Antonio Almagro Gorbea acaba de ingresar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Desde la FUNCI queremos felicitar calurosamente a nuestro amigo y colaborador por este nombramiento, que reconoce su larga y fecunda trayectoria en el campo de la arquitectura y la arqueología islámicas.
Reproducimos el siguiente artículo de Alejandro Pérez Ordóñez, de LAAC (Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad).
El doctor Antonio Almagro Gorbea, ingresó el pasado 27 de enero de 2008 en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid), con un discurso titulado “Palacios medievales hispánicos”. Su candidatura fue presentada por los académicos Rafael Manzano Martos, Miguel Rodríguez-Acosta y José Manuel Pita Andrade para ocupar la plaza dejada tras su fallecimiento por el arquitecto Fernando Chueca Goitia que a su vez ocupó la dejada por el arqueólogo Manuel Gómez-Moreno Martínez. Merece la pena resaltar que Emilio García Gómez, que fue el primer director de la Escuela de Estudios Árabes de Granada tras su fundación en 1932 (de la que se cumplen ahora 75 años) y que perteneció a la Real Academia de la Historia, y Antonio Almagro Gorbea, que ha ocupado también el cargo de Director de la Escuela, han sido los dos únicos miembros de este Instituto de Investigación del CSIC que han accedido al rango de miembros de Reales Academias de ámbito nacional.
Antonio Almagro Gorbea nació en Barcelona en 1948, obtuvo el título de Arquitecto en la Escuela de Arquitectura de Madrid en 1971 realizando los estudios de Doctorado en la Universidad de Roma. Entre 1972 y 1975 trabajó como arquitecto de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, en donde pasó a organizar el Gabinete de Fotogrametría del Instituto del Patrimonio Histórico Español. De 1989 a 1999 dirigió la Misión Arqueológica Española en la ciudadela de Ammán (Jordania) entre otras actividades, y en la actualidad es Profesor de Investigación especializado en Arquitectura Islámica, adscrito a la Escuela de Estudios Árabes de Granada (CSIC) y miembro del grupo de investigación “Laboratorio de Arqueología y Arquitectura de la Ciudad” (LAAC).
Medievo español
En su discurso titulado “Palacios Medievales Hispanos” consideró que el Medievo español es probablemente uno de esos periodos en que el desarrollo de ciertos ciclos artísticos alcanza una patente originalidad que lo distingue con claridad del de otras áreas culturales. Durante su intervención realizó un profundo estudio de diferentes construcciones desde Madinat al-Zahra’ hasta la Alhambra y el Alcázar de Sevilla. En la primera cristalizan en suelo peninsular modelos de arquitectura residencial a partir de los cuales, con una evolución muy apegada a la tradición, se produjeron obras de indudable calidad espacial y visual, usando materiales muchas veces de escasa calidad, pero con enorme aprovechamiento de los recursos que la geografía y la naturaleza brindaban. Los dos últimos constituyen el cenit de estas creaciones medievales hispanas que contrastan con las que se hacen en la Corona de Aragón, de más clara influencia europea.
Almagro consideró asimismo que dentro de los modelos palatinos de tradición andalusí “las clases dominantes de la sociedad castellana fueron también capaces de producir innovaciones que a la larga influyeron a su vez en el desarrollo final de la arquitectura puramente andalusí”. Destacó cómo “en todos los territorios peninsulares, aunque de forma muy especial en Castilla, se escribió una de las páginas más hermosas y originales de la arquitectura, que nos ha legado monumentos únicos de cuya tutela, ya desde sus mismos orígenes, la Academia tomó siempre conciencia”.
Rafael Manzano Martos, Académico, catedrático emérito de la Universidad de Sevilla e igualmente investigador perteneciente al LAAC, fue el encargado de dar la contestación al discurso del nuevo corporativo, del que destacó su importante trayectoria en una intervención en la que también tuvo palabras de recuerdo para el arqueólogo Martín Almagro Basch, padre del nuevo Académico. Antonio Almagro, aseguró, es ante todo arquitecto, vocacionalmente entregado a la restauración de monumentos y la investigación arqueológica y “hoy nos trae aquí un extenso recorrido por nuestros palacios medievales que, como han podido comprobar, no es un mero discurso convencional de trámite más o menos bien emperejilado, sino que supone una aportación historiográfica fundamental, que será desde hoy libro de referencia en la bibliografía de nuestra arquitectura medieval”.