En el mundo árabe es muy común utilizar el vocablo ‘ain’, ojo, asimilándolo a las cuestiones amorosas y afectivas, como sucede con la expresión española ‘la niña de mis ojos’. Al parecer, el nombre vasco Ainhoa, cuya etimología no está bien estudiada, vendría del árabe ‘ain el hawa’, el ojo del amor. Por esta razón el nombre ha conservado la ‘h’ intercalada.
Y es que en época andalusí era muy común que los emires y califas tomaran esposas y concubinas gallegas y vascas, y llamaran a sus favoritas con esta clase de sobrenombres.