximadamente 5 años, el Instituto Occidental de Cultura Islámica, con el objetivo fundamental de impulsar el estudio y la investigación de la cultura islámica, así como su difusión a través de los más eficaces instrumentos de comunicación y transmisión cultural.
Tratamos de hacer trascender el conocimiento de los especialistas más allá de las aulas universitarias o de los centros de investigación, con un tratamiento rigurosamente científico pero a la vez en un lenguaje asequible a un público general, de diferentes ámbitos y niveles intelectuales. Porque, en definitiva, este tesoro tan extraordinario que es el saber, encierra tantos beneficios y acaba con tantos prejuicios, que no puede haber elitismos en el acceso a él, ni discriminación en su difusión.
Estamos trabajando para poner a disposición de todos, los medios necesarios para acceder a parcelas del conocimiento que, a nuestro juicio, han sido injustamente ignoradas en Occidente, y para enriquecer el espíritu con más amplios horizontes de pensamiento y nuevo material de reflexión.
Y tengo que manifestar que los resultados están siendo francamente positivos. En España, el interés por la cultura islámica crece, de día en día. Ejemplo de ello pueden ser nuestras II Jornadas de Cultura Islámica, celebradas recientemente en la ciudad de Teruel.
Tratamos de hacer trascender el conocimiento de los especialistas más allá de las aulas universitarias o de los centros de investigación, con un tratamiento rigurosamente científico pero a la vez en un lenguaje asequible a un público general, de diferentes ámbitos y niveles intelectuales.
Ha sido extraordinaria la afluencia de público, sorprendiéndonos la gran participación de jóvenes, así como el interés mostrado por parte de personas de la tercera edad. Tanto en nuestras I Jornadas, celebradas el pasado año en Toledo ( «Tolaitola»), como en estas últimas, organizamos, paralelamente al resto de las actividades, una exposición de arte hispano-musulmán.
Puedo decir que en ambas ocasiones la acogida ha resultado muy positiva. La obra artística ha sido exhibida rodeada de una ambientación histórico-social, con un carácter muy didáctico, capaz de explicar el arte en su doble dimensión espacial y temporal, y no sólo desde el punto de vista de la motivación creadora.
Ambas exposiciones han contribuido notablemente a la enseñanza del arte islámico en España, y una vez más, el arte se ha manifestado como vehículo idóneo para profundizar en el conocimiento de la cultura que lo genera. Vehículo, tan valioso o más que la propia dialéctica, ya que su realidad se percibe a través de todos los sentidos.
Creciente interés
No quiero dejar de manifestar cómo, últimamente, se puede apreciar, por parte de las Instituciones oficiales españolas, un creciente interés en apoyar cuantas iniciativas serias propicien el mejor conocimiento de la cultura islámica en general y de la de Al-Andalus en particular. Prueba de ello es que tanto el Ministerio de Cultura como el de Educación y Ciencia están colaborando de forma entusiasta en todas nuestras actividades.
Considero por tanto que es el momento adecuado para impulsar todo tipo de trabajos que sean capaces de estimular voluntades en este sentido, ya que España, por sus especiales características de único país occidental con tan importante herencia islámica, puede servir de perfecta conexión entre ambas culturas.
Por último, sólo resaltar la necesidad de luchar por conseguir la armonía intelectual y cultural, como requisito para alcanzar la necesaria comprensión y solidaridad entre los hombres de los distintos pueblos.
Ese es nuestro objetivo fundamental. Es difícil, y no lo conseguiremos, sin la ayuda de todos ustedes.
Muchas gracias.