Señoras y señores:
La dignidad humana se nutre de la fe o de la ética.
Si el hombre no basa su pensamiento y su conducta en uno de estos principios, acaba perdiendo el equilibrio.
Todo depende del equilibrio. Este debe ser la regla suprema de la vida y el secreto de la felicidad.
En su ansia de poder, el hombre ha desafiado a las leyes de la naturaleza, consiguiendo reproducir seres clónicos en cadena, y se ha propuesto el dominio de todo tipo de energía.
Pero por otra parte, asiste, impasible, a una degradación de sus valores fundamentales, y al crecimiento de su capacidad destructiva.
El odio y la violencia han vencido a los viejos ideales de justicia y libertad. No podemos negarlo.
Nadie hoy ignora que se está consumando un genocidio, ante la mirada pasiva y resignada de la comunidad internacional.
Ni las palabras ni las resoluciones han dado resultado.
Si somos capaces de ponernos de acuerdo para elaborar complejos planes económicos y estrategias de mercado, ¿por qué no somos capaces de frenar una guerra?
Señoras y señores:
La Europa brillante de la ilustración, de los derechos humanos, de la unión, el ser humano, en definitiva, está en crisis.
El hombre es, en mayor o menor grado, el gran responsable de esta especie de cáncer que destruye nuestra sociedad.
Es un problema de degeneración del ser humano, que se refleja desde el punto de vista individual o colectivo. Es un problema de dignidad humana.
Ante el fracaso de la clase política y la impotencia popular de poner fin a esta guerra, como a muchos otros males sociales, solo queda asumir responsabilidades individuales.
Hemos vivido demasiado tiempo tranquilos y complacidos, sin conciencia de la gravedad de los hechos que amenazan el mundo actual.
Hoy es Bosnia. ¿y mañana? ¿quién esta seguro de poder salvarse?
Con esta guerra, todos perdemos. Perdemos vidas, perdemos el logro histórico de una sociedad plural y multiconfesional, perdemos una convivencia de siglos basada en la tolerancia. Perdemos la oportunidad de restablecer una paz justa, de demostrar lo que debería ser el hombre.
Por ello es obligación moral de todos buscar soluciones, desde un punto de vista personal o de grupo, como están haciendo gran numero de personas y de organizaciones no gubernamentales. Día a día, exigiéndonos más a nosotros mismos. Defendiendo nuestros derechos y reclamando respeto al hombre y a la mujer, a la vida, a la libertad, por encima de razas y religiones.
Porque nada justifica el crimen, pero tampoco la indiferencia, ni la falta de solidaridad y ayuda.
La Fundación de Cultura Islámica ha trabajado siempre en la certeza de que la cultura y la información facilitan el entendimiento entre los pueblos y constituyen una de las bases para la formación de una conciencia del hombre en solidaridad y tolerancia.
Se ha presentado la guerra en Bosnia como una guerra confesional. En este sentido, la Fundación quiere con este acto llamar la atención sobre un conflicto en el que, una vez más, la religión esta siendo utilizada como excusa para fines nacionalistas y expansionistas.
Para ello contamos hoy con el testimonio de personas que han vivido la tragedia de esta guerra. Les felicito por su valor y agradezco su participación en esta mesa redonda.
También quiero agradecer a las organizaciones que han colaborado en la realización de este acto.
Señoras y señores: la presencia de todos ustedes aquí, también es una muestra de solidaridad.
Muchas gracias.
Cherif Jah Abderrahman