«He estado reflexionando sobre el sufrimiento de la gente de Gaza, y en general de la que vive en lo que ‘les han dejado’ de Palestina, y el contraste con mi propia situación. He concluído que es estúpido seguir «denunciando» las atrocidades que les acaecen, en la comodidad de hogar o el trabajo, el aeropuerto, la terminal de buses o dondequiera que se esté (eso sí, con conexión WiFi ‘everywhere’, y cuando no, por UMTS -indistintamente desde la ‘laptop’ o el ‘smartphone’). Muchas veces sentado en la mesa de un café tomándote ‘un gourmet de altura’ y degustando un ‘cheesecake’ con mermelada de frambuesa ‘made in France’. O en el restaurante donde ‘una sentada’ cuesta 20 USD, servicio a la mesa, «pago con tarjeta». Otras, desde la habitación de un hotel de negocios, después de un baño de tina, mientras se ve la ‘flat screen’ sintonizada en AXN…
Y así podría seguir con una lista interminable de situaciones ‘de la vida moderna’, donde desde la mayor comodidad -y por tanto, la perspectiva más ajena-, creemos que podemos empatizar con el sufrimiento de la gente de Gaza. Somos ‘Revolucionarios del Teclado», hipócritras que con el afán de sentirnos menos ruines, vamos a Facebook-Twitter-Tumblr-Blogger con publicaciones ‘incendiarias’, imprecando contra el Régimen Sionista y sus crímenes, sus masacres, sus violaciones del Derecho Internacional y su sanguinaria inhumanidad. Pero es no sólo ridículo dado el contexto, sino inútil…
¿Que ser consciente de la realidad internacional es el principio del cambio? Sí, ‘esa la compro’. Pero mientras no haya acciones concretas, ese «principio» es completamente estéril. ¿Que es importante ayudar para que el resto del mundo sepa la verdad? ‘La compro’, también. Pero lo cierto es que a la corta caemos en un monólogo. Amigos que uno creería que tienen capacidad de discernimiento hacen caso omiso a cualquiera de las publicaciones intencionadamente para el fin mencionado (o al menos eso es lo que pareciera dada la recurrencia de ‘likes’ solo de las personas que uno ya sabe que comparten nuestra opinión respecto al tema), y están por aquí publicando sobre las más ‘notables ligerezas’ de la vida, solamente. Divirtiéndose, que finalmente «para eso son redes sociales, ¿no?».
¿Salir a las calles y demostrar descontento? ¡Hombre, qué buena idea! Seguramente habrá algún eco, sí. Ya ven que siempre que los ‘mexinacos’ salen a las calles, aun cuando sean protestas que atañen la política interna, se les hace mucho caso.
Me siento cada vez más hipócrita y cobarde, sabiendo que hubo, hay y habrá héroes anónimos (y otros no tanto, principalmente cuando han muerto en el intento) que en este momento se encuentrran luchando ‘in vivo’ e ‘in situ’ contra la inmundicia en este planeta, ayudando a los desprotegidos, denunciando la brutalidad y oponiéndose a la opresión. Uno tiene solamente ‘su vidita’ y apenas puede con ella. Y mientras sea así, pienso que habría que guardar silencio, pues este medio virtual nos ha engañado haciéndonos creer que es una ‘extensión de nuestra vida’.
Somos idiotas los Revolucionarios del Teclado.
«Qué fácil es protestar por la bomba que cayó a mil kilómetros del ropero y del refrigerador. Qué fácil es escribir algo que invite a la acción contra tiranos, contra asesinos, contra la Cruz o el Poder Divino, siempre al alcance de la vidriera y el comedor»…