Uzbekistán es sin lugar a dudas uno de los lugares del mundo que más monumentos islámicos, y de mayor valor, atesoran. Su enorme patrimonio está esencialmente compuesto de mezquitas, madrazas y mausoleos. Concentrado en la legendaria ciudad de Samarcanda, convertida en el siglo XIV en capital imperial por Tamerlán, así como en Buhara, uno de los puntos claves de la ruta de la seda, y Tashkent, la capital, está siendo objeto de importantes restauraciones desde la desaparición de la Unión Soviética.
Este año la capital ha sido designada centro de la cultura islámica por la ISESCO, y con motivo de ello Rano Sultanova, estudiante uzbeka de la Escuela Diplomática de Madrid y colaboradora de la FUNCI, nos envía este artículo y estas fotografías.
El pueblo multinacional de Uzbekistán
El pueblo multinacional de Uzbekistán (la ex república de la Unión Soviética) recibió con gran satisfacción la noticia de la decisión por parte de la Organización de la Conferencia Islámica, de declarar a Tashkent, la capital de Uzbekistán, capital de la Cultura Islámica en 2007.
Teniendo en cuenta esta decisión, el Gabinete de Ministros de la República de Uzbekistán, aprobó un decreto sobre la organización de un complejo de preparativos para la celebración de ese acontecimiento, entre ellos la organización de conferencias internacionales con la participación de sobresalientes científicos y personalidades públicas de los países extranjeros; la preparación de diferentes exposiciones sobre variadas temáticas, tanto en Tashkent como en el extranjero; la publicación de folletos, monografías y demás. Además, se otorgó a la capital el título honorífico de Soberano Uzbekistán, distinción significativa de gran importancia internacional desde el punto de vista político, histórico y cultural.
Este es un hecho que confirma el reconocimiento de Uzbekistán como un valioso contribuyente a la cultura, la ciencia y la espiritualidad islámicas, y ofrece una evidente prueba de la creciente relevancia de Uzbekistán en la escena mundial.
El pueblo uzbeko preserva, estudia y populariza numerosas reliquias del pasado. Conserva con mucho cuidado su riqueza espiritual, así como su patrimonio nacional que comprende numerosos santuarios, monumentos de la cultura islámica extraordinarios por su arquitectura, amplias redes de instituciones religiosas musulmanas, mezquitas y madrazas (escuelas coránicas), además de tradiciones y costumbres, convencido de que todo esto nos lleva a la prosperidad y al progreso.
Mezquitas y madrazas
En 1865, en 140 ciudades de Turkestán (nombre que recibía Uzbekistán en el siglo XIX) con una población de 76.000 habitantes, hubo muchas mezquitas y madrazas que llevaban nombres como Ok Machit (mezquita blanca), Baland Machit (mezquita más alta) y otros. Hay que decir que durante la época de la Unión Soviética estaba completamente prohibido restaurar o conservar edificios antiguos de Uzbekistán, por pertenecer a la época feudal en la que existía un despotismo completo.
Por eso, sabiendo cuánto valor tiene nuestra independencia, hemos vuelto a recordar y apreciar nuestro pasado injustificadamente olvidado. Todos los tesoros del pasado están bajo protección del Estado. El Gobierno de Uzbekistán decidió proporcionar significativos medios financieros y materiales para las obras de restauración, contando con la participación de numerosos especialistas, científicos, arquitectos y artesanos profesionales. Gracias a sus esfuerzos casi todos los edificios antiguos de ciudades como Samarcanda, Buhara, Hiva, Karshi y Tashkent obtuvieron su segunda vida y están brillando en todo su esplendor, y Uzbekistán se convirtió en un auténtico centro turístico de la región de Asia Central.
El secretario general de la Liga Mundial Islámica, Dr.Abdullah bin Abdulmuhsin at Turki subrayó: «La Liga Mundial Islámica estima altamente la contribución inmensa de Uzbekistán al desarrollo de la Cultura Islámica». Por su parte la UNESCO proclamó la celebración de los 1775 años de Tashkent en 2008. Todos estos acontecimientos despiertan un sentido de profundo de orgullo en el espíritu del pueblo uzbeko consciente de su multisecular historia y sus grandes antepasados.