En estos momentos de dificultades económicas y sociales, surgen con más fuerza que nunca las fobias y prejuicios que achacan al otro la responsabilidad de todos los males. Entre ellos, la islamofobia, que se alimenta mediante tópicos que, en mayor o menor medida se arrastran desde hace siglos. Uno de ellos es sin duda la visión de la mujer en el Islam, que supuestamente la discrimina y aparta del resto de la sociedad.
Asma Lamrabet, pediatra marroquí especializada en biología, se encarga de explicar en el libro El Corán y las Mujeres, publicado por la editorial Icaria, que el Islam no es intrínsecamente machista, por mucho que algunas sociedades e individuos del mundo musulmán se encargen de aparentarlo con su actitud patriarcal.
La autora, como muchas otras musulmanas , ha optado por incluirse en el movimiento del “feminismo islámico”. Ello implica una visión femenina y feminista de la cultura islámica y, en especial, una revisión a fondo de las fuentes religiosas, hasta hace poco, relegadas a interpretaciones exclusivamente masculinas.
Choca, cuanto menos, cuando se conocen las fuentes más allá de las manipulaciones rigoristas y la letra pequeña, que se deba poner tanto empeño, como el dedicado por Lamrabet y otras mujeres musulmanas, en algo que cae por su propio peso.
Lamentablemente, tanto las interpretaciones en el seno del mundo islámico, como fuera de él, la mayor parte de las veces desde la falta de rigor y de conocimiento alguno, llevan sistemáticamente a cuestionarse la libertad y el supuesto rol emancipador de la mujer en el Islam.
Este monopolio de lo masculino, desde hace más de quince siglos, en lo referente al estudio y la exégesis musulmanes, ha generado una lectura no solamente masculina, sino con demasiada frecuencia machista de los textos del Islam, lo que ha producido una cultura de tipo patriarcal, muy similar en muchos casos a la existente en época ante islámica, y muy poco al inicial espíritu que preconizaba el Islam. Esta visión misógina, si se replantea en profundidad, ha traicionado las fuentes, tanto el Corán, como la Sunna, o compilaciones de tradiciones del Profeta.
En su nueva obra, Asmaa Lamrabet reivindica una relectura de las fuentes, en especial las originales, como el Corán, no sujeto a errores de tipo humano, desde una perspectiva femenina, y con matices diferentes a las interpretaciones al uso, que poco han cambiado en la exégesis musulmana a lo largo de los siglos, desde los primeros estudios reconocidos, y que sentaron las bases de la Sharía y la jurisprudencia islámica, nada menos que en los siglos VIII y IX.
Armada de rigor y llena de pasión espiritual, Asma Lamrabet desmenuza el rol de las mujeres en el Corán, y en la propia vida del Profeta Muhammad, demostrando el carácter liberador del Islam original, y las grandes prerrogativas que concedió a las mujeres en el siglo VII, en una época y un contexto en que la mujer gozaba de un estatus deplorable. Algunas de estas prerrogativas, como el divorcio, el derecho de comerciar, de heredar y de administrar sus bienes, de participar en la vida social, ¡o simplemente de tener alma!, no fueron alcanzadas en la cultura occidental sino siglos más tarde, cuando no, recientemente.
Mujeres relevantes de la Historia
«El Corán y las Mujeres» describe de manera pormenorizada las menciones que hace el Libro Sagrado de los musulmanes a grandes mujeres de valores reconocidos universalmente a través de la Historia como María, Sara, Hagar y la Reina de Saba, pero también algunas de las esposas del Profeta, así como ciertas mujeres que por su valor político o moral constituyeron un ejemplo para la naciente comunidad islámica. Tampoco escatima la autora en descripciones y comentarios de otras mujeres que aparecen en el Corán, no por sus virtudes o su fe, sino por sus argucias, como fue la esposa de Putifar, que cayó ciegamente enamorada de José.
En cualquier caso, siempre trata de dar, con exquisito cuidado y un serio esfuerzo de reflexión, una visión humanizada de todas y cada una de ellas. A menudo su análisis no se corresponde con los tópicos o la concepción popular que se tiene acerca de algunas de ellas, como por ejemplo la Reina de Saba, o Bilkis, que es alabada en el Corán, y minimizada por los historiadores masculinos en las tradiciones cristianas y musulmanas.
Lamrabet trata también de desentrañar o explicar, desde un punto de vista lingüístico y semántico, así como contextual, las azoras o los pasajes del Texto Sagrado más controvertidos, no sólo en la actualidad, sino a lo largo de los siglos. Ello es debido, entre otras cosas, a la complejidad de la lengua árabe, que se presta a numerosos matices e interpretaciones semánticas. Así, expone con detalle su visión de las azoras que hacen referencia al adulterio, la poligamia, la herencia o el testimonio, analizando el contexto de las mismas, que no siempre se corresponde con el actual, como es lógico, así como los matices lingüísticos, que pueden cambiar por completo el significado de una aleya.
A lo largo de todo su trabajo, no deja de mencionar las fuentes clásicas y cotejar los distintos puntos de vista de los grandes estudiosos del Islam, de los primeros tiempos a la actualidad.
En este sentido, Asma Lamrabet junto con otras mujeres marroquíes pertenecientes a distintas disciplinas, médicas, abogadas e historiadoras, entre otros, ha creado un grupo de trabajo dedicado a la relectura de los textos. El propósito es precisamente sacar a la mujer de ese rol secundario y con frecuencia marginal, a lo largo de la Historia y las sociedades del Islam, mediante una reinterpretación rigurosa y respetuosa de las fuentes.
El libro de Lamrabet es un libro de referencia tanto para los musulmanes (en especial los no árabes), que a menudo desconocen el alcance de su propia cultura por ignorancia lingüística, como para los no musulmanes, con demasiada frecuencia intoxicados por los tópicos y los prejuicios.